08 · 16 · 21 The Mexican Revolution in the 1930s Share with twitter Share with facebook Share with mail Copy to clipboard Rafael Aviña En un aparente afán por dejar atrás el caudillismo emanado de la Revolución Mexicana y dar paso a un gobierno de instituciones, se fundaba en 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR) por iniciativa del mandatario saliente de la República: Plutarco Elías Calles, el verdadero hombre detrás del poder, pese a la llegada del nuevo presidente Emilio Portes Gil. No obstante, y como afrenta a Calles, Lázaro Cárdenas, durante su mandato (1934-1940), disolvió el PNR y lo transformó en Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Por ello, no resulta casual que el cine mexicano de los años treinta se volcara hacia el retrato de la epopeya revolucionaria y sus caudillos como una manera de congraciarse con el régimen. A casi nueve décadas de distancia, destaca la trilogía propuesta por Fernando de Fuentes, cuya visión de la sociedad y la política se mantiene intacta: las alianzas por el poder, las traiciones, el crimen, la ambición como legado de la experiencia revolucionaria: Un coronel ordena, sin saberlo, el fusilamiento de su hijo. La relación trágica entre un hacendado oportunista y un general zapatista. Y la epopeya revolucionaria al lado del Centauro del Norte. Tres premisas de indiscutible clásicos como lo son: El prisionero 13 (1933), El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935). Vámonos con Pancho Villa (1936, dir. Fernando de Fuentes) Other titles from that decade include: Revolución (La sombra de Pancho Villa) (1932), by Miguel Contreras Torres, a patriotic exaltation starring Torres himself. Enemigos (1933), by Chano Urueta, tried to be an epic inspired by a historical event in the revolution, however, the lack of budget and ideas was evident, as well as the forced inclusion of the songs of Lorenzo Barcelata. On the other hand, Rebelión (1934), directed by Manuel Gómez and filmed in San Juan Teotihuacán, used archive material that showed caudillos like Pancho Villa. In contrast, La Adelita (1937), by the journalist Guillermo Hernández in his only foray into film, and La Valentina (1938), by Martín de Lucenay, tried to highlight the female presence in the revolutionary years with the beautiful Esther Fernández as Adelita and the gallant Pedro Armendariz; and Esperanza Baur as Valentina starring with singer Jorge Negrete. The most appealing were: El tesoro de Pancho Villa (1935) by Arcady Boytler, which took Raúl de Anda to the category of sex symbol and made comedian Carlos López Chaflán reach the top, and Con los Dorados de Villa / Cabalgata del Horror (1939), by De Anda himself. In both, the charismatic rancher singer Lucha Reyes appeared along with Domingo Soler, Pedro Armendáriz, and Emilio Fernández. Additionally, the very remarkable Los de abajo (1939), by Chano Urueta, inspired by Mariano Azuela's novel. With the subtitle of "The North Division" and photographed by Gabriel Figueroa, Los de abajo, showed the vicissitudes of a dirty and violent epic. In turn, the film provided an opportunity for its stars to shine, including Miguel Ángel Ferriz, as General Villista, and Esther Fernández and Isabela Corona, as love rivals Camila and La Pintada respectively. In 1976, Servando González would direct a new version with Eric del Castillo, María de los Ángeles Márquez, and the actress and choreographer Gloria Mestre in the three title roles.