10 · 23 · 25 MEMORIA DE LOS OLVIDADOS, un documental Share with twitter Share with facebook Share with mail Copy to clipboard Rafael Aviña Meses antes del rodaje de Los olvidados, el 5 de septiembre de 1949, en una carta que Luis Buñuel le escribe a su amigo José Rubia Barcia, le cuenta: “Terminé hace un mes una película a la que se augura gran éxito taquillero (no vale nada, aunque es muy decentita) –se refiere a El gran calavera- (…) La que voy a hacer ahora me entusiasma y si me sale bien, oirá hablar de ella. El tema es delincuencia infantil y me he documentado con unos doscientos procesos del Tribunal de Menores y cien expedientes de la Clínica de la Conducta, institución siquiátrica de México. Los personajes son adolescentes del lumpenproletariat del distrito federal y el tratamiento un compromiso, entre el documental y la ficción, necesaria para que el film sea comercial. No hago ningún compromiso de tipo moral o artístico…”.Para otorgarle mayor realismo, Buñuel se oculta, lleva ropas ajadas. De manera clandestina camina por calles de ciudades perdidas, toma tranvías y autobuses y se mezcla con las personas en los ambientes más populares y pobres de la ciudad, como sería la zona de Nonoalco y la Romita entre la Colonia Doctores y la Roma y otras más. El realizador entabla pláticas con adultos y sobre todo con niños y adolescentes al tiempo que empieza a trazar el argumento de lo que sería Los olvidados en colaboración con su guionista Luis Alcoriza. Más tarde, Pedro de Urdimalas “mexicaniza” los diálogos, aunque decide renunciar a su crédito en la película. Los olvidados (1950, dir. Luis Buñuel) La animadversión hacia Los olvidados fue evidente incluso antes de su estreno original, ocurrido el jueves 9 de noviembre de aquel 1950 en el cine México, donde permaneció tan sólo una semana y con clasificación C: sólo para adultos. Por ejemplo, la peinadora en locación renunció luego de presenciar escenas como aquella en la que la madre le niega la comida a su hijo Pedro: “Eso es denigrante, no quiero hacer ésta película”, dijo: Se fue del Estudio y presentó su dimisión. Hubo que contratar a otra. Y algunos del equipo rezongaban ante ciertas escenas: Señor Buñuel, esto es de una cochambre tremenda. No todo México es así. Tenemos también hermosos barrios residenciales como Las Lomas”, declaró Buñuel en entrevista con José de la Colina y Tomás Pérez Turrent. El mismo presidente Miguel Alemán la consideró una película poco agradable que por supuesto resultaba la antítesis de lo que él intentaba mostrar como la modernidad y bienestar de su régimen. Buñuel comentó a su vez que por esos días se encontró con un indignado Jorge Negrete en el comedor de los Estudios Churubusco y le dijo: “Si llego yo a estar en México en esos días, usted no habría hecho esa película…”. Varias de éstas anécdotas se encuentran en el documental Memoria de Los olvidados (España-México-Estados Unidos, 2025), dirigido por Javier Espada. Este trabajo le llevó al menos dos años en la recopilación de información y entrevistas, mismo que después de presentarse en el Festival Internacional de Cine de Venecia y en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), llega a DocsMx este 24 (Cineteca Nacional) y 25 de octubre (Centro Cultural de España).Espada, nacido en Calanda —tierra del propio Buñuel—, se ha especializado en la obra de éste, tal y como lo muestran sus trabajos anteriores: El último guión. Buñuel en la memoria, Tras Nazarín, Generación Buñuel: Lorca, Dali y Buñuel, un cineasta surrealista. En ésta ocasión, regresa a la película cumbre de Buñuel en México: Los olvidados (1950), su conflictiva realización, el odio y rechazo que generó en nuestro país y la trascendencia y vigencia de la película.Entre las aportaciones del documental se encuentra la influencia que Javier Espada encuentra en Los olvidados con la obra pictórica del pintor Francisco de Goya y sus personajes marginales y terribles como el invidente que compara con el personaje del ciego Carmelo interpretado por Miguel Inclán. Asimismo, el documentalista reconoce las obsesiones temáticas de Buñuel al ligar Los olvidados y su trazo documental y naturalista (locaciones reales, actores no profesionales, inspiración en archivos verídicos) con una obra anterior de Buñuel como Las hurdes. Tierra sin pan (1933), al tiempo que devela el final de los restos de Luis Buñuel cuyas cenizas localiza en la parroquia de San Alberto Magno en Copilco, Ciudad de México.La narración de Memoria de Los olvidados corre a cargo del director Arturo Ripstein e incluye documentos y entrevistas en la Filmoteca Española y comentarios de diversa índole con cineastas como Alejandro González Iñárritu, Michel Franco, Iván Ávila Dueñas o Fernando León de Aranoa y Ofelia Medina, los investigadores Charles Tesson, Eduardo de la Vega y Rafael Aviña. Asimismo, de Guadalupe Ferrer, Francisco Gaytán, Laura Barrera, Gabriel Figueroa hijo y los directores de TV UNAM y Filmoteca UNAM, Iván Trujillo y Hugo Villa, Elena Poniatowska, Juan Villoro y Eduardo Vázquez, entre otros.