10 · 10 · 24 Zitácuaro: El santuario escondido de la mariposa monarca Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles La tzitseje —pequeña estrella en mazahua— de Zitácuaro, Michoacán, es una reserva natural de mariposas monarca. A diferencia de santuarios como El Rosario o Chincua, los de Zitácuaro no son tan conocidos. Sin embargo, las experiencias que se pueden vivir al visitar la región oriente de Michoacán son invaluables, ya que permiten convivir con las tradiciones y costumbres de los pueblos de origen otomí y mazahua.Teresa Cerapia, oriunda del lugar y licenciada en Desarrollo Comunitario y en Turismo Sustentable, lleva casi dos décadas cumpliendo su sueño de proyectar la belleza de las comunidades de Zitácuaro. Dedica la mayor parte de su energía a la conservación de la mariposa monarca y su hábitat, trabajando en proyectos comunitarios. Su labor destaca porque promueve la visibilidad de localidades cuya riqueza natural y cultural se puede apreciar gracias a la cercanía que establece con las personas del lugar, lo que le permite conocer las áreas que necesitan ser protegidas y cuidadas.“Mi trabajo ha estado orientado hacia la conservación del área, desarrollando diversos proyectos comunitarios. Cuando comencé con la mariposa, te hablo de hace 20 años, no había turismo como tal; dentro de la reserva solo venía turismo científico, el que viene a investigar. Entonces, fui desarrollando ciertos proyectos en las comunidades hasta que pensé: ‘bueno, ahora ya existen estos proyectos, pero, ¿cómo puedo hacer que la gente venga a visitarlos y los conozca?’, comentó.“Así fue como comencé a crear la tour operadora —que este año cumple ocho años oficialmente, legalmente—. Pero llevo trabajando en la tour operadora unos 11-12 años. Consiste en crear tours en la región oriente de Michoacán, mostrando la vida de las comunidades. Tal vez esta región no es muy conocida porque nadie nos promociona, pero tenemos muchas cosas, muchas culturas, tradiciones. Tenemos dos etnias en esta zona, la otomí y la mazahua, que aún conservan sus usos y costumbres en cuanto a tradiciones".“Así que tengo la tour operadora y promuevo el turismo de aventura, pero también me dedico mayormente a la conservación. [...] La reserva es tan grande que hay mucho por hacer, y trato de trabajar en lugares donde no hay tanta afluencia de gente; en El Rosario y Chincua no suelo involucrarme porque todo el mundo quiere trabajar allí, llegan muchos recursos. Sin embargo, hay otras comunidades donde nadie nos presta atención y también tienen necesidades; esa es otra parte de lo que hago como promotora del lugar.“Trabajar con la comunidad desde hace mucho tiempo me ha ayudado a conocerla, a entablar una relación y a entender realmente las problemáticas tanto en la reserva, en la mariposa monarca como en lo social. Estoy tratando de contribuir a mejorar el tejido social dentro de la reserva, porque también es muy importante generar un poco de economía”.El impacto del turismo en regiones con gran afluencia es de especial relevancia cuando se trata de proteger un entorno natural que es hogar de una especie tan frágil como la mariposa monarca. Por eso, el turismo debe ir ligado a la conservación, fomentando el conocimiento de las comunidades y su papel crucial dentro de un ecosistema que debe ser protegido.El trabajo coordinado con ONG y los países que forman parte de la ruta migratoria de la mariposa monarca —Estados Unidos y Canadá— ayuda a difundir actividades como las que promueve Teresa y a resaltar que Michoacán es un destino seguro para visitar. Un ejemplo es la carrera Ultra-Trail Monarque, que se ha celebrado durante los últimos tres años. Este 2024, la carrera conmemora el 50º aniversario del descubrimiento de la primera colonia de mariposas monarca. “Un corredor viene desde Canadá para concientizar sobre la travesía de la monarca, y todo el dinero recaudado se destina a proyectos comunitarios”, cuenta Teresa.Los proyectos que menciona Teresa están relacionados con la restauración: “La restauración no solo consiste en reforestar un área, sino también en dar mantenimiento a los senderos. Si ya hay una regeneración natural, también se debe dar mantenimiento: podas, aclareos, chapaneos. En la época de estiaje —cuando más trabajo tenemos porque debemos vigilar que los bosques no se quemen, con brigadas y herramientas—, nadie presta atención a los bosques de la monarca, solo en la temporada de reforestación.