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Un trance hacia la mexicanidad: Entrevista a Annalisa D. Quagliata Blanco, directora de ¡AOQUIC IEZ IN MEXICO! ¡YA MÉXICO NO EXISTIRÁ MÁS!

El cuerpo, al igual que el territorio, se convierte en un lienzo sobre el cual la historia se imprime. Desde un principio el título nos adentra al punto de partida de la construcción de la identidad mexicana a la que nos enfrenta Annalisa Quagliata: ¡Ya México no existirá más!; la inexistencia en un sentido de contrastes entre nuestras herencias —expresadas en mitos, deidades y violencias coloniales— y las necesidades por las que decidimos sostenerlos. 

El responder “¿cómo es que somos?" resulta en una labor inagotable; así en ¡Aoquic iez in Mexico! ¡Ya México no existirá más! (2024), Annalisa opta por incorporar las deidades que sostienen mitos que muchas y muchos desconocemos. En marco de su participación en la 22ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, dentro de la categoría Largometraje Documental Mexicano, platicamos con Annalisa para abordar su proceso artístico. 

FICM: ¿Cuál fue tu punto de partida para abordar la mexicanidad desde el documental experimental? 

Annalisa Quagliata: Mi punto de partida fue regresar a la ciudad en la que crecí después de varios años y reencontrarme con esa ciudad. Cuestionarme la relación que tenemos con la memoria del territorio, y reflexionar mucho en torno a todas las violencias totalmente vigentes hoy en día. El Estado-Nación mexicano es el gran heredero de todas las violencias coloniales; entonces me hizo reflexionar mucho en torno a todas las violencias y nuestra relación con la memoria, que de alguna forma ha sido desarticulada con tanta violencia. 

FICM: ¿De qué manera exploras y desafías los límites de lo documental en esta obra experimental? 

Annalisa Quagliata: Es una película que se desarrolla sin guion, sin ningún personaje, sin ninguna historia de un personaje que sigamos. Entonces tal vez eso en sí mismo ya sea un desafío a otras formas de hacer cine. Toda la película es un desafío, yo creo que, en cualquier aspecto formal de la película, en cualquier aspecto de cómo se hizo la película. La hice yo en casa, con amigos, con una beca, y ya está, vámonos, lo hacemos todo en casa. Es una película hecha, de alguna forma, en familia. 

¡Aoquic iez in Mexico! ¡Ya México no existirá más! (2024, dir. Annalisa D. Quagliata Blanco)

FICM: ¿Cómo decides cuáles elementos de la relación que guardamos con la mexicanidad representar de forma experimental? 

Annalisa Quagliata: No hay una decisión. Tal vez hay una decisión que fue detonando de una forma orgánica. Es una obra que se divide en cinco capítulos y cada capítulo tuvo su desarrollo. Responde más a una exploración que empezó a acontecer. El primer capítulo tiene una narración del Códice Florentino (Bernardino de Sahagún), entonces se empieza a desarrollar una idea en torno a cosas que se empiezan a deshilar en torno a algo. El segundo capítulo se detona por una canción en un concierto de rock y después como toda una idea de abordar las imágenes que incorporamos en nuestra piel. En fin, cada capítulo se va detonando por distintos intereses e intuiciones. Y pues bueno, una idea también era hacer un recorrido donde todo se va colisionando lo uno con lo otro para generar un caleidoscopio. 

FICM: Es un proyecto, como decías, con una gran carga de trabajo individual, porque tú corres a cargo de todo, pero aun así tenías un equipo que te respaldaba y te ayudaba, ¿cómo fue trabajar bajo esta lógica y cómo lograste conseguir la diversidad de archivo fotográfico y de video que se aprecia en el documental? 

