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Vaho confronta a los espectadores

Vaho narra la historia de tres jóvenes,
Andrés, José y Felipe, que viven en Iztapalapa y comienzan a enfrentar la vida.
El linchamiento de un hombre, ocurrido durante su infancia, es un recuerdo que
al mismo tiempo los une y lo separa. La cinta refleja los distintos mundos que
conviven en esa zona de la ciudad, vista principalmente desde una perspectiva
masculina, en la que se entretejen problemas sociales, políticos e incluso
religiosos.

Al término de la proyección el cineasta y
el elenco recibieron agradecimientos, elogios y un
par de críticas por este trabajo que exhibe a uno de los sectores más
vulnerables de la ciudad de México.

Gerber, al ser cuestionado sobre el mensaje
de su película, respondió  “no  tiene un mensaje ni una moraleja,  su
intención era mostrar un  conjunto de historias, cada una tiene su
desarrollo y sus distintas piezas, son personajes verosímiles, que
quieren  cosas muy sencillas pero que se equivocan.
Trate de hacer un retrato realista de una zona de la ciudad que en
general no
retrata el cine mexicano o la retrata de otra manera.”

En cuanto al hecho de que ninguno de los tres
personajes cuenta con sus dos progenitores comentó:  “tiene que ver con la familia moderna que no
es la unidad clásica mamá, papá e hijo, sino que están condicionadas a otro
tipo de circunstancias y de procesos, esa es una parte de las desventajas que
tienen frente a sus circunstancias, no pertenecen a un núcleo  familiar bien estructurado, los acideros que
les dan identidad tanto familiar como educativa y de barrios  estan quebrados.”

Sobre Iztapalapa…

El público mostró mucha curiosidad sobre la
forma como los actores jóvenes percibieron Iztapalapa e incluso sobre la forma
como el director había tenido contacto con el entorno para poderlo reflejar. 

“No conocía Iztapalapa y me di cuenta como
es,” dijo  Vania Yael Santiago,  quien dio vida a Abigail.  Joel Figueroa, intérprete de José, comentó “
estuvimos filmando varias horas ahí, es como un pequeño pueblito con sus cosas
buenas y malas.”  Luis Manuel Ontiveros,
cuyo personaje fue Andrés, agregó: “ Yo opino igual que Joel, si se ve
peligroso pero tamién había gente humilde que nos apoyaba. Había algunas
personas que se querían meter a cuadro cuando estabamos filmando.” Finalmente
Oscar de Levi, que encarnó a Felipe, se robó los aplausos cuando afirmó: “en
algunas casas nos tocó todo tipo de gente, unos 
drogándose, otros gritando mientras grabababamos pero, pues, es
Iztapalapa.”

Gerber contó que empezó a escribir el guión
cuando estaba editando un documental en la UAM Iztapalapa “mientras
utilizaba  el transporte público
surgieron ideas, se me detonó el interés por la zona, leí muchas cosas, fuí a
la representación (de la Pasión de Cristo) en 
Iztapalapa para tomar unas fotos. En el proceso de preproducción hicimos
caminatas por la zona tratando de reconocer lugares, buscando locaciones y
encontrar la forma como se convive en la zona.” 

Frente a la crítica…

Un espectador le comentó al realizador que
si no le preocupaba que el público extranjero viera esta realidad tan cruda y
vergonzosa a lo que respondió  “cerrar los
ojos a la realidad es lo peor que podemos hacer. Lo que menos nos debe preocupar  es lo
que piense la gente que vive en otros países; lo más imoprtante es la opinión
que tenemos de nosotros mismos, de cómo funcionamos, de las graves deficiencias
que tenemos. Un poco la idea del título nos remitía a ese vaho que nos ciega a
los hombres, es el mismo que nos ciega 
al enfretarnos y al tratar de reconocer en el otro  una
parte de nosotros mismos. Este es un país y una ciudad que vive con una
cantidad de prejuicios vergonzosos y la única forma de empezar a eliminarlos es
mostrando las cosas.”