30 · 11 · 23 James Bond y su conexión con México Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña El agente secreto James Bond, creado por el escritor británico Ian Fleming, se trastocaría en uno de los grandes mitos del cine contemporáneo de la mano de los productores Albert R. Broccoli y Harry Saltzman, partir de El satánico Dr. No, filmada en 1962 y estrenada en México en enero de 1964. El personaje concebido originalmente en doce volúmenes y dos colecciones de relatos, era capaz de entablar enfebrecidas batallas en cielo, mar, tierra y cama, en nombre de su majestad británica. Un héroe apto para concretar los deseos más íntimos: destreza en el manejo de armas -desde una Walter PPK hasta armamento nuclear-, y un poder de seducción e improvisación que hacen de su vida una violenta aventura. Junto a Broccoli, su hija Bárbara y Saltzman, crecieron hábiles artesanos como Terence Young, Guy Hamilton, Lewis Gilbert, Peter Hunt y John Glenn. Al lado de éstos, Monty Norman, creador del célebre tema musical, y el compositor de cabecera, John Barry; el director de arte Ken Adam y Maurice Binder, diseñador de la mayoría de las notables secuencias de títulos. Y por supuesto, como descubrimiento máximo los actores Sean Connery, seguido de George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig. Desde Rusia con amor (1965, dir. Terence Young) Lo curioso es que el célebre espía guarda una amplia conexión con México que se inicia con su segunda aventura: Desde Rusia con amor/ El regreso del agente 007 (1963), en la que recibe la ayuda del agente turco Kerim Bey que encarna Pedro Armendáriz en su última película. En la secuencia pre créditos de Goldfinger (1964), Bond hace estallar el laboratorio de drogas del narcotraficante mexicano Ramírez. Y en Los diamantes son eternos (1971), Connery sigue al villano Blofeld hasta un complejo petrolero ubicado en Baja California. Más importante que aquellas, será 007 con licencia para matar (1989), con Timothy Dalton como Bond, filmada casi en su totalidad en nuestro país. La fotografía submarina es de Ramón Bravo y entre otros actores aparecen: Pedro Armendáriz Jr. –presidente de la ficticia República de Isthmus-, Claudio Brook, Juan Peláez, Jorge Russek, Enrique Novi, Humberto Elizondo, Edna Bolkan y Sergio Corona. 007 con licencia para matar (1989, dir. John Glen) Se observa el Gran Hotel de la Ciudad de México, en la calle 16 de Septiembre, y sus elevadores que se verán de nuevo en Spectre; el edificio de Correos en Tacuba, el Casino español en Isabel La Católica, la Biblioteca del Banco de México y el Teatro de la Ciudad en Donceles como el Casino de Isthmus. A su vez, el Centro Ceremonial Otomí en Temoaya, Estado de México, la Villa Arabesque en Las Brisas, Acapulco como la casa del capo Franz Sánchez que fuera propiedad del barón Enrico di Portanova en los ochenta. Y la vertiginosa persecución final con los trailers, fue filmada en La Rumorosa, en Tecate, Baja California. En El mañana nunca muere (1997) con Pierce Brosnan, un magnate de los medios planea provocar una guerra entre China y Gran Bretaña; se incluyen aquí, escenas en Rosarito, Baja California, realizadas en el gran tanque de agua de la 20th Century Fox donde se filmó ese mismo año Titanic, de James Cameron. Y en Quantum of solace (2008), protagonizada por Daniel Craig, el mexicano Joaquín Cosío es Medrano, general golpista boliviano exiliado que asesinara a la familia de la "chica Bond" Camille Montes (Olga Kurylenko), y Jesús Ochoa, quien encarna al Teniente Orso. Una secuencia se filmó en las montañas de San Felipe, Baja California con Bond y Camille huyendo en un pequeño avión que él pilotea. El mañana nunca muere (1997, dir. Roger Spottiswoode) Por último, quizá la más espectacular conexión mexicana con James Bond, sucede en la secuencia de apertura de Spectre (2015), que inicia con los temas musicales de Thomas Newman y Tambuco: The Day of the Death y Los muertos vivos están, durante la grandiosa procesión de los fieles difuntos entre calaveras y catrinas, en la que se aprecia el Museo Nacional De Arte (MUNAL), el Palacio de Minería, el Edificio de Correos, el Café Tacuba y el Museo del Telégrafo. Craig y Stephanie Sigman, llegan al elevador del Gran Hotel de la Ciudad de México donde se encuentran con Tenoch Huerta y Adriana Paz en una escena fugaz. Después, vienen un par de excitantes secuencias: Bond avanza por las azoteas de la Casona de Xicotencátl, anterior sede del Senado, y otras más entre Donceles y Tacuba entre las que se ven la pequeña Calle Marconi, el Callejón del 57, la Plaza Tolsá y el Teatro Fru-Fru, donde 007 dispara contra un mafioso. Después, se observa la Avenida Cinco de Mayo, 20 de noviembre, la Torre Latino y la Catedral, para dar paso al impactante enfrentamiento en el interior de un helicóptero que sobrevuela la plancha del Zócalo y en donde luchan encarnizadamente, Craig y Alessandro Cremona, como el villano Marco Sciarra. Su nombre es Bond, James Bond, el mayor anti héroe de ficción que ha dado la literatura de la guerra fría y el cine moderno.