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Descubre los 10 pueblos mágicos de Michoacán

Uno de los tesoros más valiosos de México es el estado de Michoacán: desde sus coloridas y ancestrales festividades, como la Noche de Muertos o Noche de Ánimas, que pinta con cirios un lago de Janitzio resplandeciente, hasta su deliciosa gastronomía imperdible, la cual es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010.

La grandeza de la región es tal que en 1948 fue retratada por el célebre cinefotógrafo Gabriel Figueroa para la película Maclovia del director Emilio "El Indio" Fernández. Por si fuera poco, el mural "La historia de Michoacán", ubicado en la Biblioteca Gertrudis Bocanegra de Pátzcuaro y obra de Juan O'Gorman, permite apreciar la cosmovisión creacionista según el pueblo purépecha, la época precolombina y la conquista española, personajes importantes para el florecimiento del estado tarasco: Don Vasco de Quiroga y héroes de la independencia como Miguel Hidalgo y Costilla, así como la riqueza y valor de su gente.

Estos y más motivos han hecho trascender a Michoacán, ya que cuenta cuenta con diez regiones consideradas pueblos mágicos: Angangueo, Cotija, Cuitzeo del Porvenir, Jiquilpan, Paracho, Pátzcuaro, Santa Clara del Cobre, Tacámbaro, Tlalpujahua y Tzintzuntzan.

Pero ¿qué es lo que hace a un lugar ser considerado Pueblo Mágico? Deborah López, una excepcional y orgullosa guía de turistas de Michoacán, responde a esta cuestión con el alma de cada lugar: su gente. "Cada uno tiene su propio entorno, su propia visión que le va generando un encanto específico. Los pueblos mágicos son lugares que han preservado su aspecto de una manera muy importante tanto constructivo como cultural. Pero más que nada, es la conservación de las tradiciones que hace la gente, que que son quienes generan un lugar. La gente es el alma de un lugar. Entonces, tantas personas que radican en los diferentes pueblos mágicos van concentrando costumbres, tradiciones, que van generando un encanto específico", declaró.

Te invitamos a conocer la magia de Michoacán de la mano de Deborah López.

Angangueo

Enmarcada por un relieve de montañas compuesto por la sierra de Angangueo y el cerro de Guadalupe, su arquitectura destaca entre el espesor del bosque con obras como la Parroquia de San Simón Apóstol, mezcla elementos neoclásicos y neogóticos, y el Templo de la Inmaculada Concepción, de estilo gótico.

Al llegar a Angangueo se distingue la presencia de ambas: "aquí hay la Iglesia de los pobres y la Iglesia de los ricos. Es interesante ver que la de los pobres –el Templo de la Inmaculada Concepción– es un contexto colonial, hecho de cantera maravillosa, de la cual Michoacán es muy rico. Y volteas y ves un templo con mucho mármol traído de Italia, pagado por una familia que en un tiempo bueno fue la familia dominante allí. Pero esos contrastes es a lo que yo voy, lo que representa Angangueo con minas bonitas, con un paisaje que todavía se puede apreciar y la arquitectura sinuosa", cometa Deborah.

Al lado del Templo de la Inmaculada Concepción se ubica en un callejón el Mural de Jorge Tellez compuesto por seis partes "que van reflejando temáticas y contextos muy puntuales de poblaciones que han resurgido como ave fénix después de deslaves y de muchas cuestiones relacionadas con el trabajo de minería. Renacen con mucha fuerza y vamos viendo pueblos hermosos con una sinuosidad de calles. Vamos entendiendo la traza de los organismos españoles que va difiriendo de un entorno a otro. Entonces el hecho que tú lo vayas viendo y vayas entendiendo, de manera visual, cómo se va componiendo eso. Vas entendiendo la patria que tenemos, vas entendiendo la belleza de Michoacán”.

Cotija de la Paz

En palabras de Deborah, Cotija es "un escenario que tuvo por excelencia una influencia religiosa durante algunas épocas convulsivas políticas de México". Además, se destaca "por la calidad que tiene del queso; [puedes] llegar allí y ver todas estas hogueras con quesos añejos que están por añadas, como dicen ellos para ver: el joven, el duro, el añejo”.

Como señala Deborah, ahora las catas están de moda para el turismo; sin embargo Michoacán siempre las ha tenido y sobresalen por "la calidad y la forma de ir haciendo catas [...] en sus grandes queseras artesanales para que tú sepas, entiendas y disfrutes la más importante de la alta calidad de la elaboración de este producto".

