24 · 10 · 24 Rosalie Varda presentó SIN TECHO, NI LEY, en la 22° edición del FICM Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Daniel Hernández Dentro del programa mk2 de la 22° edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) se proyectó la película Sin techo, ni ley (1985), de la directora Agnès Varda. La presentación fue realizada por Rosalie Varda, hija de Agnès, y Chlöe Roddick, programadora del festival. En su intervención, Roddick destacó la relevancia de esta obra para el cine: “Es una obra maestra en la historia del cine feminista porque rompio paradigmas, tanto en términos de su lenguaje cinematográfico y en su forma de retratar a una mujer que desafió su entorno”. La película nos habla de Mona Bergeron, quien muere y su cuerpo congelado es encontrado en una zanja en la campiña francesa. A partir de esto, la historia retrocede a las semanas previas al fallecimiento de la joven. A través de flashbacks, se observa a Mona decaer gradualmente a medida que viaja de un lugar a otro, acepta trabajos ocasionales y se queda con quien le ofrezca un lugar para dormir. Rosalie Varda Durante su presentación, Varda mencionó el cariño que le tiene al festival: “Siempre es un placer estar en el festival, el equipo es como mi familia mexicana y debo de decirles que mi madre también amaba a México”. Comentó cómo la curiosidad es fundamental en la forma de trabajar de su mamá, pues buscaba conservarla en sus películas. Explicó que la historia surge a partir de un encuentro de su madre con una mujer que viajaba de aventón. Después de una plática, la mujer se fue. Posteriormente, se encontraron en varias ocasiones causándole curiosidad por esta mujer resentida con la sociedad. Todo esto culminó en la escritura del guion. Añadió que la película fue de las más importantes dentro del trabajo de su mamá, pues fue la única que recaudó dinero, vendiendo un millón de boletos en las salas de cine, siendo una hazaña en 1985. En septiembre de 1985, la película fue elegida para ser acreedora al León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Como anécdota divertida, Rosalie contó cómo un día previo a la entrega del premio su madre desapareció, así que el festival le pagó un vuelo para que llegara a recibir el premio: “Tuve que hacerla de detective porque no quería ser yo quien recibiera el premio”. Tras su investigación logró dar con ella, pero no se enteró pues estaba en su camino a la ceremonia. Una vez en el hotel, ambas se encontraron, causando un momento muy confuso, pero divertido con su madre. Finalmente, relató cómo durante el estreno del filme en diciembre Agnès dijo: “Estamos en invierno, y ustedes que están en el cine están gozando de la calefacción, pero recuerden que Mona está ahí afuera sola y siempre tiene frío”. Rosalie destacó la sensibilidad que le generó su madre al ser una persona que estaba con las personas reales, en el mundo real: “Ahora hago todo lo que puedo por conservar su legado y seguir con la transmisión”, concluyó.