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Elvis en México y Parménides García Saldaña

Cuando el hermano gemelo de Elvis Presley falleció durante el parto, su madre interpretó el hecho como una señal divina destinada a marcar de manera especial la vida de su hijo sobreviviente. A partir de ese momento es que surge el mito a la figura del rocanrolero más célebre en la historia del género. Un culto elevado a proporciones religiosas como lo indican las fervientes muestras de adoración de sus seguidores cada aniversario de su muerte, ocurrida un 16 de agosto de 1977.

De la mano de su manager, el coronel Tom Parker, Elvis llevó los acordes de su guitarra y sus frenéticos movimientos de Tupelo, Mississippi -su pueblo natal-, a los más recónditos lugares del planeta donde existiera un tocadiscos o una radio. Su magnetismo fue tal que revolucionó la moda y el sentir de las juventudes que lo aclamaron y México no fue la excepción. Nuestro país fue inspiración de un par de cintas suyas, además de que influenció en estilos de vida y en películas mexicanas de la época. A su vez, provocó un motín en el desaparecido cine Las Américas durante el estreno de Melodía Siniestra /King Creole (1958), de Michael Curtiz, y sus filmes se prohibieron aludiendo a unas absurdas declaraciones racistas adjudicadas al cantante y actor.

Richard Thorpe, Fun in Acapulco/ Fiesta en Acapulco
Fun In Acapulco/ Fiesta en Acapulco (1963), de Richard Thorpe

Su larga aunque muy dispareja filmografía, incluye 33 cintas y se inicia en 1956 con La novia robada/ Love Me Tender, anodino western donde interpreta a un ranchero rebelde sin causa en un ambiente rural del siglo pasado, y concluye con la filmación documental de la gira Elvis On Tour (1972). De todas ellas pueden rescatarse títulos como Prisionero del rock´n roll/ Jailhouse Rock (1957), de Richard Thorpe, y la citada Melodía siniestra; en ambas se respetó la imagen inconforme y rebelde de Elvis. Los demás películas fueron un pretexto para la interpretación de sus canciones como sucede en Fun In Acapulco (1963) y Charro! (1969), cuyos títulos hablan por sí mismos.

Filmada en los Estudios Paramount y en el entonces paradisiaco puerto guerrerense bajo la dirección de Richard Thorpe, Fun in Acapulco/ Fiesta en Acapulco incluyó a dos actrices extranjeras. Por un lado, la suiza Ursula Andress que causó sensación en El satánico Dr. No (1962), primera de la saga de James Bond 007, y la tijuanense, Elsa Cárdenas, que había aparecido al lado de James Dean en Gigante (1956). Un pretexto turístico para lucimiento de Presley: ex trapecista que trabaja en un hotel como cantante y salvavidas.

Elvis compite con Alejandro Rey como clavadista en La Quebrada y protege a un limpiabotas mexicano y por supuesto, termina prefiriendo a la rubia Andress por encima de la torera en bikini que interpreta Cárdenas. Entre otras canciones, Elvis entona Guadalajara acompañado de mariachis con sarapes y sombrerotes, Vino, dinero y amor, México y You Can’t Say No in Acapulco.

En Charro!, de Charles Marquis Warren, con música de Hugo Montenegro, Presley encarna al ex forajido Jess Wade, involucrado en el robo de una pieza exquisita mexicana: un cañón de oro y plata utilizado durante la lucha contra Maximiliano. Con barba de tres días y sombrero de borlas Elvis canta el tema Charro! en este western ambientado hacia 1870 y filmado en Arizona y la frontera con México.

Charles Marquis Warren

Para completar las alusiones fílmicas a México por parte de Elvis, interpretó a su vez, a un cantante mestizo y héroe de rodeo al lado de nuestra compatriota Katy Jurado en Stay Away Joe (1968) y en Estrella de fuego (1960), de Don Siegel, comparte créditos con los mexicanos: Dolores del Río y Rodolfo Acosta.

Sin embargo, más intrigante aún, fue la excitación que Elvis provocó durante el estreno de Melodía siniestra el 6 de mayo de 1959. Un verdadero caos que propició la despedida de Elvis de las pantallas mexicanas, descrito con enorme ironía por el talentoso escritor Parménides García Saldaña (1944-1982), integrante de la “Literatura de la onda”, en su libro El rey criollo (1970): “...empezaron a arrancar los asientos de las butacas y a aventarlos, todo mundo corriendo como loco por todas partes, como si se estuviera incendiando el cine. La función se interrumpió y encendieron las luces. Y siguió el desmadre hasta que llegaron los granaderos y nos sacaron a todos del cine...”.

“…Fui con mis cuates al cine a ver King Creole. Todos admiramos a Presley, a Elvis Tulsa Presley. Es un fregón cantando. Y además bien carita, digo, cualquier vieja da las nalgas por él...Mi papá dice que es un degenerado maricón y todo eso, y mi hermano, el que estudia leyes y es secretario de la sociedad de alumnos de esa madre, dice que es un puto, y yo le digo al pendejo que ya quisiera tener la personalidad de Elvis Presley...”.