26 · 05 · 22 RETIRO, un acto de rebeldía femenina Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Gabriela Martínez Gabriela Martínez Por varios años, el Santuario de Atotonilco ha albergado a cientos de personas, en su mayoría mujeres, que anualmente llegan a este lugar para participar en los retiros espirituales que ahí se realizan. Tal como lo retrata la directora y productora Daniela Alatorre en su ópera prima, Retiro, este lugar situado a 14 kilómetros de San Miguel en Guanajuato, es mucho más que un punto de reunión para fortalecer la fe católica. Es un lugar donde mujeres de distintos estados del país se reencuentran, crean vínculos y se acuerpan entre ellas para rebelarse contra el status quo impuesto por la iglesia y la sociedad. Ganadora del Premio Ambulante y de una Mención Especial del Jurado en el 17° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), Retiro explora el vínculo entre tres generaciones de mujeres, Zoila, Marina y Perla, quienes luchan por reafirmar su independencia en una sociedad paternalista. Este documental es una historia de amor familiar y valentía que celebra la fuerza femenina indagando con delicadeza en los inesperados lugares donde esta se congrega. El FICM tuvo la oportunidad de platicar con la directora de la película, quien nos habló del origen de este trabajo y las dificultades que enfrentó al realizarlo. FICM: ¿Cómo llegó la historia de Zoila, Marina y Perla a tus manos? Daniela Alatorre: Tengo muchos años de conocer a Perla, Zoila y a Marina. A perla la conozco desde que tiene un año. Marina empezó a trabajar como cocinera en la casa de fin de semana de mi padre en Valle de Bravo y así fue como la conocí. Cuando decidí hacer una maestría en cine documental en la Escuela de Artes Visuales en Nueva York y cuando estaba en el proceso de decidir sobre qué quería hacer mi tesis, en un principio no iba a ser un largo, eso pasó después y decidí que quería hacer una película sobre Marina y sobre estas mujeres en su familia, sobre estas tres generaciones y creo que más que tener muy claro de qué se trataba la película, creo que fue un proceso de indagación. A mi siempre me atrajo muchísimo Marina como una mujer con una fortaleza imponente y con una gran sabiduría, cómo esta sabiduría que a lo mejor provenía de otro tipo de conocimiento, sin idealizar la vida en el campo porque la vida en el campo porque es muy difícil, pero sí creo que hay un conocimiento que proviene de vivir en el campo y de la vida rural en México. Yo quería entender de dónde venía la fortaleza y la sabiduría sabiduría de Marina y cómo se pasaba eso de generación en generación. Uno de los lugares más importantes de los que Marina siempre hablaba, y del que yo le escuchaba hablar mientras platicaba con ella a lo largo de todos estos años, era el retiro de Atotonilco al cual se llevaba a Perla desde que ella tenía seis años y cómo este espacio al que ella iba sin importar lo que pasara. Esta semana era para ella y yo quería entender qué era lo que había en ese lugar que para Marina era un espacio en donde ella podía encontrar fortaleza y creo que fue un arranque, casi como de indagación, de tratar de entender de dónde venía esa fortaleza y sabiduría de Marina. FICM: Perla, en el documental mencionas que querías evitar cometer los mismos errores que tu madre. Durante el proceso de filmación, ¿como te sentiste, que descubrimientos hiciste sobre ti misma? Perla: Esto de tomarlo como error lo vi como que en realidad no quería seguir estos patrones a los que estábamos acostumbradas en casa, en el lugar en donde crecí, donde el típico plan es que creces, eres mamá, cuidas a tus hijos y ya ahí termina todo. Yo ya no quería este ciclo, no me veía dentro de este y yo sabía que quería cambiar y buscar algo que me llenara a mí y creo que seguir el ciclo no era lo que a mí me satisfacía. La verdad es que, por parte de mi mamá y de Marina, mi abuela, sí recibí todo este apoyo de decir "OK, ¿no quieres lo mismo? Increíble, haz lo que a ti mejor te guste, lo que mejor te acomode y si quieres seguir estudiando, increíble. Si quieres hacer los proyectos que tú quieras, está muy bien". No me obligaron a quedarme aquí, al contrario tuve mucho apoyo. No quería ser mamá de los 20 años, no quería quedarme ahí, quería crecer como persona porque para mí eso era importante y muy grande. Y bueno, ahí vamos, se está logrando. FICM: En cuestiones de producción, ¿a qué te enfrentaste, qué dificultades hubo durante el proceso? DA: Todas. Me enfrenté a todas las dificultades. También yo empecé hacer esta película justo cuando estaba haciendo la maestría y entonces hubo dos cosas que se combinaron: una, que yo quería aprender a hacer cine, llevaba mucho tiempo produciendo y programando, entonces quería también aprovechar el ejercicio de documentar y de hacer la película. La otra es que cuando yo decidí que quería ir al retiro, tuve muchísima suerte porque