10 · 05 · 18 Mayo del 68: del asunto Langlois a la Quincena de Realizadores Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Alonso Díaz de la Vega @diazdelavega1 Alonso Díaz de la Vega Hace 50 años París ardió. No abrasado por un fuego genuino —aunque casi— sino por la flama simbólica de la revolución. Ante las intervenciones policiacas en las universidades de Nanterre y de París —en lo que hoy es la Sorbonne—, los estudiantes franceses respondieron en mayo del 68 con protestas masivas a las que pronto se unieron los trabajadores. Para finales del mes, François Mitterrand y Pierre Mendès France anunciaban —cada cual por su lado— que estaban listos para formar un nuevo gobierno. El presidente Charles de Gaulle huyó algunas horas pero regresó para disolver la Asamblea Nacional y anunciar nuevas elecciones en las que, contrario a lo que temía, su partido conservador arrasó en la votación y terminó con las ilusiones de un gobierno de izquierda. Dentro del movimiento de protesta de mayo del 68, los cineastas franceses tuvieron una participación notable que comenzó a gestarse desde febrero, cuando Henri Langlois, el fundador de la Cinémathèque Française, fue despedido por el ministro de Cultura, André Malraux. Langlois se había convertido en una figura esencial del cine francés al esconder documentos y películas para evitar su destrucción a manos de los invasores alemanes. Junto con Lotte Eisner, Langlois salvó la memoria fílmica de Francia y después de la guerra la convertiría en el archivo de la Cinémathèque. Era inevitable que los cineastas, particularmente el grupo de la Nueva Ola, reaccionara apasionadamente a su despido. Henri Langlois Directores como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Nicholas Ray y Marcel Carné, y estrellas entre las que se encontraban Jean-Paul Belmondo y Michel Piccoli, protagonizaron, junto con muchos otros, una manifestación que fue violentamente reprimida por la policía. Esto terminó por consolidar el Comité de Defensa de la Cinémathèque, que se dedicó a escribir artículos en Combat y a alertar de la situación a cineastas de todo el mundo, a quienes también les pedían que retiraran sus películas de la Cinémathèque bajo la nueva administración. Charles Chaplin, Carl Theodor Dreyer y Fritz Lang fueron algunos de los primeros en aceptar la petición. Aunque se encontraba filmando su película Besos robados (1968), Truffaut pasaba una buena parte de su tiempo colaborando con el comité. El filme, por cierto, está dedicado “a la Cinémathèque Française de Henri Langlois” y abre con una toma de sus puertas cerradas al público. Manifestación en apoyo a Henri Langlois en la calle Ulm, el 11 de febrero de 1968, con Christiane Rochefort, Jean Rouch, Claude Chabrol, Jean-Luc Godard y Henri Attal. El esfuerzo de la comunidad cinematográfica logró la restitución de Langlois y los preparó para lo que vendría en mayo, cuando el Comité de Defensa de la Cinémathèque comenzó a exigir solidaridad del Festival de Cannes con los estudiantes y trabajadores de Francia. Existe metraje de Godard y Truffaut en una conferencia de prensa donde anuncian que el checo Milos Forman y el francés Claude Lelouch retirarán sus películas de la competencia. Enfurecido por la renuencia de algunos asistentes, Godard grita: “¡Hablamos de solidaridad con los estudiantes y los trabajadores y ustedes hablan de dolly-shots y close-ups!”. El domingo 19 de mayo la junta directiva decidió terminar el festival. Motivado por todos los eventos de protesta desde el despido de Langlois, un vasto grupo de cineastas que incluía a Jacques Rivette, Robert Bresson y Louis Malle, formó en junio de 1968 la Sociedad de Realizadores Cinematográficos para proteger las libertades “artísticas, morales, profesionales y económicas” de los hacedores de cine. Como parte de esa misión fundaron en 1969 la Quincena de Realizadores, un espacio al margen del Festival de Cannes concentrado en los talentos por reconocer de todo el mundo. Ahí se han dado a conocer maestros como Martin Scorsese, George Lucas, Spike Lee, los hermanos Dardenne y Michael Haneke, entre muchos otros. Es un legado invaluable de 1968, que sigue dejando una marca esencial tanto en el cine como en la Historia.