“Cuando llega la época de lluvias, todos quieren reforestar y plantar árboles, pensando que con eso ya contribuyen a mejorar el ambiente. Es una de las actividades, pero no la única. Un árbol es como un hijo: no solo lo plantas, sino que debes cuidar su crecimiento, ver si crece derecho, si necesita una poda o si su cajete está en buen estado; es un monitoreo constante, que es lo que hacemos nosotros. A todas las reforestaciones les damos seguimiento. ONG de Canadá y Estados Unidos vienen a ver nuestras acciones y les podemos decir: ‘En 2022 reforestamos este polígono. Mira cómo va mi plantación: tengo el 80% de supervivencia y solo el 20% de mortalidad. Estas son las especies que utilicé’. Así se dan cuenta de que es un lugar seguro y pueden traer a más gente”.Otro de los proyectos es la Tour Operadora, que da a conocer la zona oriente de Michoacán. El tour varía dependiendo de la temporada, ya que parte de la experiencia es conocer la cocina local. Teresa nos explica: “hay otros santuarios que no están abiertos al público, pero la comunidad permite el acceso pagando una cuota y consumiendo sus productos. Hacemos el tour, llegamos a la comunidad y un guía local nos acompaña, explicando las actividades diarias que realizan las personas para conservar el bosque. Cuando no es temporada de mariposa monarca, visitamos la colonia, comemos en alguna de las casas de las señoras con las que trabajamos; algunas de ellas son cocineras tradicionales, otras no, pero se sigue la cocina de temporada. Por ejemplo, ahora tenemos hongos y flor de calabaza".“En la temporada de mariposa monarca, los platillos incluyen habas, nopales y chícharos, que se combinan en un revoltijo. Además, ofrecemos un té de monte para que conozcan las hierbas del sitio. Tratamos de que la experiencia sea diferente a la de otros tours, donde solo se visita la monarca y se regresa a Morelia.“Nosotros tratamos de que se queden y al día siguiente les ofrecemos otro tour, como el del pulque. Les mostramos cómo se raspa el maguey, hacemos una degustación y pan de pulque, y preparamos platillos derivados del agave. También tenemos una zona arqueológica y hacemos trekking de entre 15 y 20 kilómetros, dependiendo de lo que pida el cliente”.En cuanto a gastronomía, Teresa recomienda dulces tradicionales como el de guayaba, ate, pan, agua de aguacate –cuya preparación varía entre comunidades–, y el mole verde, “muy tradicional de aquí; y nunca te va a saber igual porque se hace a base de hierbas que varían según la temporada”.Teresa es consciente de los efectos del turismo global, que a menudo desplaza a las comunidades locales y convierte la economía en algo dependiente de los servicios turísticos. Por ello, no maneja turismo masivo y sus servicios son limitados, en respeto a las comunidades originarias.Además, las actividades en las comunidades no tienen un impacto negativo en las dinámicas de quienes viven allí; al contrario, fomentan la transmisión de conocimientos entre generaciones. “Al principio, la gente no tomó bien la idea de que los turistas vinieran a su comunidad, porque significaba entrar en la intimidad de las personas. Pero esto les ayudó a valorar ciertos conocimientos. Ahora, realizan la actividad con más cariño. No se pierden las costumbres, sino que se fortalecen y enseñan a los jóvenes. Por ejemplo, aquí todavía se ara la tierra de manera tradicional, y a la gente le gusta eso. Ahorita, mucha gente siembra su propio cempasúchil para el Día de Muertos, y ya lo tenemos grande. De hecho, la gente viene a ver cómo lo plantan. Eso hace que crezca el deseo de seguir haciendo las cosas de manera tradicional y dejar este legado a la familia".“Antes, las comunidades indígenas perdían sus costumbres y tradiciones por la discriminación. Ahora, al ver que gente de la ciudad y de otros países viene a conocer su trabajo, se sienten orgullosos de lo que hacen, y sus raíces se fortalecen”.La vida detrás de las montañas es la razón de toda esta labor. Para contactar a Teresa y organizar un tour en Zitácuaro, pueden encontrarla en Instagram como @touroperadoratzitseje.