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Un cine alejado de la pretensión: Entrevista con Julio Chavezmontes

Julio Chavezmontes es hoy por hoy una de las grandes personalidades del mundo cinematográfico mexicano. Su casa productora PIANO se ha posicionado como una de las más reconocidas y distinguidas dentro del medio. Gracias a su talento, humildad, compromiso y pasión, ha hecho que todas las películas que producen se conviertan en grandes éxitos.

PIANO, productora que fundó en 2011 al lado del también director Sebastián Hoffman, ha producido películas que han competido en los festivales más prestigiosos del mundo: Sundance, el Festival de Venecia y este año, tres de sus coproducciones compiten por la Palma de Oro en el 74° Festival de Cannes: Annette (Dir. Leos Carax), Bergman Island (Dir. Mia Hansen-Love) y Memoria (Dir. Apichatpong Weerasethakul).

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tuvo la oportunidad de platicar con el talentoso mexicano, quien nos habló de su experiencia al trabajar con Léos Carax, Mia Hansen-Love y Apichatpong Weerasethakul.

Julio Chavezmontes Julio Chavezmontes en el 16° FICM

FICM: Después de que varias de las películas producidas por PIANO han participado en diversos festivales como la Berlinale, el Festival de Venecia, Rotterdam, el Festival de Londres, ¿Cómo te sientes de llegar una vez más a Cannes no sólo con una película sino con tres coproducciones?

Julio Chavezmontes: Es un gran orgullo. Hasta donde tenemos noticias, es la primera vez que una productora mexicana tiene tres películas en competencia en Cannes. También estar presente en otros festivales es un privilegio. Cuando festivales de esa envergadura te otorgan ese respaldo y esa plataforma para lanzar el proyecto.

De por sí llegar a la competencia en Cannes con una película se siente como una lotería, que sean tres es un poco indescriptible. Nos sentimos muy afortunados, yo me siento muy afortunado, pero también diría que es el trabajo de mucha gente. A mí me toca de una forma ser el rostro visible, pero la realidad es que hay un gran equipo en PIANO, un gran equipo que hizo esto posible.

FICM: ¿Cuál de las tres películas (Annette, Bergman Island, Memoria) representó un reto mayor?

JC: Es difícil decir cuál fue el mayor reto, ya que cada una tuvo sus particularidades, fueron procesos muy complejos; en el caso de Anette fue una película que se filmó en muchos lugares en Bélgica, en Alemania, en México y en Estados Unidos entonces son 4 países. En el caso de Memoria, presentaba el reto de ser la primera película de Apichatpong filmada en español y en inglés, que obviamente no son sus lenguas maternas, también teníamos un equipo de producción que era mexicano, colombiano y tailandés, el hecho de filmar con Tilda Swinton y con Daniel Giménez Cacho. Cada una tuvo sus particularidades, fueron procesos muy hermosos de los cuales yo me llevé muchísimas enseñanzas.

FICM: Después de muchos años lejos de la pantalla grande, Léos Carax regresó al cine con Annette, ¿Cómo fue el trabajo con él y que significó para ustedes hacer un musical?

JC: Trabajar con Léos fue un absoluto privilegio. Él era alguien que yo admiraba desde que estudiaba cine y lo admiro aún más después de haber trabajado con él de cerca. Léos tiene un gran compromiso con sus películas, son proyectos que él toma totalmente; todo lo que uno ve en cuadro son cosas que él decidió y le da una atención especial absolutamente a todos los elementos. Realmente evalúa todos los rostros que están en pantalla, ninguna cosa se deja al azar, es un artista muy metódico; todo está muy bien pensado y es una precisión casi de reloj.

FICM: ¿De qué forma se vincula el trabajo del director, el guionista y el productor?

JC: Es un gran trabajo en equipo y uno tiene que entender la forma de trabajo y las necesidades del director y poder meterse en sintonía de eso, poder proporcionar lo que haga falta. Hablando específicamente de Annette, Léos busca que le muestren cosas, él no llega contigo diciéndote qué quiere o qué busca en un personaje, él simplemente quiere que le muestres; él te dice “Enséñame”. Ese es el gran reto de esa libertad, lo que quiere es retarte a enseñarle cosas que lo pueden sorprender.

