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Ricardo Nicolayevsky el cineasta rebelde

“Los retratos que hago son de mis amigos de gente que conozco y con la que puedo establecer una intimidad. Tienen un poco de documental, mucho de experimental y un ejercicio espiritual, el resultado es un retrato con la música que yo mismo compongo”

Nicolayevsky, quien se describe a sí mismo como un cineasta rebelde considera que su propuesta se basa en varios puntos concretos “primero demostrar que el cine no necesariamente tiene que contar una historia, segundo que se puede hacer sin un peso, tercero que no hay reglas”.

En caunto al manejo de la técnica, sus experimentos, los cuales realiza principalmente en Super 8 y en cámara digital buscan jugar con la doble, triple y cuadruple exposición así como aprovechar los accidentes afortunados.”

El cineasta que ha participado en más de 50 exposiciones en festivales y cineclubs de diferentes países del mundo y que es becario de Rockefeller considera que “el retrato es una manera de homenajear a la gente, es un juego de complicidades que tiene que ver con la espiritualidad, es una forma de hacer el amor de una manera muy sublime porque rompo con el esquema de que la cámara pone distancia, para mí es al contrario, nos une.”