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Un proyecto para la comunidad: Entrevista con Natalia Bruschtein, directora de LACHATAO

El CEFAC, ubicado en Santa Catarina Lachatao –una localidad en la Sierra Norte de Oaxaca–, es un proyecto comunitario que busca integrar saberes importantes para la cultura y la preservación de la comunidad en la enseñanza básica.

En Lachatao (2024, dir. Natalia Bruschtein), se presenta este proyecto con el objetivo de cuidar y preservar los valores necesarios para que la comunidad perdure en las generaciones más jóvenes.

Platicamos con la directora Natalia Bruschtein, tras la selección de su documental en la categoría de Largometraje Documental Mexicano en la 22ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

Lachatao (2024, dir. Natalia Bruschtein)

FICM: Tengo entendido que conociste Santa Catarina Lachatao gracias a una vecina tuya, que vivía ahí y te habló de la escuela que construyó la comunidad. ¿Qué te llevó a decidir quedarte y hacer un documental?

NB: Hubo varias cosas que me llamaron mucho la atención de la comunidad. La verdad es que, cuando llegué, no tenía muchas expectativas. Pensé: “Bueno, vamos a ver”. Estuvimos una semana, y durante ese tiempo sucedieron varias cosas. Una de ellas fue que me di cuenta de que, en toda la semana, nunca vi a un niño hacer un berrinche. Me quedé pensando en la relación que había entre los niños y los berrinches, ¿qué era lo que hacía que no tuvieran esa necesidad?

Empecé a observar la relación entre los adultos y los niños, y la importancia que se le da a estos últimos. A menudo, los adultos vemos a los niños como una carga y no como parte de nuestras relaciones y vínculos, cuando en realidad ellos son el futuro. Lo que les enseñemos serán los valores que tendrán en adelante. Por otro lado, me llamó mucho la atención la relación de comunidad, algo que se ha perdido mucho en las ciudades. En la comunidad, el cuidarse unos a otros y cuidar el entorno es fundamental para avanzar juntos.

FICM: El aprendizaje de los niños no se limita al CEFAC, sino que también ocurre en sus familias, quienes les enseñan a reconocer la importancia del territorio y su trabajo. ¿Qué fue lo más valioso de conocer estas experiencias? ¿Qué nos puedes decir sobre el CEFAC y lo que las niñas y niños aprenden con sus familias?

NB: Algo que me parece muy importante es el tema de la memoria y la identidad, y cómo la comunidad ha evitado que se pierda esa identidad. El CEFAC es una iniciativa de los padres de familia, porque en la comunidad solo había un maestro de primaria para todos los niños, y los padres se dieron cuenta de que no estaban recibiendo la educación que necesitaban. Además, querían una educación que estuviera vinculada a su realidad.

Así crearon el CEFAC, que ofrece una educación integral, no solo académica, sino también enfocada en su entorno. Por ejemplo, primero aprenden sobre la geografía local antes de pasar a la universal. Dicen: “¿De qué sirve saber dónde está Europa si no conocen su propio entorno?”. También enseñan medicina tradicional, la importancia de las hierbas, cómo trabajar la tierra, y cómo interpretar el clima, algo vital para el día a día. Eso es lo que me dio la comunidad: entender la importancia de ver a los niños como parte del futuro de su cultura y comunidad.

Lachatao (2024, dir. Natalia Bruschtein)

FICM: Además de lo que mencionas, el documental tiene una sensación muy íntima, algo que en general aprecio en los documentales: la presencia de la cámara y del director o directora parece invisible. ¿Cómo creaste esta relación con los niños, los padres, la maestra y los demás miembros de la comunidad? En especial con los niños, porque están teniendo pláticas muy profundas, pero parece que están solos, y de repente la cámara se aparece de manera mágica.

NB: Fueron varias cosas. Pasamos mucho tiempo con ellos. Éramos solo el fotógrafo, Miguel Tovar, y yo, y convivíamos todo el día con la comunidad. Nos quedamos a vivir una semana en la casa de uno de ellos, lo que ayudó mucho.

Creo que algo muy bonito es que los niños son muy adaptables. Son curiosos y siempre están atentos a lo que pasa a su alrededor, pero también tienen momentos muy internos en los que el mundo desaparece para ellos. Miguel, además, tiene una conexión muy especial con los niños y una energía increíble. A veces lo dejaba solo con ellos, y lograba capturar esa curiosidad que a mí me interesaba tanto: cómo los niños ven el mundo, qué piensan. Por ejemplo, cuando están hablando de la reencarnación, ese momento fue muy chistoso. Yo estaba en un cuartito muy pequeño con el micrófono, y Miguel estaba afuera grabando las gallinas. De repente, los niños empezaron a hablar sobre la reencarnación y la muerte, totalmente abstraídos de lo que sucedía alrededor. Fue un momento mágico que nos dieron los niños, y creo que fue posible gracias al respeto y cuidado que les brindamos, sin forzarlos a decir o hacer cosas que no eran naturales para ellos.

FICM: Volviendo al tema de la comunidad, ¿crees que hay más personas buscando preservar la comunidad o prefieren irse y enviar a sus hijos a otras escuelas?

NB: En algún momento, la migración fue muy fuerte, pero desde hace varios años, al menos desde que llegué, ya no ha habido casi migración. Creo que ha habido un cambio importante. Claro, hay una migración natural por el crecimiento de los jóvenes; es una comunidad pequeña, y algunos buscan pareja o estudiar una carrera universitaria. Pero lo que les enseñan los padres –y creo que es su mayor valor– es que no están obligados a quedarse. Pueden salir, crecer y luego regresar. Aunque en algún momento la comunidad tuvo 1500 habitantes, ahora son alrededor de 200, pero han logrado mantenerse. Ha habido nacimientos, y el arraigo ha crecido considerablemente.

FICM: ¿Tienes pensado trabajar temas como la defensa del territorio o la tala ilegal en próximos documentales?

Natalia Bruschtein: No, en este momento no estoy enfocada en esos temas. Estoy trabajando en algo diferente relacionado con la memoria. Bueno, en realidad, estoy pensando en otro proyecto relacionado con la contaminación, pero está muy en pañales.