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PLACEADA. HISTORIA ÍNTIMA DE UNA EX-SICARIA: Entrevista a Alejandra Sánchez

Gabriela Martínez

A lo largo de cinco años, la directora Alejandra Sánchez Orozco entrevistó a Gabriela López, una ex-sicaria que estuvo al servicio del narcotráfico, quien pasó 20 años en el Cereso de Chihuahua. Desde muy joven Gabriela fue entrenada para ser sicaria. Fue capturada y liberada a los 43 años e intenta buscar una nueva manera de darle sentido a su vida. No quiere volver a la cárcel ni quiere morir, ella intenta acomodar un pasado del que sigue siendo presa. 

Placeada. Historia íntima de una ex-sicaria es un testimonio donde la directora explora los posibles orígenes y causas de una violencia que tiene en vilo a todo el país, que formó parte de la Selección Oficial del 20° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

El festival tuvo la oportunidad de platicar con la directora, quien nos habló de sus motivaciones para realizar este documental.

Placeada. Historia íntima de una ex-sicaria (2022, dir. Alejandra Sánchez)
Placeada. Historia íntima de una ex-sicaria (2022, dir. Alejandra Sánchez)

FICM: ¿Cómo llegó la historia a ti y por qué decidiste contarla?

Alejandra Sánchez: Los temas que he abordado en los documentales que he realizado son temas que me pega en las tripas, y el tema de la violencia en México, pues es un tema que no cesa, que comencé a sentirlo de manera muy directa cuando hice Bajo Juárez (2006), hace más de 20 años, cuando estaba en el CUEC (ahora Escuela Nacional de Artes Cinematográficas) y nunca imaginé que esto se iba a convertir en una especie de pandemia, no solamente los feminicidios, sino las expresiones de muertes violentas en México.

Tenía muchas ganas de contar una historia que abordara de alguna u otra manera el fenómeno de la violencia. Yo me puse a investigar. Hay un especialista al que le tengo mucha admiración, que se llama Jacobo Dayán, que conocí en la colonia del Valle. Lo cité para que me hablara un poco de lo que había escuchado y leído en sus conferencias y en sus escritos, y decía que la muerte en México es un negocio. Eso me estremeció. Me explicó que cada hora pasan más o menos 22 armas de manera ilegal provenientes de Estados Unidos a México, y con esas armas se cometen el 80% de los crímenes. Y entonces, efectivamente, cada muerto pertenece a un negocio, al negocio de la muerte.

Así fue como decidí empezar a elaborar el relato a partir de un personaje. Me interesaba que el personaje fuera mujer, que fuera adolescente, además, porque me parece que es justo el hilo más delgado. Empecé a ir a donde hay adolescentes que han cometido este tipo de actos e intenté entrar al Centro de Readaptación Social para Adolescentes Infractoras, en Chihuahua. Perdí un año tratando de que las autoridades me dieran acceso y ahí conocí a una custodia que también trabajaba en el Femenil de Adultas y me dijo “oye, acaba de salir una mujer que fue jefa de sicarios y que operó justo en la ventana de la adolescencia, de los 12 a los 20 años, te voy a poner en contacto con ella.” Y así fue como entré en contacto con Gabriela López.

FICM: Es muy interesante todo lo que ella relata a lo largo del documental, con mucha naturalidad, y quisiera preguntarte, ¿consideras que el cine puede considerarse un ejercicio periodístico, al menos el cine documental?

AS: Sí, yo creo que efectivamente el periodismo y el cine tienen herramientas que se comparten, o sea, para poder hacer documental se necesita mucha investigación, pero también mucha imaginación. Yo creo que igualmente en el periodismo se necesita una base de investigación profunda. Hay diferencias en términos de objetivos.

Hay películas que están mucho más dotadas de evidencias, de pistas. Por ejemplo, Bajo Juárez (2006), para mí fue una película donde llegué a requerir de evidencias que pudieran develar esta maquinaria de impunidad en la que se trazan esos feminicidios. Pues, ¿cómo develas en pantalla que el Estado es responsable por comisión o por omisión en su manera de actuar? En el caso específico de Gabriela, aunque me hice de herramientas periodísticas, yo tenía muy claro que quería contar la historia de cómo una mujer joven a los 12 años se inserta en las filas del crimen organizado. Y que no, no es una decisión, como la mayoría de las personas pudiéramos creer, sino es una serie de situaciones que dan por consecuencia que muchos chavitos y chavitas hoy en día tomen ese camino. Porque esa historia es de los años noventa y se han enrolado por elección, algunos luego de ser secuestrados o a veces son seducidos, o las tres, por estas organizaciones criminales. 

FICM: Revisando un poco tu filmografía, ya hablabas de Bajo Juárez (2006), pero también está Agnus Dei (2010) y Seguir viviendo (2014), que es más un ejercicio de ficción, ¿cierto? ¿Qué tan distinto fue para ti hacer, tomando de referencia a estas temáticas, un ejercicio entre la ficción y entre el documental?

AS: Mira, yo creo que la línea entre el documental y la ficción casi siempre es muy difusa, ¿no? Es decir, el cine empezó en 1895 siendo documental, pero muy pronto como que los caminos de la ficción y el documental se bifurcaron. Pues, los mismos Lumière descubrieron que podía volverse espectáculo. Pero bueno, el cine también aquí en México llegó siendo documental, ahí tenemos las primeras tomas también conocidas como "vistas". La primera película exhibida fue de Porfirio Díaz entrando al Palacio, al Castillo de Chapultepec con su gabinete, por ejemplo.

