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MI VIDA DENTRO, LA FRONTERA INFINITA, TRAZANDO A ALEIDA, SIETE INSTANTES, EL CIRUELO: ganadoras en 2007 y 2008

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) llegaba a su quinta emisión con plena madurez y la serenidad de una experiencia obtenida con trabajo constante y a su vez, con el ímpetu de un evento joven en el que convergían las tendencias cinematográficas contemporáneas y mundiales más originales y el aliento de un nuevo cine mexicano que apostaba por el retrato social a través del documental y a su vez, por la búsqueda de historias novedosas localizables en los terrenos de la ficción, como lo mostraban: Cumbia callera, ¿Dónde están sus historias?, o Cochochi.

En ese 2007 uno de los años más bellos y especiales, la gran ganadora fue Mi vida dentro, de Lucía Gajá, que se alzaba con el Premio a Mejor Documental y a Mejor Documental dirigido por una mujer. Tres años y más de 80 horas de grabación, le llevó a Gajá completar y reducir a dos horas, la historia de Rosa Estela Olvera Jiménez, joven mexicana sentenciada prácticamente de por vida en Austin, Texas. En 1999, a la edad de 17 años, Rosa cruzó ilegalmente la frontera. En enero del 2003 y con cuatro meses de embarazo, es detenida por sospecha de homicidio: se le acusaba injustamente del asesinato de un niño de dos años metiéndole toallas mojadas en la boca y era enjuiciada en agosto del 2005. Durante el proceso judicial su hija le es arrebatada por el Estado de Texas y el veredicto: la cárcel.

Mi vida dentro (2007, dir. Lucía Gajá)
Mi vida dentro (2007, dir. Lucía Gajá)

Más allá de la claustrofobia del encierro, de la añoranza del país de origen y de su familia, Mi vida dentro planteaba una verdad incómoda: la represión y el racismo contra los inmigrantes ilegales mexicanos en Estados Unidos, ejemplificado en el caso de Rosa que contó con un jurado racista y testimonios equivocados y ambiguos. Un reflexivo acercamiento sobre la impotencia y la injusticia realizado con eficacia y sensibilidad.

Uno de los temas que se repetían en ese 2007, era el asunto de la migración y las fronteras: una parábola de la inamovilidad, la desesperanza, la desilusión y las limitantes sociales. La frontera infinita, de Juan Manuel Sepúlveda, obtenía una Mención Especial, al trazar un retrato emocional de hombres y mujeres que abandonan sus países centroamericanos en la búsqueda de mejores oportunidades, a sabiendas que tienen todo que perder.

El documental de Sepúlveda, buscaba a través de una narración poética, matizar la desolación y amargura de aquella suma de experiencias de adolescentes, niños y mujeres hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, en su afán de atravesar nuestro territorio para alcanzar la ansiada frontera norte. Las historias de aquellos que en su intento por colarse como polizontes en los trenes terminan siendo víctimas de la policía, de ladrones, o de accidentes bajo las vías del ferrocarril. Las jovencitas que acaban enganchadas en la prostitución, los jóvenes que son deportados, o que tienen que esperar la llegada de sus padres en casas de asistencia para migrantes en el Estado de Chiapas para poder irse, sin perder la esperanza de traspasar esa frontera que parece infinita e inalcanzable.

La frontera infinita (2007, dir. Juan Manuel Sepúlveda)
La frontera infinita (2007, dir. Juan Manuel Sepúlveda)

Finalmente, el premio del público fue para el realizador de Por si no te vuelvo a ver, Juan Pablo Villaseñor, quien conseguía un retrato emotivo en su documental Los niños de Morelia (2004), centrado en aquellos infantes víctimas de la Guerra Civil española, que encontraron refugio en México, particularmente en la ciudad de Morelia en los tiempos de Lázaro Cárdenas como presidente del país.

En 2008, a seis años, el FICM había crecido en volumen de películas, incluyendo una sección de largometraje mexicano, en número de invitados especiales, funciones al aire libre, sumaba más salas de proyección, e incluso, ampliaba su cobertura hacia el pueblo mágico de Pátzcuaro, atrayendo así, a un público cada vez más numeroso y a un mayor contingente de prensa especializada. En ese contexto, el emotivo relato de Trazando Aleida, de Christiane Burkhard, sobre una joven que busca a su hermano e hija de padres desaparecidos en los años de la guerra sucia obtuvo el galardón al Mejor Largo Documental.

En 2004, la realizadora egresada del CCC, iniciaba una investigación sobre hijos de desaparecidos en México y fue así que contactó en Washington a su protagonista. Trazando Aleida se mueve entre el reportaje y la exploración íntima de Aleida Gallangos, luego de perder a sus padres y a su hermano en los años setenta y junto a la cineasta, inicia la búsqueda y encuentro con su añorado hermano.

Trazando Aleida (2008, dir. Christiane Burkhard)
Trazando Aleida (2008, dir. Christiane Burkhard)

Con un tema similar, Siete instantes, escrito y dirigido por la uruguaya Diana Cardozo, periodista de Política Internacional que abandonó esta disciplina por el cine estudiando en el CCC de México, ganaba el Premio a Mejor Documental Realizado por una Mujer. El filme se sumerge en la historia de un grupo de guerrilleras, quienes entre 1968 y 1972, se plantearon la posibilidad de una revolución en Uruguay. A medio camino entre la ilusión de cambiar el mundo, el encierro, la tortura y la capacidad de sobrevivir ante la adversidad, Cardozo propone un documento desmitificador y anti solemne, incluso con momentos de humor que rechaza el martirologio político y propone una sensible e inteligente visión femenina de la lucha armada.

A través de un enfoque intimista, Siete instantes captura los momentos de decisión que tuvieron que enfrentar personas normales en situaciones dramáticamente excepcionales: sus dilemas morales, sus temores y los costos personales de sus actos, a través de entrevistas y material de archivo de aquellos años de clandestinidad política y resistencia armada. Por último, la Mención Especial de ese 2008 fue para El ciruelo de Carlos F. Rossini y Emiliano Altuna, cuyo título alude a una población ubicada en la sierra de Nayarit que desapareció a raíz de la construcción de la presa El Cajón. Éste documental, sigue el paso de sus habitantes desde la forma en que se ven forzados a dejar sus hogares hasta que intentan habituarse a ese “nuevo” Ciruelo.