Estas catas son la actividad ideal para conocer el queso de origen michoacano "porque ya es bien sabido que el queso cotija tiene denominación de origen, entonces es otro orgullo más de Michoacán. Michoacán tiene una magia en cada lugar que lo hacen definitivamente único", concluye Deborah.

Cuitzeo

Al norte del estado se encuentra Cuitzeo, ahí está "una de las maravillas arquitectónicas del Virreinato donde podemos ver en una fachada la ostentación del autor que pone su nombre: 'Francisco Metl me hizo'". Deborah se refiere al ex Convento Agustino de Santa María Magdalena, edificación que data del siglo XVI; es  un recinto que combina la estética renacentista, el neoclásico, gótico y barroco.

“Entonces alcanzas a ver unas cosas increíbles, como reminiscencias de un pasado que se niega a desaparecer por la fusión que se tuvo de dos culturas, y que en Michoacán encontró sus propias expresiones“. Este apunte que hace Deborah nos deja entrar a las puertas de conventos como el de Santa María Magdalena, donde podemos encontrar “pinturas murales con unas restauraciones bellísimas, los vestigios de dónde estaba la estufa, ver donde operaba la zona –que era como la refrigeración para la conservación de alimentos–, las celdas, la titularidad de cada santo que estaba presidiendo la celda de alguno que otro fraile [...] Entonces se presta una retrospectiva casi cinematográfica de empezar a ver como Michoacán va hilando la realidad, toda esta visión que se tuvo en otras épocas”.
También puedes visitar la Zona Arqueológica de Huandacareo, conocida como La Nopalera, donde se alcanza a apreciar una parte del lago de Cuitzeo, o a la fiesta de la Virgen de la Concepción.

Jiquilpan

Al llegar a Jiquilpan uno de los lugares obligados a visitar es el Bosque Juárez “¡es un lugar donde se ven preciosísimas las jacarandas!”; en los meses de mayo y abril es cuando sus jardines se pintan de lila.

Sus festividades abarcan desde el Paseo del Niño Dios –cada 24 de diciembre realizan la danza de los negros– hasta la espera del Pelícano Borregón en el mismo mes. Además, en  la Biblioteca Pública Lic. Gabino Ortiz se puede admirar el mural de José Clemente Orozco, “La Alegoría de la Mexicanidad” de 1940, una pieza donde el artista manifiesta su sentir acerca de la Revolución Mexicana.

Paracho

DL: “Además de ser un pueblo enclavado en la meseta Purépecha. Es una región increíble de Michoacán, donde está asentada su verdadera identidad indígena, la raíz que le da vida a Michoacán. [Es una] zona con unas proyecciones muy particulares, muy sui generis, donde los lauderos han hecho la artesanía desde hace casi 500 años– como una de las aportaciones por excelencia, traída por el primer obispo de Michoacán: Don Vasco de Quiroga–. Y que Michoacán las abraza de manera importante, generando trabajos de mucha calidad entre los obreros, verdaderos maestros guitarreros”.

Para Deborah la pasión y tradición que remite a la época colonial es una cuestión de orgullo por el trabajo de los maestros lauderos: “es una fascinación ver cómo hacen unas cajas con maderas preciosas; con palo de rosa, con unas maderas exóticas tan finamente labradas. Ver los diapasones. Ver el orgullo con que te demuestran el sonido de estas cajas acústicas. [...] Y Paracho, ya lo sabemos, que fue el escenario magnificente de la gran proyección de la guitarra de Coco, que se estrenó a través del festival como Premier Mundial en Michoacán y que catapultó la esencia de Michoacán de una manera muy importante”.

Pátzcuaro

Para adentrarnos al pueblo que Vasco de Quiroga hizo capital de Michoacán en 1539, Deborah ofrece una invaluable descripción del lugar: “parece que el tiempo se detiene en una estampa maravillosa que te deja esa magia de esa nostalgia, de esas construcciones de adobe, de madera de teja. Y con todo eso perfectamente preservado, sin contaminación visual de letreros colgados, sino todos los letreros puestos con las paredes en tinta negra y roja, como parte de un equilibrio armónico, van generando estos conceptos de pueblo mágico. Que al final del día se ven beneficiados con las bondades del turismo que sigue llegando, que viene de todos lados, de aquí, de allá y acullá. Entonces tiene muchísimo turismo nacional, muchísimo turismo de los Estados Unidos, de Sudamérica y de Europa”.
El encanto de Pátzcuaro es la preservación de sus construcciones dónde podemos observar el paso del tiempo: “entonces eso le va dando, todavía más, ese toque de magia. Por ejemplo, te están sirviendo la nieve de pasta, una receta que tiene más de 120 años patentada [y] veas unos edificios increíbles con la pátina del tiempo en sus paredes. Porque la gente lo quiere preservar con esa magia que te da ese aspecto un tanto vetusto, pues te van generando conceptos diferentes de los rascacielos, hermosos e imponentes. [...] Cuando sales de viaje, sales a disfrutar en esencia de la gente y de todo lo que tiene a su alrededor. Esa es la magia de los pueblos, que definitivamente son un distintivo muy particular que se ha generado a través del gobierno federal para apoyar justamente la preservación. De estos lugares a partir de su propio encanto”.