Las decisiones que toma son una gran sorpresa, la verdad es que son totalmente congruentes, porque ves su trabajo y dice: “Sí, es totalmente como debería de ser, es el punto al que había que llegar”. Es muy impresionante ver que alguien tenga esa relación con su equipo, eso de que pida que le propongan. Eso es lo que le da esa congruencia y esa armonía a sus películas.

FICM: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar en Colombia al lado de Tilda Swinton y Daniel Giménez Cacho?

JC: Bueno, con Daniel yo ya había trabajado antes. Daniel me parece no sólo un actor extraordinario, sino que además es un tipo maravilloso. Es una mente privilegiada y además es un ser humano entrañable, siempre que tengo la oportunidad de trabajar con Daniel es todo un placer. Y con Tilda creo que ya todos conocemos la gran y extraordinaria actriz que es, pero también es un ser humano excepcional, es una maravillosa persona y formó una gran relación con todo el equipo, eso hizo que toda la película fuera muy íntima.

La realización de Memoria fue muy hermosa porque se juntó este equipo de gente de Tailandia, de Colombia y de México; hubo una gran relación, fue una experiencia muy bella. El día en que se anunció que Memoria estaría en competencia en Cannes, lo primero que Apichatpong subió a Twitter fue una foto de todo el equipo de producción de Memoria, fue la foto que nos tomamos todos al final del rodaje.

FICM: ¿Cómo llegó a sus manos un proyecto como Bergman Island?

JC: Pues llegó desde muy lejos, realmente todo empezó en 2014 cuando estábamos trabajando en Tenemos la carne, que es la ópera prima de Emiliano Rocha Minter. Fue ahí que conocimos al director francés Yann González porque fue coproductor de Tenemos la carne, yo me hice muy amigo de Yann y estábamos hablando de su próxima película La daga en el corazón y me presentó a Charles Gillibert, que es un productor francés. Con Charles hice una sintonía inmediata, teníamos una gran amistad y una forma muy compatible de trabajar con unos valores muy idénticos en cuanto al cine al tipo de cine que queríamos hacer y la forma de hacerlo; una vez terminada La daga en el corazón, hablando con Charles, pensamos que estaría increíble trabajar con Mia Hansen-Love.

Bergman Island fue una película que también representó un gran reto porque se filmó en una isla bastante remota, esto representó varias dificultades. La verdad es que todos estamos muy felices de que la película se vaya a estrenar en Cannes y que vaya a tener la plataforma que se merece una cineasta como Mía.

FICM: ¿Con qué aprendizajes te quedas después de haber trabajado junto a estos grandes directores?

JC: Yo creo que hay varios aprendizajes, uno es la humildad porque es gente que es muy sencilla, es gente que está totalmente dedicada y enfocada a su trabajo, con quién lo hace, no tiene ninguna pretensión y ningún tipo de personaje construido alrededor de sí mismos pues lo único que importa es la película. La atención siempre debe estar enfocada en la película y uno nunca debe perderla de vista.

También que existen formas muy diferentes de comunicar las cosas. En el caso de Léos, él quiere que le muestres las cosas, Mia y Apichatpong tienen muy claro lo que buscan, pero vamos, que son métodos diferentes y muy válidos todos. También me parece que es importante encontrar la sintonía y el ritmo de un proyecto, eso es esencial para que funcione sobre todo cuando hay gente de industrias muy variadas, de idiomas y culturas distintos.

Finalmente, lo que pude ver fue el compromiso de estos maestros, el compromiso de lo que quieren hacer y de lo que quieren decir. Los tres tienen esta voluntad de explorar, de encontrar y de arriesgarse. Ninguno pretende tener todas las respuestas o ser tiranos, nada por el estilo. Trabajar con los tres fue un verdadero privilegio, fueron escuelas tremendas de cine.