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Vallejo, Schroeder y Herzog en Morelia

Más allá del impacto que generaría en el ambiente fílmico nacional y mundial, y en la formación de nuevos públicos y cineastas, el primer Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) será recordado, también, por la presencia de tres invitados excepcionales, un trío de cineastas-escritores que apadrinaron un evento sin precedentes. No sólo eso, siendo su primera edición, el festival fue un evento pequeño e íntimo; por ello, el encontrarse y convivir con personalidades de la talla del colombiano naturalizado mexicano Fernando Vallejo, el suizo-iraní Barbet Schroeder y el alemán Werner Herzog, fue algo en suma sorprendente y aleccionador, como esa charla con el público que ofrecieron el realizador de Mariposa de Bar (1987) y el autor de Aguirre, la ira de Dios (1974) dialogando en perfecto español y moderada por el querido colega Carlos Bonfil en aquel mes de octubre de 2003.

Poco antes, en el año 2000, Barbet Schroeder, dirigía La virgen de los sicarios, polémica película independiente con actores desconocidos, inspirada en la despiadada novela autobiográfica de Fernando Vallejo, sobre el impacto del “sicariato”, que atraía a jovencitos ignorantes deseosos de vivir bien y rápido. Filmada en las violentas calles de Medellín con una cámara digital de alta definición, la adaptación del propio Vallejo se trastocaba en un thriller realista sobre una epidemia social que tenía que ver con la realidad que arrastraban entonces varios países latinoamericanos como México.

La virgen de los sicarios (2000, dir. Barbet Schroeder)

Ello, en la historia de Fernando (Germán Jaramillo), un maduro y refinado escritor homosexual que tras varios años regresa a su natal Colombia y se enamora de un adolescente sicario que vive de la prostitución, en un filme que enlazaba crudeza y emotiva ternura. Veintitrés años atrás, en diciembre de 1977, Fernando Vallejo debutaba como realizador y guionista en México —país al que se había exiliado en 1971— con Crónica roja (1977), filmada en Veracruz. Pese a que narraba hechos ocurridos en Colombia a fines de los cuarenta, creaba un símil con nuestro país en esos años y en la época que fue filmada, al detallar la escalada criminal de un par de hermanos (Gerardo Vigil y Mario Saavedra); uno de ellos, encarcelado, acusado de asesinar a dos agentes aduanales, y posteriormente, en fuga; lo que les lleva a recorrer un trecho lleno de sangre, paranoia y persecución bajo las crónicas rojas policiacas de los diarios que ensalzan su carrera delincuencial.

Vallejo obtuvo el Ariel a la Mejor Ópera Prima con ese crudo retrato negro que resuelve las escenas de violencia y enfrentamientos callejeros con una frialdad aterradora, como lo muestra la secuencia climática del filme, en un país con una tensión social a punto de estallar como sucedía entonces con la llamada “Guerra sucia” en México, al tiempo que evitaba el juicio moral sobre esas vidas juveniles desperdiciadas. Vallejo realizaría después: En la tormenta (1980), ambientada también en Colombia en tiempos de violencia en los cincuenta; Barrio de campeones (1981), melodrama filmado en Tepito, y Fragmentos de amor (2016), crónica íntima y sensual.

Crónica roja (1977, dir. Fernando Vallejo)

Barbet Schroeder, excrítico de Cahiers du Cinema, filósofo de profesión y productor de: Eric Rohmer, Jacques Rivette, Marguerite Duras y Wim Wenders, eligió los excesos de la droga y la delincuencia en Más/More (1968), musicalizada por Pink Floyd. En El valle (1972), la esposa de un embajador se une a una comuna hippie en Nueva Guinea. Idi Amin Dada (1974) exploraba la narcisista personalidad del dictador ugandés. El sexo masoquista fue el tema de Maitresse (1975), con Gérard Depardieu y Bulle Ogier, y la obsesión por el juego en Los tramposos/ Les Tricheurs (1983). En 1987 realiza el intenso retrato sobre el escritor Charles Bukowski en Barfly, con Mickey Rourke y Faye Dunaway.

Temas de criminalidad, justicia y suspenso serán la base de: El misterio Von Bulow (1990), Mujer soltera busca (1992), El beso de la muerte (1995), Antes y después, (1996), Medidas desesperadas (1998), La virgen de los sicarios (2000) y Cálculo mortal (2002), El abogado del terror (2007) o Amnesia (2015), mostrando en toda su obra un estilo sobrio, elegante y personal, evitando al máximo las fórmulas hollywoodenses.

Aguirre la ira de Dios (1971, dir. Werner Herzog)

Finalmente, Werner Herzog no sólo representa una de las mayores crestas del nuevo cine alemán que surgió a fines de los sesenta, sino es el responsable de una de las filmografías más abultadas y atípicas —más de 70 títulos—, explorando en la demencia de la sociedad, en el delirio de personajes extremos o en el poder de la naturaleza, como lo muestran algunas de sus obras más significativas: También los enanos empezaron desde pequeños, El enigma de Gaspar Hauser, Corazón de cristal, Invencible, Teniente corrupto o El hombre oso, así como sus inquietantes retratos de personalidades enigmáticas y misteriosas, víctimas de sus propias obsesiones, protagonizados por Klaus Kinski: Aguirre, la ira de Dios, Woyzek, Nosferatu, Fitzcarraldo, Cobra verde o Mi enemigo íntimo.