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Nicolás Celis: A morir a los desiertos, un viaje guiado por el canto cardenche

Nicolás Celis es uno de los fundadores de Pimienta Films, productora de cine independiente que se ha convertido en una de las casas más importantes del país. Celis ha colaborado en diferentes películas como Heli (2013), de Amat Escalante; Roma (2018), de Alfonso Cuarón, y la recientemente seleccionada por  el Festival de Cannes en la sección Una Cierta Mirada, Noche de fuego (2021), de la directora mexicana-salvadoreña Tatiana Huezo.

Pimienta Films fue la encargada de producir A morir a los desiertos (2017), documental dirigido por Martha Ferrer, el cual formó parte del 16° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) en 2018 y que desde el 28 de mayo está en diferentes salas de cine de país.

Nicolás Celis Nicolás Celis

El documental fue seleccionado en 2016 para participar en la segunda edición de Impulso Morelia el espacio creado por el FICM para apoyar proyectos en desarrollo y postproducción.

En 2010, Marta Ferrer ganó el premio a Mejor Largometraje Documental Mexicano en el 8° FICM por El varal.

A morir en los desiertos es un documental sobre la vida en la Comarca Lagunera donde habitan los últimos cantantes del canto cardenche, una melancólica melodía de amor y desprecio, de lamento y tragedia. Este es un viaje en busca de los últimos vestigios de esta tradición.

El FICM tuvo la oportunidad de platicar con el productor de este trabajo ganador del premio a Mejor Documental de la trigésima edición del Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse realizada en 2018.

A morir a los desiertosFICM: ¿Cómo fue trabajar al lado de Marta Ferrer?

Nicolás Celis: Bueno, fue mi primera película con Marta Ferrer. Me gustó mucho su trabajo anterior en Varal (2009), ella es de esta generación de grandes documentalistas. Pese a que ella no es mexicana, sino española, para mí eso nunca ha sido una cuestión importante, ella ha hecho mucha carrera en México y es parte de los grandes documentalistas que tiene el país.

Empezamos este proyecto en 2012, ella tenía mucho tiempo de investigación y de trabajo previo con los cardencheros en la comarca lagunera. Cuando nos invitó al proyecto, ella ya tenía un desarrollo armado. A mí me encanta meterme desde el principio, pero realmente cuando te llega un proyecto como este, uno no puede decirle que no sólo porque uno no fue esa cabeza que lo diseñó. Como productor hay proyectos que acompañamos desde el día uno y hay otros que llegan hasta en posproducción.

Nos tomó varios años financiarla porque en general los documentales son un reto a nivel financiero porque, al menos aquí en México, los documentales no están hechos de forma industrial, ahora está de moda ver documentales por las plataformas, pero estos documentales que no persiguen el lucro, al final son un reto. A mi me dio mucho gusto porque Marta lograra una pieza tan grande; es una muestra de su trabajo no solo como directora, sino de su ojo como fotógrafa, también de su gran oído porque la música en la película es todo un viaje.

Marta nos da una experiencia fílmica que yo aprecio muchísimo y me encantaría que su audiencia le dé una oportunidad a la película, porque es un viaje a conocer el canto cardenche, a conocer unos personajes sumamente entrañables. Es una invitación a realmente sentir lo que generan las películas, llegas y sales sintiendo y aprendiendo algo nuevo.

FICM: ¿De qué manera te involucraste con A morir a los desiertos?

NC: Mi hermano también jugó un papel importante como coproductor y Marta, sin duda, tuvo un peso muy grande. En los documentales actorales, los directores tienen un peso importantísimo en la producción porque realmente es la mirada de los directores y es su punto de vista sobre cierto tema, pero para que lleguen a buen puerto depende de los productores para que empujen el que tengan esta fuerza incansable de acompañar la obra.

Para nosotros fue importante tener el fondo PROCINE, que es un fondo que se extinguió el año pasado por el tema de los fideicomisos. Era un fondo destinado a películas más de tinte autoral y eso es lo que más ayuda. La existencia de estos fondos permite que haya libertad de expresión, que no tengas que censurarte, que no debas tener tantas concesiones por los recursos y eso permite que en México haya tantos cineastas destacando cada día porque tienes esa libertad de explorar.

Para nosotros el trabajo consistió en acompañar a Marta y con los pocos recursos que teníamos, lograr lo que ella quería hacer. El trabajo del productor parece sencillo, pero no lo es, implica el acompañamiento.

FICM: ¿Cuáles son las diferencias entre producir documental y ficción y qué dificultades particulares tiene cada uno?

