06 · 08 · 21 El pasado revolucionario de Emilio "El Indio" Fernández Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Gabriela Martínez @Gabmartivel Gabriela Martínez Cuando se habla de Emilio "El Indio" Fernández, inevitablemente pensamos en el legado que el director coahuilense dejó en la cultura cinematográfica de nuestro país. "El Indio" Fernández es considerado uno de los directores más prolíficos de la Época de Oro del cine mexicano, sin embargo, poco se conoce de su faceta como militar durante la Revolución Mexicana. Nacido en Mineral del Hondo, Coahuila, Emilio Fernández Romo fue hijo de un coronel (Emilio Fernández Garza) y una mujer descendiente de indios Kikapú. Durante su adolescencia, Emilio se unió a las filas del movimiento armado encabezado por Adolfo de la Huerta en contra del gobierno de Álvaro Obregón. Tiempo después Fernández se unió a la Academia Militar donde, de acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional, Fernández logró el grado de Capitán 1°. de Caballería bajo las órdenes de de la Huerta. Emilio Fernández En 1923, ingresó como Cadete en la Escuela Militar de Aeronáutica y en 1924 pidió su baja del Instituto Armado para radicar en Estados Unidos, donde desempeñó varios empleos hasta obtener pequeños papeles como extra y bailarín en Hollywood. Se dice que durante sus años como revolucionario, Emilio fue capturado y encarcelado, sin embargo él logró escapar y se refugió en Chicago y posteriormente en Los Angeles, razón por la cual radicó por varios años en Estados Unidos. Ya en Estados Unidos, Fernández se ganó la vida como empleado de lavandería, estibador, ayudante de prensa, y albañil, todo esto cerca de los estudios de Hollywood, lo cual le dio la oportunidad de incursionar en el séptimo arte. Su primer trabajo en cine fue como extra en The Oklahoma Cyclone, un western realizado por John P. McCarthy en 1930. Posteriormente fue bailarín en Flying down to Rio (1933, dir. Thornton Freeland), protagonizada por su compatriota Dolores del Río. Fue precisamente durante este tiempo cuando, según cuenta la leyenda, Dolores del Río lo presentó con el director de arte de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons, quien supervisó el diseño del Premio OSCAR y buscaba un modelo para su estatuilla. Aunque al principio no estaba muy de acuerdo con la idea de posar desnudo, Emilio Fernández terminó por aceptar y quedó inmortalizado en una de las estatuillas más codiciadas del mundo del cine. Poco después Emilió Fernández regresó a México donde trabajó como boxeador, panadero, maestro de tiro, pescó camarón, aviador y clavadista en Acapulco, hasta que llegó su oportunidad de protagonizar Janitzio (1935), de Carlos Navarro. Emilio “El Indio” Fernández en Janitzio, de Carlos Navarro En 1942, "El Indio" Fernández debutó como director con la película La isla de la pasión, protagonizada por David Silva e Isabela Corona. La cinta se sitúa en 1909, cuando un grupo de soldados mexicanos al mando del capitán Allende llega acompañado por sus mujeres a La isla de la Pasión -o Clipperton- en el Océano Pacífico. La lejanía del continente provoca que tanto el estallido de la revolución como la cesión de la isla al gobierno de Francia pasen inadvertidos para los isleños. Al enterarse de los acontecimientos, algunos soldados tratan de desertar, provocando un violento enfrentamiento de fatales consecuencias. Dos años después filmó la emblemática María Candelaria, la cual fue merecedora al premio a mejor fotografía en el Festival de Cannes. A lo largo de su carrera, Emilio Fernández acumuló más de 40 títulos como director, entre los que destacan La perla (1945), Enamorada (1946), Salón México (1948) y Pueblito (1961). Luego de varias complicaciones en la clavícula derivadas de una fractura, falleció el 6 de agosto de 1986 en su casa de Coyoacán a los 82 años.