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Videos de gatitos, pioneros en la historia del cine

Alonso Díaz de la Vega

Los videos de gatitos ya no son una tendencia sino un estándar de nuestro tiempo. Para enternecerse, para reírse, para decidirse a adoptar uno, estas imágenes tienen un inusitado e importante par de antecedentes en la historia del cine. Dos cortometrajes del pionero inglés George Albert Smith no sólo están entre las primeras filmaciones donde los gatos comparten el protagonismo con los humanos sino que además muestran innovaciones esenciales en el lenguaje cinematográfico, que apenas comenzaba a separarse de la fotografía gracias a la edición.

Se estima que en el periodo silente, es decir, de 1895 a 1926, se produjeron unas 150 mil películas, de las cuales sólo sobreviven entre 20 y 25 mil. Probablemente haya miles de genios que contribuyeron antes o al mismo tiempo que Smith con algunas técnicas similares pero nunca conoceremos ni sus obras ni sus nombres. A pesar de ello no hay duda de que Smith fue uno de los primeros cineastas en usar planos subjetivos y el montaje analítico, elementos que no aparecen ni siquiera en el cine de Georges Méliès.

En las películas de Méliès se sigue el estilo tableau (cuadro, en francés), más cercano al teatro porque toda la acción se desarrolla en un solo plano general que muestra todo el escenario. Sí había cortes en sus películas más largas pero eran ejemplos de montaje narrativo, es decir, la imagen de un escenario cortaba a otro para mostrar un nuevo espacio pero nada más. Este elemento ya podía verse en un cortometraje del pionero original de la proyección cinematográfica: el alemán Max Skladanowsky.

En Komische Begegnung im Tiergarten zu Stockholm (1896), la primera película filmada en Suecia, Skladanowsky se separa del estilo típico de los primeros cortometrajes en la historia al adherir dos tomas, en vez de presentar sólo una. Es un ejemplo temprano del montaje narrativo.

 

La innovación de Smith está en que en su cortometraje de 1900, Grandma’s Reading Glass —que se le quiere atribuir a otro pionero británico, Arthur Melbourne-Cooper aunque no hay pruebas concluyentes—, la acción comienza con un plano subjetivo que nos muestra un periódico mientras es leído por la abuela protagónica con ayuda de una lupa. Un corte nos lleva a una imagen de la abuela y su nieto en un plano medio. El nieto observa un reloj con la lupa y entonces comienza otro plano subjetivo que nos muestra el reloj desde la perspectiva del niño. Mientras tiene la lupa, él sigue observando distintos elementos: un pájaro enjaulado, el ojo de su abuela y finalmente un gato. No es una trama de Ingmar Bergman pero el estilo es revolucionario para su tiempo.

 

En un cortometraje posterior de Smith, un pequeño gato sería un protagonista mayor. Esto resulta obvio por el nombre de la película: The Sick Kitten (1903). Para cuando apareció, cineastas como James Williamson y Edwin S. Porter ya habían desarrollado más el montaje narrativo, pero la cinta de Smith no deja de ser un interesante —y sobre todo enternecedor— ejemplo del montaje analítico. Si desde Skladanowsky ya se usaba la edición para narrar, fue más adelante cuando se empezó a utilizar para explorar el espacio capturado. En The Sick Kitten vemos un plano general-medio donde aparecen dos niños. Una niña está sentada con un gatito en sus manos y del lado izquierdo entra un niño con un sombrero de copa. Ella le dice algo a él, él sale del cuadro y regresa con una botella que pone sobre una caja. La niña vierte un poco de su contenido en una cuchara y es entonces cuando entra un primer plano del gatito lamiendo la cuchara. Considerando el título, probablemente se trata de medicina.

 

Esta continuidad de un plano abierto a uno más cerrado es la base del montaje analítico y aparecería a menudo en la obra de D.W. Griffith para resaltar las expresiones faciales de sus personajes después de mostrarlos en su contexto espacial. Puede no parecer mucho pero es uno de los primeros saltos en el lenguaje cinematográfico y una buena excusa para reivindicar los videos de gatitos.