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Grupo Nuevo Cine, la semilla del cine independiente

Gabriela Martínez

A principio de los años sesenta surgió una nueva generación de cineastas, aspirantes a cineasta, críticos y responsables de cine clubes que, inspirados por André Bazin —fundador de Cahiers du Cinéma—, hicieron pública su inquietud por revivir la industria cinematográfica en México, al editar el primer número de la revista Nuevo Cine. En abril de 1961, sin ningún apoyo oficial y con apenas tres anunciantes, se publicó el primero de siete números de un proyecto que, a pesar de su corta vida, sembró la semilla que permitió la renovación del cine mexicano.

En el primer número de la revista se publicó un manifiesto firmado varios meses atrás, en enero de 1961, por los integrantes del Grupo Nuevo Cine: José de la Colina, Rafael Corkidi, Salvador Elizondo, J. M. García Ascot, Emilio García Riera, J. L. González de León, Heriberto Lafranchi, Carlos Monsiváis, Julio Pliego, Gabriel Ramírez, José María Sbert y Luis Vicens.

Grupo Nuevo Cine

Jomí García Ascot, José Luis González de León, Luis Buñuel, Gabriel Ramírez, Armando Bartra y José de la Colina; abajo: Salvador Elizondo y Emilio García Riera.

El manifiesto pretendían llevar a cabo una serie de acciones conjuntas encaminadas a superar —según puede leerse en el primer punto del manifiesto— “el deprimente estado del cine mexicano”.

Desde finales de la década de los cincuenta, el cine mexicano estaba sumido en una crisis económica y creativa, propiciada por las trabas sindicales que obstaculizaban la incursión de nuevos talentos. El origen de esta imposibilidad se debió principalmente a la política de puertas cerradas establecida por el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) y el Sindicato de Trabajadores de la Industria  Cinematográfica (STIC); cuyo objetivo era proteger el trabajo de los profesionales de la industria y evitar la inclusión de nuevos artistas, técnicos y manuales.

Fue así como Grupo Nuevo Cine, influenciado por la Nueva ola francesa y la necesidad de renovar la industria cinematográfica, decide comenzar a trabajar publicando esta revista. Al proyecto se unieron personalidades como Carlos Fuentes, José Luis Cuevas y Vicente Rojo; incluso Manuel González Casanova, fundador de la Filmoteca de la UNAM, formaría parte de Grupo Nuevo Cine.

En su cuarto punto el manifiesto demandaba la creación de “un instituto serio de enseñanza cinematográfica que específicamente se dedique a la formación de nuevos cineastas”, la creación de una cinemateca y abogaba por el estudio y la investigación del cine mexicano en todos sus aspectos. Así, en 1962 se abren las puertas de la Filmoteca de la UNAM y un año después, se funda el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM (CUEC).

Tal como menciona Asier Aranzubia en su artículo Nuevo Cine (1961-1962) y el nacimiento de la cultura cinematográfica mexicana moderna, “a Nuevo Cine le cabrá el honor de introducir en el México de los años sesenta esa nueva manera de pensar y escribir sobre cine que desde mediados de la década de 1950 ensayan, como es bien sabido, André Bazin y sus discípulos en los Cahiers du cinema y que, a la postre, va a propiciar la feliz superación (en muy diferentes latitudes) de un discurso crítico dominado por el impresionismo y la falta de rigor”; permitiendo así el nacimiento de una cultura cinematográfica.

En el balcón vacío de Jomí García Ascot (1961) fue la única película filmada durante el auge de Grupo Nuevo Cine y por lo tanto se convirtió en su película emblemática. Filmada con un presupuesto menor a los 50 mil pesos, de forma independiente y en 16 mm, En el balcón vacío aborda el recuerdo y el olvido que dejó en los exiliados españoles la Guerra Civil Española. María Luisa Elio, coguionista de la cinta, retomó elementos biográficos para escribir el guion de esta película que remite a la estética de la Nueva ola francesa y sintetiza el espíritu independiente y experimental del movimiento.

 

La revista Nuevo Cine edita su séptimo y último número en agosto de 1962, luego de no encontrar una forma efectiva de seguir financiado el proyecto. Algunos de los fundadores del Grupo decidieron seguir escribiendo como Emilio García Riera y Gabriel Ramírez, quienes editaron el boletín semanal La semana en el cine o Salvador Elizondo, quien junto con García Riera editaron la revista cultural Snob. Otros integrantes se convirtieron en figuras prominentes de la vida cultural del país.

A pesar de su efímera existencia, Grupo Nuevo Cine y su revista sembraron la idea de que el cine mexicano podía hacer algo distinto. Así, en 1964 el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) convoca al Primer Concurso de Cine Experimental que premió trabajos como La fórmula secreta de Rubén Gámez (1965) y En este pueblo no hay ladrones de Alberto Isaac (1965). En 1967 se organizó un segundo concurso que permitió el debut de cineastas como Juan Ibáñez, Carlos Enrique Taboada y Sergio Véjar, quienes desarrollarían su carrera en las décadas siguientes, durante los años de la apertura cinematográfica, la segunda gran época del cine mexicano.