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El horizonte de Cine Bolomchon

Desde 2020, el proyecto comunitario Cine Bolomchon ha reunido al aire libre, en el centro de Chenalhó, Chiapas, a los pobladores de la comunidad para ver cine mexicano y reflexionar, a través de él, sobre sus propias realidades.

Fundado por la directora María Sojob y el productor Benjamin Fash, Cine Bolomchon se ha convertido en una fuerza importante de su comunidad que empieza a atraer la curiosidad de otras comunidades de Chiapas. Es por ello que, como parte del ciclo Cine para todxs 2025, proyectará El sueño del Mara'akame, de Federico Cecchetti, en la plaza principal de la comunidad de Huixtán.

Benjamin Fash, María Sojob

El sueño del Mara'akame presenta a Nieri, un joven indígena huichol, cuyo sueño es viajar con su banda musical a tocar en un concierto en la gran ciudad de México. Pero su padre, que es un Mara’akame (chamán huichol), tiene otros planes para él: seguir su tradición y encontrar al venado azul en sus sueños, para así poder aprender a sanar y convertirse en Mara’akame. Nieri viaja a la gran ciudad para encontrar su visión.

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tuvo la oportunidad de platicar con María Sojob y Benjamin Fash acerca de la importancia de esta función especial en Huixtán y sobre el futuro de Cine Bolomchon como proyecto comunitario cultural.

FICM: Sabemos que Cine Bolomchon realiza un trabajo comunitario de formación de públicos y de difusión de la cultura muy importante en la comunidad de Chenalhó, Chiapas, y sabemos también que ha sido un proceso largo de varios aprendizajes sobre cómo atraer nuevos públicos y mantenerlos cautivos, qué tipo de películas funcionan en la comunidad y cómo deben promoverse. En ese sentido, ¿cuéntenos por qué es especial la función del 30 de abril de El sueño del Mara’akame en Cine Bolomchón?

María Sojob: Es una película que ya la habíamos proyectado en un ciclo anterior de Cine para todxs. Hemos visto que podemos proyectar la misma película dos o tres veces y la gente se clava, le gusta, le encuentra nuevos elementos cada vez que se proyecta. Y una de las películas que ha llamado mucho la atención en la comunidad es El sueño del Mara’akame. Y por eso la volvimos a pedir para este ciclo. Aunque la particularidad de esta función es que ya se va a hacer en otra comunidad, ya no se va a hacer en Chenalhó donde siempre hemos estado proyectando. Personas de la comunidad de Huixtán vinieron a hablar con nosotros, gente de la Casa de la Cultura, personas que están interesadas también en que este proyecto que ha sido muy visible en otras comunidades, se presente allá. Entonces vinieron a buscarnos para para pedirnos que fuéramos a proyectar una película. Y claro, nos implica mayor esfuerzo el movernos. Porque Cine Bolomchon es un espacio que se hace al aire libre. 

Gracias al apoyo de de Cine para todxs es posible hacer cada función. El poder tener la gente que nos apoya, poder mover el equipo, montar todo, porque no es lo mismo que tener una una sala ya ya instalada y donde solo le das play y se proyecta, aquí implica todo un trabajo y una logística para movernos. Pero también nos pareció interesante que nos buscara con mucho interés porque quieren que se proyecte una película. La selección de las películas ha sido una selección que hemos hecho a partir de los aprendizajes sobre lo que sí funciona. Hemos visto que estas películas [que retratan realidades de pueblos originarios] atraen más porque se acercan más a la realidad o al contexto de la comunidad. Mostrándoles fragmentos y los tráilers llegaron a la decisión de que querían que se proyectará El sueño del Mara'akame porque dicen “bueno, es que son gente como nosotros, se parece mucho a nosotros, a nuestra comunidad”, y creo que la gente de la comunidad se puede sentir muy identificada. Aunque sean de diferentes espacios geográficos y tengamos distintos idiomas, compartimos las mismas inquietudes, los mismos temores de hacia dónde se van nuestros jóvenes, hacia dónde se están inclinando nuestros jóvenes.

Cine Bolomchón

Benjamin Fash: Para nosotros es un paso hacia algo que hemos platicado desde hace mucho tiempo: expandirnos, ir a otras comunidades. Varias personas de los pueblos vecinos no han dicho que les interesa. Nos ven en redes sociales o se corre la voz y nos preguntan cuándo vamos a proyectar allá, qué podemos proyectar. Para nosotros ha sido muy importante establecernos en la comunidad y tener esta constancia aquí Chenalhó. Eso es lo que marca la diferencia entre el proyecto cine y otros proyectos que vienen como muestras de cine o un cine ambulante. Pero sí ha sido un proceso que hemos llevado de formación de público, tanto como dices de seleccionar las películas como saber de qué manera darle promoción. Por ejemplo, nosotros hacemos perifoneo para cada película. Y cuando simplemente escuchan la música y la voz del perifoneo dicen “bueno, hoy hay cine”. 

Cuando iniciamos teníamos seis, diez personas con suerte, iniciando la película. Y ahora ya tenemos ocupadas todas nuestras sillas y bancas que llevamos, y para iniciar la función ya casi que está lleno.

FICM: Hablando de logística, ¿qué esfuerzos implica esta función en Huixtán? ¿Esta función es el inicio del camino de Cine Bolomchon para convertirse en un cine itinerante?