Digamos que hacer cine para mí no tiene mucha diferencia en términos de frontera. Pues, creo que para hacer ficción también se necesita mucha investigación y mucha imaginación. Creo que, así como los inicios del cine, las fronteras en el cine contemporáneo también tiene se vuelven muy difusas. Muchos documentales echan mano de herramientas de la ficción y viceversa. Para mí el cine es eso, un ejercicio de interpretación de la realidad, en donde la invitación a interpretarlo es similar a cómo hacen los científicos desde su propia disciplina, a partir de tener una serie de preguntas, de inquietudes, de perspectivas, ante lo que sucede.

Una vez que tienes más o menos claro qué hacer, hay que abordarlo y hay diferentes formas de hacerlo y diferentes estilos. Por eso creo que el cine en lo general es un oficio complejo y para mí no hay mucha diferencia entre el documental y la ficción, salvo en la manera de producir, pues a veces es mucho más caro hacer ficción que documental. Es mucho más complicado levantar mundos imaginarios en todo caso. Pero bueno, siempre esos mundos imaginarios, al menos conceptualmente, dependen de o vienen de la misma génesis que es pararse frente a la ventana de la realidad, a contemplarla y a buscar la manera de contarla.

Placeada. Historia íntima de una ex-sicaria (2022, dir. Alejandra Sánchez)
Placeada. Historia íntima de una ex-sicaria (2022, dir. Alejandra Sánchez)

FICM: En tu ejercicio como documentalista, ¿has sentido en algún momento que tu seguridad está vulnerada o que de cierta forma pones en riesgo tu integridad?

AS: Todos los temas que he abordado hasta ahora en el cine, han sido temas que pudiera ser que me pongan en ese espacio, pero yo no sé si es por lo dilatado del tema, ¿no? O sea, en México tienen muchos problemas de asesinatos en contra de periodistas y creo son ellos los que corren muchísimo más riesgo, van tras una noticia, van justamente a una investigación que se vuelve profunda y que los vulnera.

No he hecho un cine que hasta ahora me haya ocasionado amenazas ni cosas así. Pues, específicamente en este último trabajo, pues yo tenía claro que tenía que cuidar la integridad de Gabriela, la mía y la de mi equipo, entonces en ese sentido me dediqué más a hablar de toda la parte íntima, emocional y evitar pues hacer algún apunte sobre algún cartel en específico, alguna fecha o algún dato geográfico. Para eso me ayudó mucho David Peña, que es un abogado que se sentó con Gabriela y conmigo en los Estudios Churubusco a ver la película y ver si había algo que nos pudiera vulnerar o poner en un espacio de riesgo. 

FICM: Justo quería preguntarte ¿cuáles son las impresiones de Gabriela respecto al documental?

AS: Pues a Gabriela le gustó mucho. Al final el último corte no lo vio. Más bien, cuando vio un corte previo y me dijo “Oye, yo quisiera tener otra entrevista si es posible.” Y es así como llegamos a la entrevista final. Yo creo que para Gabriela también fue un ejercicio de conciencia, de revisitar su propia adolescencia y sus actos. Creo que le permitió, al final de cuentas, tener este golpe de realidad que vemos en la entrevista final de Placeada (2022).

FICM: ¿Has recibido comentarios del público sobre este documental?

AS: Fíjate que sí. La gran mayoría empatiza mucho con Gabriela. Quiero aclarar que este documental no busca justificarla ni fiscalizarla. Yo creo que nada justifica quitar vidas. En este caso, conté la vida de una mujer que fue sicaria y el público tuvo la misma sensación que yo, de vértigo ante la idea de empatizar o sentirse reflejados en una mujer que uno pensaría que no tiene nada que ver con nosotros mismos.

FICM: ¿Qué obstáculos enfrentaste durante el proceso de realización de todo este documental?

AS: Pues mira, fue un documental complicado, que no era fácil de fondear justo porque el personaje es muy estigmatizado. Batallé mucho para colocarlo, para conseguir fondos y producirlo. Eso ocasionó que me tardara mucho tiempo; gran parte del documental se hizo gracias a la generosidad del equipo de Fernanda Valadez, de Erika Licea, de Ana García, de gente que trabajamos un buen rato sin tener recursos.

Al final pude pagarle al equipo porque conseguí un fondo para la postproducción y así fue como lo logramos. Entonces, fue un documental que me tomó mucho tiempo, evidentemente fue también un personaje que tenía que meterle mucho análisis para poder liberar esta estigmatización y mis propios prejuicios, para poder entenderlo desde otro lugar.

FICM: Hablas de prejuicios. ¿Qué prejuicios tenías con respecto al personaje o al personaje que estabas buscando plasmar?

AS: Todo mundo puede tener prejuicios con aquellos que se han atrevido a jalar gatillos, pues uno tiene una frontera muy clara en donde dice: “pertenezco a la parte buena de la sociedad y ellos son la parte mala.” Pienso que desafortunadamente en una sociedad tan complicada como la mexicana, es parte de esta sociedad y es consecuencia de la irresponsabilidad de los ciudadanos y ciudadanas, que hemos permitido al Estado mexicano no dar condiciones distintas de vida, no dar espacios y alternativas. Es un Estado desorganizado que no les da oportunidades, pero el crimen organizado de cierta forma sí, entonces se van diluyendo ese tipo de prejuicios o ese tipo de estigmatizaciones a partir de entender que Gabriela, por ejemplo, viene de una familia muy desintegrada, de un padre muy violento, de una comunidad y una sociedad con el tejido social muy desgastado. Verlo así te permite entender más allá de estos fenotipos que proyecta la heroicidad que plasman las series de las plataformas donde los tratan de humanizar y finalmente los vuelven un poco como héroes y protagonistas. Una mujer está para dar vida y no para jalar gatillos. Entonces, romper ese paradigma y a partir de ahí contar una historia, se volvió todo un reto.