Annalisa Quagliata: Yo estudié en una escuela de arte porque me interesaba mucho el cine experimental, es como mi mero mole. Entonces en esas corrientes de creación de cine es muy normal trabajar solo, trabajar en tu casa con las herramientas que tienes, manipulando manualmente, etcétera. Entonces esta es una obra que deriva de estas prácticas. Y que después se fue extendiendo a una exploración y un diálogo que empiezo a tener con amigos con los que empiezo a desarrollar la película: Lizeth, Marcela Vázquez, Los Cogelones. Toda esta película, de alguna forma, es como el residuo de relaciones afectivas que tuve con ellos y que dialoga artísticamente con todas, con todes les que forman parte del proyecto. En cuanto a creación, para mí fue bastante natural, también bastante pesado, porque de repente empiezas a cargar mucha chamba en todos los diferentes rubros. Mucho del archivo es digital o impreso; muchas revistas, muchos libros, mucha búsqueda en internet. Lo que podía encontrar, lo pescaba. 

¡Aoquic iez in Mexico! ¡Ya México no existirá más! (2024, dir. Annalisa D. Quagliata Blanco)

FICM: Ya dijiste que siempre has andado en lo experimental porque por eso mismo entraste a la escuela de arte. Entonces de ahí surge la idea de intervenir las imágenes ¿qué aporta a la construcción de la narrativa la intervención de las imágenes? 

Annalisa Quagliata: Siento que todo el recorrido es una forma de amasar y dialogar con las imágenes. Y una forma de dialogar con las imágenes es manipularlas, digamos que, en cada manipulación o intervención de las imágenes en cada capítulo, tiene su lógica distinta. En el primer capítulo, esta parte donde se ven imágenes de Tenochtitlán como medio desgarradas por el viento tenía que ver mucho con el contenido de lo que se está desplegando en la narración. Hay otra parte donde es material pintado, donde hay pétalos y flores, me interesaba mucho esta idea del popurrí, y de la flor, y del canto, y de la fiesta, y de lo colorido, la intervención con tintas. Hay una imagen de Coatlicue que es muy acuosa, donde se escucha la lluvia. Cada intervención va respondiendo a la exploración de cada fragmento, no sé, es una forma de hacer imagen. 

FICM: El reparto, las mujeres que se ven en pantalla en el documental —que son dos al menos—, ¿ellas tuvieron alguna intervención en las ideas creativas?, e inicialmente, ¿cómo pensaste la construcción del ser mujer mexicana para la narrativa? 

Annalisa Quagliata: Con Marcela Vázquez, que es realmente la que encarna deidades, por así decir, en una exploración bastante abierta que tuvimos, pero que es la mismísima encarnación de Tlazoltéotl al final del tercer capítulo y en la parte de color como esta figura que danza con la luz roja, etcétera. Con ella sí tuve un ping-pong bastante amplio de desarrollo para todo el trabajo que hicimos. El diálogo que tuve con Lizeth también, pero siento que fue un diálogo muy distinto, fue como un acompañamiento. Porque Marcela hace danza y toda la exploración que desarrollamos sí tenía que ver con una exploración corporal. Entonces la naturaleza creativa fue muy distinta. 

FICM: ¿Y tiene que ver con la construcción del ser mujer mexicana o simplemente de las deidades? 

Annalisa Quagliata: No lo plantee como tú lo estás planteando cuando empezamos a trabajar, ¿sabes? Digamos que fueron procesos que fueron caminando de formas bien distintas. Con Lizeth, por ejemplo, empecé a ir de oyente a clases de López Austin de cosmovisión mesoamericana. Y Lizeth, que vemos en el capítulo tercero, la vemos en la cocina de su mamá, vemos a su abuela. Y con ella es un diálogo en torno a lo que hemos estado hablando de las violencias y la desarticulación. Ella ya no habla náhuatl, su abuela sí hablaba náhuatl, o sea, todos esos procesos que trascienden un poco a: –¿qué es ser una mujer mexicana?– Pero pues sí, obviamente también ella sabía de todo el diálogo que estaba teniendo con Marcela en torno a Tlazoltéotl, y las figuras y la relación que tenemos con deidades nahuas, que se tratan de amasar de una forma libre en la película.