MS: Nos gustaría mucho ser un cine itinerante, pero la logística es complicada. Huixtán están al menos a dos horas de donde vivimos, entonces son dos horas de ida, dos horas de regreso, además de todo el tiempo de montaje.

Claro que nos gustaría poder ir a todas las comunidades, porque desafortunadamente son pocas las experiencias de cine en las comunidades. Hay mucha gente de la comunidad o de varias comunidades que nunca había ido al cine y que ahora su primera experiencia ha sido a este tipo de cine al que a veces sólo tenemos acceso a partir de festivales o muestras.

FICM: De pronto es mucho más fácil tener acceso a una película muy comercial que llega a todas las salas de cine y plataformas que a una película mexicana que habla sobre personas huicholes como El sueño del Mara’akame.

MS: Sí, se puede tener acceso a esas películas comerciales desde el celular, desde los canales de televisión de paga, pero este cine que se produce en en nuestro país no tiene esa oportunidad.  Y claro, nos gustaría llegar a todas las comunidades, pero eso también implica recurso económico y tiempo. Pero esta función en Huixtán puede ser como el comienzo. Estamos viendo, empezando a explorar las posibilidades de salirnos de la comunidad, irnos a otras comunidades.

El sueño de mara'akame (2016, dir. Federico Cecchetti)​​

FICM: ¿Qué películas han funcionado mejor con el público de la comunidad? Ya mencionaron este encuentro afortunado entre la cultura tzotzil y la cultura huichol con El sueño del Mara’akame. ¿Qué otras películas también han sido bien recibidas?

MS: La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez, ha sido como la hemos proyectado unas tres veces. Es una de las películas que toca mucho la sensibilidad de la gente porque habla de la migración. Entonces cada vez que termina la película la gente siempre participa y cuenta su propia experiencia: “a mí me pasó esto” o “mis hijos están en Estados Unidos” o “a mí me regresaron”.

BF: También Los herederos, de Eugenio Polgvski, y El sembrador, de Melisa Elizondo. En su momento, pasamos de tener 40, 50 personas a tener muchas más con un ciclo con El sembrador, Un disfraz para Nicolás, El laberinto del fauno, La jaula de oro, todas en un solo ciclo. Y justo habíamos conseguido el proyecto de equipamiento con cine y ya era como híjole, el cine de repente creció y ya teníamos 80, 90, 100 personas. Tote, abuelo, de María, también estuvo en ese ciclo y fue un levantón para el cine. Desde entonces mantuvimos ese nivel de público y este año quién sabe cuál fue el motivo que de repente se disparó otra vez y ya estamos en 120, 130 personas.

FICM: Ustedes que además de difundir el cine también hacen cine, ¿tienen planes de hacer un proyecto de capacitación y formación de cineastas?

MS: Sí, ese es el sueño que tenemos desde que inició el proyecto de Cine Bolomchon: hacer películas, mostrarlas; buscar los espacios para mostrar las películas, formar un público también; empezar con un proceso de capacitación, de que haya formación de nuevos y nuevas cineastas de las comunidades originarias; expandiéndonos, así como lo estamos haciendo con el cine, con la exhibición, a otros territorios. Hemos ya hecho algunos procesos de formación, pero han sido muy breves. Todavía estamos en ese proceso y creemos que ahora con esta formación de público se facilita más el camino, porque ya la gente está formada para ver cine. Lo hemos platicado cuando conversamos con el público en las funciones. Yo creo que ese es el el siguiente paso, el poder empezar con la formación y la capacitación para nuevos y nuevas realizadoras de cine en las comunidades y sobre todo con los procesos comunitarios, porque sí hay procesos comunitarios, hay protocolos comunitarios. Yo creo que ahí está la diferencia: hay una mirada distinta, pero también los procesos de hacer cine son muy distintos. Entonces el poder hacerlo desde dentro puede ser una experiencia muy, muy importante para el la autorrepresentación.

BF: Es parte de un camino mucho más largo, un sueño mucho más grande. El proyecto, o sea, el cine al aire libre, nos pareció la forma más rápida y llamativa de decir “Bueno, experimentemos con esto del cine en el pueblo, llamemos la atención para que los jóvenes y hasta las infancias digan ‘Ay, me encanta el cine y yo lo quiero hacer también’”, y es lo que empieza a suceder. O hay unos que dicen “Ay, yo quiero actuar en una película, ¿cuándo vamos a hacer una película?”. Y eso ya es algo hermoso porque pues si queremos tener una sala de cine aquí en el pueblo, ya fija, tener el proyecto de cine al aire libre, que podría ser más itinerante, como lo platicamos. Tener estos procesos de formación, tener la oportunidad de  hacer giras de las películas y hasta llegar al punto de decir hagamos doblaje, porque es una población que sigue siendo en gran parte monolingüe, y si llegan personas mayores a las funciones y dicen yo quiero más películas en tzotzil.

MS: Nos emociona mucho que cuando iniciamos el cine llegaban niños en brazos, cargados por su hermanita o hermanito, y pues ahora ya llega solito caminando, participando después de las funciones. Entonces vemos cómo van creciendo y que todas las funciones están ahí en primera fila. A nosotros nos alimenta muchísimo.

FICM: Pues muchísimas gracias, María, Benjamin. ¿Quieren agregar algo más?

MS: El apoyo de Cine para todxs ha sido fundamental para hacer posible este sueño. Y ha sido importantísimo también el hecho de que Cine para todxs respete nuestras formas: cómo exhibimos películas, como las seleccionamos, las necesidades que tenemos en la comunidad.