11 · 12 · 25 Juliette Binoche y su presencia fílmica en el FICM Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña Sin duda, una de las figuras más carismáticas, bellas y talentosas que han engalanado el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) es la francesa Juliette Binoche (1964). Tan sólo hace un par de meses durante la 23a edición del FICM, la actriz y realizadora nacida en París, recibió el Premio a la Excelencia Artística como reconocimiento a su trayectoria y aportaciones a la industria cinematográfica mundial desde su debut en Liberty Belle (1983), seguida de su actuación en Yo te saludo María (1984), de Jean-Luc Godard, y varios filmes de 1985 como: Rendez-vous, de André Téchiné, o La vida de familia de Jacques Doillon. Desde entonces ha participado en cerca de 80 películas, algunas excepcionales como: La insoportable levedad del ser, Los amantes del puente nuevo, El paciente inglés, Damage, Tres colores: Azul, Código desconocido, Copia fiel, Camille Claudel 1915, Una bella luz interior y más, obteniendo múltiples reconocimientos internacionales. Juliette Binoche en el 23er FICM Además de presentar su ópera prima como realizadora en el FICM 2025: In-I In Motion, y de protagonizar varios instantes divertidos durante el Festival, Juliette Binoche vino por vez primera a Morelia en 2014 durante la decimosegunda edición del FICM con la película Las nubes de María, de Olivier Assayas. En esa ocasión participó en una clase magistral moderada por el notable crítico de cine Carlos Bonfil fallecido este año. No sólo eso, Binoche ha sido presencia constante en varias ediciones del FICM a través de sus películas, aportando inquietantes elementos en el tema del fracaso amoroso, tópico importante de toda su filmografía.Los rompimientos románticos, la crisis de la pareja, la vehemencia del amor, sus personajes sumidos en un caos de sexualidad, historias ligadas a sentimientos de culpabilidad, frustración sexual y pérdidas físicas y amorosas se acentuaron conforme se acercaba el nuevo milenio. Los amantes del Puente Nuevo (Les amants du Pont-Neuf, 1991), de Leos Carax, por ejemplo, sirvió para el detonante de una personalidad femenina protagonista de decenas de relatos sobre el pesimismo amoroso: Juliette Binoche, a partir de una historia terrible y a momentos fascinante, que conseguía rebasar el acercamiento hiperrealista a los vagabundos parisinos para centrar su discurso en un relato de amor frustrado. Más allá de una metáfora sobre los contrastes y la descomposición social de París, era la historia de dos seres en situaciones límite: un cruel cuento de hadas romántico entre la desesperanza y el aparente final feliz. En la primera y espléndida secuencia, Carax enlaza a sus dos personajes: Alex (Denis Lavant) y Michel (Binoche), cuyo único cobijo es su confusión. Él, un tragafuegos alcohólico y cojo; ella, una pintora que sufre de una enfermedad degenerativa de la vista que amenaza con dejarla ciega. Los amantes del Puente Nuevo (1991, dir. Leos Carax) Estas carencias físicas, al igual que las automutilaciones de él, funcionaban como alegoría de su accidental marginalidad. A su vez, la ceguera de ella, se intuye como la falta de sensibilidad para captar el furioso amor de Alex, quien cojea desde el punto de vista de los celos y el amor obsesivo. Carax fue capaz de combinar el más descarnado cine directo, como lo muestra la secuencia real de los clochards y las escenas casi fantásticas, como aquel recorrido en esquí por los canales del Sena, el acto de Alex con el fuego, o la secuencia en donde la pareja se ve reducida de tamaño, acentuando con ello el desamparo de dos seres cuyo amor parece irremediablemente condenado al fracaso.En cambio, en Copia fiel (Copie conforme/ Certified Copy/ Roonevesht barabar asl ast, 2010), con la que Binoche obtuvo el Premio a la Mejor Actriz en Cannes, sus personajes se mueven entre verdad y mentira, entre apariencia y realidad. El tema del primer filme rodado fuera de su país por parte del notable cineasta iraní Abbas Kiarostami, era a su vez el del fracaso amoroso observado a través de su sensible sutileza para trastocar lo que parece un juego de cambio de roles entre un hombre y una mujer, en un drama cotidiano de un matrimonio que intenta recuperar el rumbo perdido. Clase magistral de Juliette Binoche en el 23er FICM, moderada por el crítico de cine Alonso Díaz de la Vega ¿Se trata de una farsa improvisada por esos dos personajes o es la historia de un matrimonio separado? Ella: una vendedora de arte y él, un ensayista inglés de visita en la Toscana italiana para dar una conferencia, quienes se reúnen para evocar/revivir sus quince años de dispareja unión. Hace tiempo que no están juntos, viven en países separados, él no reconoce a su hijo y mantiene un lazo alejado con su mujer. Al principio todo parece una relación de trabajo para después, introducirnos en un una dramática cotidianidad.Copia fiel explora los sentimientos femeninos de frustración y de deseo, pero también de esperanza, como sucede en la escena final cuando ella se recuesta en la cama de hotel y le dice que es el momento de estar juntos. Difícilmente una actriz podría superar el trabajo de Binoche para aportar sentimientos tan íntimos y profundos, como ocurre en aquella secuencia en la que el escritor le relata la anécdota de la mujer y de su pequeño vástago en Florencia, que al parecer no son otros más que la propia Binoche y su hijo. Se trata de uno de los filmes más sensibles, evocadores y nostálgicos sobre el desencanto y el desencuentro amoroso.