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Carlos Monsiváis a 85 años de su nacimiento

 

“Infante es, desde los años cuarenta, el arquetipo del mexicano popular…Sólo él, condensa sin agravios la travesía divertida y melodramática de los pobres, sólo él resiste los close ups de la desolación y la pérdida, sólo él encarna el buen humor en las devastaciones”. 
Carlos Monsiváis, La tradición y el público de cine en México. Vino todo el pueblo y no cupo en la pantalla (UNAM, 2006).

 

Este 4 de mayo, Carlos Monsiváis (1938-2010), cumpliría 85 años. Se trata de una de las figuras más atípicas y carismáticas de la literatura, el cine y la cultura popular. Monsiváis fue, al mismo tiempo, el espectador nostálgico y el agudo cinéfilo del anterior y del nuevo milenio. En paralelo a sus aficiones, como el coleccionismo obsesivo que cristalizó en el Museo del Estanquillo, un templo de la cultura popular, y a su trabajo cotidiano que engloba literatura, política, cultura y sociedad, el cine ocupó un lugar preponderante en su obra y en su manera de ver el mundo.

A Monsiváis se le debe en buena medida el rescate del cine mexicano de la época de oro y de personajes-mito como Santo, el enmascarado de plata; Mario Moreno “Cantinflas”, Germán Valdés “Tin Tan”, Pedro Infante o María Félix. Incluso del cine negro policiaco mexicano y la revalorización del cine de luchadores, la Serie B mexicana y la importancia indiscutible de “los característicos”, como él les llamaba a los actores secundarios y de apoyo de nuestro cine como María y Conchita Gentil Arcos -la madre de Pepe El Toro y la usurera asesinada en Nosotros los pobres-, Emma Roldán: la Muerte en El ahijado de la muerte, la criada muda en El compadre Mendoza. O Hernán "El Panzón" Vera –eterno tabernero de boina y puro-, Arturo Soto Rangel –encanecido médico, sacerdote o paterfamilias-, Leonor Gómez extra permanente del cine mexicano reconocible como la mujer que pierde al puerquito en El revoltoso con Tin Tan o la empleada doméstica de Los Fernández de Peralvillo, o Fernando Soto Mantequilla, a quien Monsiváis le dedicó una sentida crónica cuando éste murió en 1980.

Carlos Monsiváis
Carlos Monsiváis

Monsiváis fue actor y guionista además de ser autor de varios libros y artículos fílmicos como El Crimen en el cine (1977), donde aborda los thrillers del cine negro hollywoodense, Rostros del cine mexicano (1993), A través del espejo: el cine mexicano y su público (1994) –coescrito con el crítico Carlos Bonfil-, Recetario del cine mexicano (1996), Diez segundos del cine nacional (1996) –en la que elige diez escenas clásicas de un arte que él denomina “memoria de la especie”. También fue presentador de series televisivas sobre cine, dirigió por más de diez años el programa El cine y la crítica en Radio UNAM y otra de sus aristas más conocidas fue la criminalidad real y el asesinato a partir de su fascinación y conocimiento de la nota roja y el periodismo tabloide. 

Es en el contexto del Primer Concurso de Cine Experimental de 1964, en donde el joven ensayista y escritor Carlos Monsiváis ligado a esa contracultura fílmica de cine independiente, debuta en Tajimara, notable ópera prima de Juan José Gurrola, a partir de un relato de Juan García Ponce. Es justo en la escena de la fiesta en la casona de Tajimara donde se observa a Monsiváis, junto a Tamara Garina, disfrutar del número musical que montan Pixie Hopkins y Beatriz Sheridan. A su vez, tiene un pequeño bit en Un alma pura de Juan Ibáñez y en En este pueblo no hay ladrones de Alberto Isaac, interpreta a un jugador de dominó al lado de otros personajes de la cultura nacional: Abel Quezada y Juan Rulfo.

Más atractiva aún, su participación en Los caifanes (1967) de Juan Ibáñez en el papel de un Santa Claus callejero y alcoholizado al que le queman su peluca, o su actuación incidental de lagartijo porfiriano en Las visitaciones del diablo (1967) de Alberto Isaac, y sus textos escritos para el documental de archivo México de mis amores (1976) de Nancy Cárdenas narrado por Ernesto Alonso, donde hace un análisis crítico y nostálgico de los años dorados del cine nacional. 

Por último y casi como un chiste privado, Monsiváis accedió a breves intervenciones en Emiliano Zapata (dir. Felipe Cazals, 1970), Ciudad de ciegos (dir, Alberto Cortés, 1990), La guerrera vengadora 2 (dir. Raúl Fernández Jr., 1991) y su participación como guionista en Fonqui (1984), corto documental de Juan Guerrero del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) o sus apariciones en el videoclip La media vuelta de Luis Miguel (dir. Pedro Torres, 1994), Un mundo raro (2000) de Armando Casas, interpretándose a sí mismo y Nocturno amor que te vas (1986), Golpe de suerte (1991) y Acosada (2000) de Marcela Fernández Violante, al igual que en el corto El día perfecto (2004) de Bernardo Loyola, o sus apabullantes comentarios en los largos documentales: Un retrato de Diego (dir. Diego López y Gabriel Figueroa Flores, 2007) y Ni muy, muy… ni tan… tan, simplemente Tin Tan (dir. Manuel Márquez, 2005) y otras más…