NC: Yo creo que al final, todas las películas de cualquier género terminan siendo de noventa minutos, no importa si es documental, si es animación. Siento que a nivel producción de cierta forma es lo mismo. La película se defiende por sí sola una vez que sale y en ese sentido todas requieren los mismos elementos: fotografía, música, sonido, material de archivo, dinero, todo el tema legal. Entran en la misma canasta las herramientas, pero yo siento que los documentales están trabajando con la verdad, al final es subjetivo porque depende del ojo que está mirando, pero siento que en el documental en su proceso es distinto, pues implica cuidar a los personajes, trabajar con su realidad, y siento que con la ficción te puedes dar cualquier licencia.

A mí me gusta un trabajo que esté lleno de verdad, no manipularlo, que vaya afín a mis creencias. Sí creo que los temas que escogemos ya existen así, al final un documental implica moverte por el lugar, por tus personajes, si tienes que esperar mucho tiempo debes hacerlo.

FICM: ¿Qué tipo de cine quiere producir Pimienta Films?

NC: Sin duda hemos tenido una carrera de un cine que nos gusta, de un cine del que nos sentimos orgullosos y satisfechos. No creo que tengamos una línea definida, nuestra brújula es que nos gusta hablar, trabajamos con quien nos gusta hacerlo, con quien sabemos que vamos a lograr terminar la película porque hay muchos casos de películas donde no las terminan, pues hacer cine es difícil.

Lo que nos gusta hoy es lo mismo que nos ha gustado en los años anteriores, nos gustan las películas que tengan una temática en la que creamos, que estén pensados en temas sociales; películas que sean entretenidas, que tengan un alcance internacional, películas que logren posicionar a los directores y a nosotros. No es limitativo, podemos hacer comedias también. Queremos encontrar voces que nos gusten, que hablen de la verdad y que puedan sobrevivir al paso del tiempo.

FICM: Desde tu perspectiva de productor que ha trabajado con realizadores como Amat Escalante, Tatiana Huezo, Jorge Michel Grau, Alfonso Cuarón, todos ellos con lenguajes muy distintos pero con propuestas muy personales e interesantes, ¿Qué rumbo crees que esté tomando el cine mexicano contemporáneo?

NC: Me parece que es un momento importante. Si bien se recortó el apoyo de PROCINE, surgieron otros fondos para apoyar el cine y para mí es fundamental celebrar que estos existan, y sensibilizar a la gente que piensa que el cine está sobre apoyado. Yo diría que tengan paciencia porque hay cosas muy buenas que se han hecho a nivel industria, en los últimos años se ha ido profesionalizando la industria muchísimo, se están produciendo más de 200 películas al año. Se están produciendo películas extranjeras aquí, el personal mexicano se están yendo a dirigir a otros países, eso va a tomar tiempo en verse.

A donde lleguen, las películas mexicanas se ven con buenos ojos, en los festivales se les está esperando, yo creo que se está fortaleciendo la industria y el hecho de que existan esos fondos permite esa libertad creativa. Es importante tener una muy buena formación y siento que es algo a lo que México le ha apostado mucho.

Actualmente vemos con la selección del Festival de Cannes que hay un montón de coproducciones mexicanas, hay algunas otras participando en otras secciones y no son los mismos nombres de siempre.

En el equipo creativo y productores hay nuevos nombres y lo vimos el año pasado con Sin señalas particulares (2020, dir. Fernanda Valadez), Cosas que no hacemos (2020, dir. Bruno Santamaria Razo), Ya no estoy aquí (2019, dir. Fernando Frías), y siento que eso es muy sano, hay un gran nivel de debut en México.

FICM: ¿En qué tipo de películas te interesas personalmente como productor?

NC: Yo creo que el mundo está cambiado en cómo se ven las películas, está cambiando en como la gente lo consume. Siento que soy parte de una generación que no rechaza ese cambio, eso es importante porque va definir cómo vamos haciendo las películas. Para mí, como productor, elegir una película implica: hacer películas con la libertad con las que las he venido haciendo, la libertad creativa es mi mayor capital, eso se ha vuelto un lujo. Mi meta sería esa, seguir haciendo películas con artistas que me gustan y darles las herramientas que cada vez están más limitadas. Para mi producir es encontrar esa fórmula de decir, cómo financiar las películas, el reto es cómo hacer películas que valoremos, que admiremos, que son importantes para nosotros en estos tiempos de tantas cambios y donde existe mucha competencia.