18 · 12 · 25 LA RESERVA y otros relatos de “paraísos” invadidos Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña El cine latinoamericano e iberoamericano y sus historias han puesto en contacto al hombre con la naturaleza y los paisajes idílicos y sin contaminar, la destrucción e invasión de los ecosistemas y el allanamiento del hombre con su arrogancia y ambición. En ocasiones, la pantalla grande ha narrado relatos de esa lucha por la defensa del medio ambiente y ha testimoniado la irrupción de hombres sin escrúpulos que destruyen a su paso la belleza, la tradición, la cultura, la sabiduría e incluso la economía de aquellos pueblos vírgenes o casi, desde un punto de vista ideológico.En ese sentido, las tramas cinematográficas no sólo han servido para mostrar hermosos paisajes naturales, lenguas y costumbres, sino para tomar conciencia del robo de identidad y conquista silenciosa de múltiples pueblos y comunidades indígenas, la violencia contra lugareños y nativos, la colonización y el deterioro de la naturaleza y a su vez, el enorme mosaico cultural que esos paraísos exhiben. El estreno el día de hoy de La reserva (2025), del debutante Pablo Pérez Lombardini, nos recuerda no sólo varios de aquellos relatos sino de la lucha social emprendida ya sea por valientes mujeres o por hombres que enfrentan talas, invasiones, e incluso la pesadilla del narcotráfico en el interior de un país que se ha rendido al crimen organizado. La reserva (2025, dir. Pablo Pérez Lombardini) Toda una agradable y rotunda sorpresa el triunfo en el pasado 23er Festival Internacional de Cine de Morelia de La reserva, ganadora del Ojo a Mejor Largometraje de Ficción, Premio a Mejor Director y el Ojito a Mejor Actriz (espléndida Carolina Guzmán). Su relato filmado en blanco y negro, abre con imágenes bellísimas de esa naturaleza en peligro permanente en este notable thriller ecológico y ambientalista sobre una mujer guardabosques que protege una reserva de la deforestación, enfrentada al mismo tiempo al crimen organizado, la falta de apoyo, la corrupción de las autoridades y la indiferencia de una comunidad dedicada a la cosecha del café que le dará la espalda. A pesar de las amenazas de muerte y de las pérdidas emocionales de aquello que ama, Julia, la guardabosques, jamás perderá su conciencia social y la dignidad.Filme emotivo, sensible y crítico que cuestiona, entre otros tópicos, el abuso contra los cosechadores de café, destaca por su eficacia narrativa, social y política, apoyada en una soberbia banda sonora y actores no profesionales como la propia protagonista, que de algún modo se interpreta a sí misma. La reserva mezcla a la perfección ficción y documental y resalta las reuniones comunales, los cantos de la comunidad y un suspenso que se cierne sobre la trama y los personajes a partir de una larga investigación de campo, que Pablo Pérez Lombardini llevó a cabo en el estado de Chiapas, en las comunidades alrededor de la reserva de la biosfera del Triunfo y con los productores de café en la región. Pablo Pérez Lombardini A La reserva se suman algunas otras historias como las que muestra, por ejemplo, Cascabel (1976), dirigida por Raúl Araiza, centrada en un impetuoso director de cine debutante (Sergio Jiménez notable) que filma un documental de encargo en la comunidad lacandona de Chiapas y se rebela ante el abuso de autoridad y las injusticias de las que son objeto sus habitantes y sus ecosistemas naturales a partir de una audaz crítica al sistema político mexicano con un buen manejo del suspenso. En cambio, Raíces (1953), de Benito Alazraki, filmada en locaciones naturales en el Valle del Mezquital en Hidalgo, Chiapas, Yucatán y la zona del Tajín en Veracruz con un equipo de actores no profesionales, inauguró el llamado cine independiente en México a partir de varios relatos de El diosero, de Francisco Rojas González. Un sensible acercamiento casi antropológico al universo indígena siempre amenazado en su contaminación social y de la naturaleza. Raíces (1954, dir. Benito Alazraki) Por su parte, Bye Bye Brasil (Brasil, 1979), de Carlos Diegues, narra el periplo de una caravana de artistas que recorre todo el país en un viejo camión, llevando diversión y esperanza por las regiones más abandonadas de Brasil. Se trata de una bella metáfora, sensual y emotiva de esa nación: la mezcla del antiguo paraíso agropastoral y la urbe de nuevos horizontes, sumado a la destrucción ecológica de las regiones más abandonadas. Exhibidores de cine que recorren pueblo tras pueblo, indios del Amazonas que intentan mantener su dignidad, fábricas flotantes, contrabandistas, funcionarios públicos corruptos, trabajadores sociales y toda una extraña fauna social que enmarcan el Brasil de aquel momento.Finalmente, También la lluvia (España-Francia-México, 2010), de la realizadora Iciar Bollaín, con: Luis Tosar, Gael García Bernal y Karra Elejalde, entre otros, se concentra en un equipo de producción que realiza una película histórica en la que se presenta a Cristóbal Colón como un hombre ambicioso y el rodaje se lleva a cabo en Bolivia, por ser un país barato y con mayor población indígena. Sin embargo, cuando sucede la venta del agua a una empresa extranjera provocará un malestar social que estallará en violencia.