Santa Clara del Cobre

Deborah resalta la presencia de este pueblo mágico con una frase “en Michoacán nos encanta enseñar el cobre”. Como muchos de los pueblos en Michoacán, Santa Clara del Cobre destaca por su riqueza mineral; de tal suerte que desde la época prehispánica sus habitantes se dedican a trabajar el cobre: “somos felices mostrando el cobre con esa técnica de martillado que tiene casi 500 años y que se han empeñado en no modernizar para darle ese toque único, de tal suerte que cada artesanía sea un objeto único. Único porque no puedes contar 50 martillazos para un anillo; ¿entonces todos van a llevar 50? No. Son productos únicos que te quedas con la satisfacción de que no hay otro igual que este. Aunque en apariencia pueda parecer lo mismo.

Y no solo queda en la creación de piezas de bisutería o adorno “ahora vamos viendo la magnificencia de una creación incluso para lavabos, para campanas en las estufas, fregaderos, etcétera. Lo que le va dando un toque más moderno a la aplicación del cobre”.

Tacámbaro

Un aspecto que destaca de Tacámbaro es que es un “lugar de transición climática. Que te paras en la plaza y de un costado es clima templado y del otro lado es clima cálido”. Aunque sin duda hay que considerar su “hermosísimo entorno, con muchos tesoros, sobre todo el enfoque cultural es muy importante”, destaca Deborah.

Además de su clima privilegiado cuenta con un entorno natural magnífico del que puedes visitar La Alberca, un lago ubicado en el cráter de un volcán apagado, para realizar kayak y acampar. También es uno de los mejores lugares para comer en Michoacán, especialmente las carnitas.

Tlalpujahua

Tlalpujahua “se puede definir como otro pueblo mágico donde la Navidad es eterna. Porque en mayo puedes ir a comprar tus adornos de Navidad”. Sin embargo ese no es todo el atractivo que envuelve al pueblo minero: “también ves el encanto de lo que fue una de las minas más ricas de todo México. Entonces imagínate que Michoacán ostente la mina de las Dos Estrellas como la mayor productora de oro a principios del siglo XX. No es cualquier cosa. Imagínate que el dueño al que le explotó, generó su propio banco, generó su propia infraestructura financiera para dejar allí una constancia de lo que hoy está convertido en el primer museo Mineralógico de Michoacán.

“Además de que gozas de una arquitectura vernácula, increíble con unos toques que te manifiestan la influencia de la gente que llegó. Por ejemplo: llegaron ingenieros alemanes, muchos ingleses y vinieron a dejar constancia que se va perfilando visualmente en detalles arquitectónicos homologados a la visión local. Esta magia que tienen esos pueblos para generar en los visitantes diferentes estampas de diferentes etapas es una maravilla increíble”, concluye Deborah.

Tzintzuntzan

“Tzintzuntzan, con ese encanto tan peculiar que parece una ciudad en la que se detiene el tiempo y ves la transición de una época virreinal, de una época prehispánica y cómo se va fusionando”. Y es que en esta región se encuentran los restos de la que fue una de las tres grandes ciudades del Imperio Purépecha, para ello puedes visitar la zona arqueológica de Tzintzuntzan o la de Ihuatzio.También puedes descubrir lugares con gran historia y diseño como el  Antiguo Hospital de Indios.

“Entonces es una magia, por ejemplo, ver en Tzintzuntzan cómo se van transmitiendo todas las esencias tradicionales para acelerar la celebración previa, por decirlo, a la noche de muertos. O a la del santo Patrono, que es el Señor del Rescate, una transmisión oral y que de manera tácita nada más con ejemplos se van formando parte, tanto de las calles del pueblo, como de la esencia misma del pueblo” añade Deborah, nuestra guía de turistas.

No dejes de visitar estos pueblos  “y también en los que no son mágicos, al final del día, de manera no oficial, todos los pueblos tienen su magia maravillosa”. Michoacán es tu casa y el Alma de México.