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Sasha Montenegro. La original Bella de noche

Existen personalidades que trascienden más allá de su vida privada, es el caso de la bellísima actriz Sasha Montenegro cuyo romance y matrimonio con el ex presidente José López Portillo fue y seguirá siendo abono para los pasquines y programas de chisme amarillista que abundan en nuestro país.

En efecto, la carrera fílmica de Aleksandra Aćimović Popović (Bari, Italia, 20 de enero 1946-Cuernavaca, Morelos 14 de febrero 2024) está por encima de las dinámicas del poder y del entretenimiento en el México de los años setenta y ochenta, su época cinematográfica más fructífera. De ascendencia yugoslava, sus padres huyeron de los horrores de la guerra donde parte de su familia murió en un campo de concentración. De Italia, se fue a Argentina donde estudió danza clásica y periodismo y por una invitación para actuar en una película, llegó a México en 1961 para debutar en Un sueño de amor (1971), cursi melodrama de Rubén Galindo para lucimiento de José José y la muy jovencita Verónica Castro en el papel de una invidente. Sasha encarna aquí los recuerdos traumáticos del cantante: su primer amor, fallecido en circunstancias trágicas. El impacto de su apostura es tal, que de inmediato obtiene contratos para aparecer en breves papeles en: Acapulco 12-22, Hijazo de mi vidaza o Pistoleros bajo el sol y sobre todo, sumarse al cine de luchadores que reclamaba nuevas bellezas al inicio de los setenta y Sasha Montenegro se trastocó en reina de ese género en aquellos primeros años: Santo contra los asesinos de otros mundos, Santo contra la magia negra –como cruel sacerdotisa de amplios escotes-, Noche de muerte, Anónimo mortal, Santo y Blue Demon contra el Dr. Frankenstein, Las bestias del terror o Los vampiros de Coyoacán.

Sasha Montenegro

No obstante, también participaría como hermosa amazona de un circo en el episodio Esperanza de Fe, Esperanza y Caridad (1972) dirigida por Luis Alcoriza y coprotagonizaría Peregrina/El asesinato de Carrillo Puerto (1973) de Mario Hernández con Antonio Aguilar como el gobernador de Yucatán Felipe Carrillo Puerto y su idilio con la periodista estadunidense Alma Reed en los años 20. Todo aquello, sería el preámbulo para trastocarse en otra de esas Diosas del cine nacional bajo los acordes tropicales de Pepe Arévalo y sus Mulatos o La Sonora Santanera en el polémico, satanizado y misóginamente llamado cine de “ficheras y encueratrices” donde Sasha se convertiría en la principal oficiante de un rito sensual y liberador de aquellos filmes que actualizaban las películas de cabaret y sus pecadoras tiernas, inocentes o seductoras, o aquellas de desnudos erotismo y arrepentimiento de Cinematográfica Calderón. El regodeo voluptuoso que llevó a los altares del inconsciente colectivo a hermosuras como Sasha Montenegro, Lyn May o Angélica Chaín y al despliegue humorístico de figuras como: Víctor Manuel "El Güero" Castro, Eduardo "Lalo El Mimo", Rafael Rojas "El Caballo", Rafael Inclán, Alfonso Zayas, Pedro Weber "Chatanuga", Roberto "El Flaco" Guzmán o Manuel "El Flaco" Ibáñez.

Con el subtítulo de Las ficheras, Bellas de noche (1974), dirigida por Miguel M. Delgado y protagonizada por Sasha, Jorge Rivero, "Lalo El Mimo", Carmen Salinas y el futuro gran realizador del género, "El Güero" Castro, autor del guion, se convirtió en un exitoso modelo para armar de una industria que se sostuvo gracias a los múltiples ejemplos de este cine escapista, anti solemne, irreverente y popular. A partir de ésta película, la atractiva Sasha Montenegro, barrió con el cuadro fílmico nacional en pleno echeverrismo y su cine de denuncia social, con una serie de afamadas sexy comedias, repletas de albures, leperadas, desnudos femeninos y melodías tropicales como El orangután, o Mi razón, sin faltar celebérrimos temas de Agustín Lara como Pecadora y Aventurera. La trama involucra a un grupo de cabareteras, entre ellas, Carmen (Sasha) orillada al vicio por una madre enferma y la falta de estudios, que se mantiene pura en espíritu y que laboran en un antro llamado El Pirulí que regentea La Matraca: una atractiva Rosa Carmina, a un boxeador a quien le han suspendido su licencia, a unos caricaturescos mafiosos y a un gigoló que encarna "Lalo El Mimo", que paga una deuda de honor con largas sesiones de calistenia sexual. Bellas de noche, fue la primera de una serie de cintas de fórmula que aprovecharon la apertura de la censura para mostrar desnudos y majaderías en esta suerte de subgénero, variante del cine prostibulario y del softporno, que repitieron hasta el cansancio los mismos repartos con variantes, canciones, chistes, situaciones lúbricas, tragicómicas y melodramáticas, albures y desenlaces felices, pícaros y sensualones.

Sasha Montenegro
Sasha Montenegro

Bellas de noche se mantuvo en salas durante 26 semanas y Sasha seguiría apareciendo en relatos similares como: Las ficheras 2, Noches de cabaret, donde Sasha se hace pasar por hombre para entrar a un show travesti; Las tentadoras, Noches de cabaret, Oyé Salomé, Muñecas de medianoche y otras más subidas de tono como: La pulquería y su secuela, Chile picante o Huevos rancheros. Impactantes los desnudos de una espectacular Sasha en La golfa del barrio (1981) de Rubén Galindo o en Blanca Nieves y… sus 7 amantes (1980) de Ismael Rodríguez, que aprovechaba no sólo la belleza natural de Ixtapa, sino de la propia Sasha, como una guapa espía que naufraga en una isla habitada por siete delincuentes, a quienes tiene que complacer para sobrevivir. Ismael la dirigiría además en: Solicito marido para engañar, Dos tipas de cuidado y Ellos trajeron la violencia interpretando a una monja. Por último, en su amplia filmografía que rebasa los 70 títulos vale la pena citar: Fieras en brama (1981) de Raúl de Anda hijo, donde Sasha mujer casada intenta seducir al ingenuo jovencito que encarna Valentín Trujillo que enfrenta su lujuria, odio y venganza. La vida difícil de una mujer fácil (1977) de José María Fernández Unsaín, inspirada en una obra de Luis G. Basurto y sus temas preferidos: sexualidad, religión y redención: durante el velorio de la prostituta Violeta (la hermosa Sasha) varios hombres recuerdan cómo ella los ayudó. Uno rememora cómo lo animó a convencerse de su virilidad, un profesor cómo lo liberó de su manipuladora mujer o un sacerdote cómo le hizo comprender su vocación. Y, Llámenme Mike (1979) de Alfredo Gurrola, una suerte de demencial parodia de las cintas de detectives estadounidenses que mezcla la acción y la farsa con resultados eficaces. Alejandro Parodi es Miguel, un delincuente con chapa de un aparato represivo y violento que actúa con la mayor impunidad; un héroe cansado que intenta redimir prostitutas como la bella femme fatal que encarna Sasha Montenegro, figura icónica de nuestro cine.