23 · 10 · 23 Una llegada fortuita a la actuación: Miguel Bosé es homenajeado en el 21er FICM Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Berenice Andrade Medina Antes de iniciarse en la música, Miguel Bosé actuó en más de una decena de películas. Su llegada al mundo de la actuación fue, casi, accidental: un amigo cineasta de su madre le preguntó a un adolescente Bosé si quería interpretar un papel y sin pensarlo mucho accedió a viajar a Egipto, donde por tres meses trabajó en varios puestos, además de interpretar a un soldado con un solo diálogo al que le pegan un tiro. A cinco décadas de ese suceso fortuito, Miguel Bosé, el artista consumado con extensas discografía y filmografía, recordó su entrada a la actuación en una conversación con Alejandro Ramírez, Presidente del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), y la directora y cinefotógrafa Victoria Clay Mendoza, previo a la función de Tacones lejanos (1991, dir. Pedro Almodóvar) en el 21er FICM. Miguel Bosé en el Teatro Matamoros Frente a un Teatro Matamoros abarrotado y entre risas del público, Miguel Bosé contó que participar en Tacones lejanos implicó una construcción física del personaje agotadora: “Ahí empezó la agonía”. Horas de maquillaje, estiramiento de piel y prótesis pesadas eran una necesidad. Sobre el trabajo con Pedro Almodóvar, afirmó que el director tenía todos los tonos y personajes muy claros en la cabeza: “En efecto, Pedro es muy avasallador. Hay que saber escapar. A un director hay que aprender a sorprenderle”. Pero aunque aprendió, gracias a los consejos de la actriz Victoria Abril, que no debía hacerle mucho caso a las indicaciones de Almodóvar, porque “un buen director es un mal actor”, no había posibilidad para la improvisación. “[Pedro Almódovar] no permite ni media coma de cambio, ¡jamás!: ‘la frase es la frase, la coma es la coma, la pausa es la pausa, y si yo creo que tienes que decir una cosa, te lo voy a decir; no lo cambias tú’”, citó Miguel Bosé. Previo a la función, Miguel Bosé aceptó regalos de sus fans y develó una butaca en su honor que permanecerá en la Sala 4 de Cinépolis Morelia Centro. Y advirtió, orgulloso, al público: “Se van a dar cuenta de que sigo conservando esas espléndidas piernas”.