acababa de cambiar el director de Atotonilco, tenía ocho meses y era un padre joven y hacía más de ocho años que no entraban cámaras al Santuario de Atotonilco y me dio permiso de entrar pero sólo a mi con la cámara. Tuve que entrar sola hacer el sonido, con la cámara, hacer la fotografía. El primer año me dejaron entrar de las seis de la mañana y a las cinco de la tarde me tenía que salir del retiro y luego, durante el segundo año, me dejaron quedarme en el retiro y tuve una pequeña habitación en donde tenía pilas, las cargaba y cambiaba tarjetas porque estaba grabando todo el día y luego, el tercer año, regresé a tomar algunas imágenes que quería tener de este espacio religioso. Yo creo que el cine es un arte colaborativo y estar sola, sobre todo en el rodaje, me enfrentó a mi propia inexperiencia como camarógrafa, como fotógrafa, sonidista. Entrar en un lugar donde suceden tantas cosas me hacía pensar que no servía nada de mi material, porque todo el tiempo me estaba moviendo. Poco a poco fui entendiendo qué era la película que yo quería hacer, dónde estaba la película que quería hacer, porque cuando entré al retiro, la verdad es que entré con muchísimos prejuicios y con esta sensación de "yo sé lo que pase aquí", "yo sé lo que se dice aquí" y me di cuenta de que de manera paralela había muchas otras cosas sucediendo. Lo que me parecía mucho más interesante, porque me confrontaba con mis propios prejuicios, era que lo que estas mujeres encontraban en este lugar era compañía femenina y que la compañía femenina, independientemente del contexto, es muy poderosa y que ese acuerpamiento de mujeres con otras mujeres y este acompañamiento de mujeres con otras mujeres, ya sea que salgamos a caminar a marchar a paseo de la Reforma o que haya una reunión con otras mujeres, que se acuerpamiento es sanador. Se vuelve una experiencia poderosa. Lo que me interesaba eran las cosas contradictorias y ambiguas, pero ahí estaba mi película. Creo que el proceso más difícil en la parte técnica obviamente tiene que ver con esta cuestión de qué lo hice en solitario. Durante el rodaje tuve mucho acompañamiento, asesorías edición música, diseño sonoro y en toda la parte colectiva de hacer cine, que también tiene que ver con poder intercambiar y hacer rebotes creativos, la parte más compleja del proceso estaba en que yo tuve que pelear con mis propios prejuicios y constantemente regresar preguntarme cuál era la película que quería hacer muchas veces durante el proceso de edición. Yo me preguntaba dónde estaba mi voz, "¿qué es lo que tú opinas?" y yo decía "es que no sé si me importa tanto qué opino yo", en realidad me interesaba que la relación que yo tenía con mis protagonistas estaba atravesado no interfiriera, quería que la experiencia del retiro, de los 15 años, la experiencia del campo y de las generaciones fuera través de las voces de ellas y no de mi voz. FICM: Perla, ¿para ti como es la experiencia de ir al retiro? P: Más que encontrar mi parte religiosa o que esa sea mi motivación, creo que yo iba más por mis ganas de escuchar a estas mujeres, sus historias de vida. El poder escuchar cómo se sienten, cómo viven el resto del año, sus anécdotas, su sufrimiento, su felicidad, todo lo que hacen y que comparten con otras mujeres. Más que escuchar lo que decía el sacerdote de cómo tienes que hacer las cosas, porque te piden que permanezcas en tu rol y que lo debes respetar y que debe seguir, me ha gustado más escuchar mujeres de diferentes lugares, desde niñas hasta mujeres de 80 años que han asistido al retiro por más de 50 años y todo lo que tienen que hacer para poder asistir, todo el valor que le dan a esa fecha en específico porque algunas de ellas tienen que ahorrar durante todo el año para poder ir al retiro mujeres y que sus maridos no les dijera nada o que no se sintiera que faltaban en el lugar donde trabajan. Todas las historias de vida de las mujeres son tan diferentes pero a la vez tan iguales, porque todos tienen estas ganas de ir a encontrarse con otras mujeres de todo el país y saber que ellas son amigas y se esperan y se buscan cada año. Puedes escuchar cosas como "hoy no he visto a fulanita" o "¿qué estará pasando? ¿por qué no vino?'" porque durante el resto del año no tienen contacto, es únicamente durante esos ocho días de retiro y siempre hay alguien que conoce a las personas que faltan. En este retiro muchas se reencuentran para contarse todo lo que han vivido el resto del año y es una de las partes que más disfrutaba, poder escuchar estas historias que te hacen llenarte de fuerza y ver lo que tenemos que hacer nosotras como mujeres y que no todas tenemos esa libertad para salir y hacer y ser lo que realmente queremos. Creo que también me gusta porque puedo estar con mi mamá y con mi abuela, mi mamá Marina, porque durante este espacio son días únicamente para nosotras, para dormir juntas, andar juntas, comer juntas, hacer todo juntas y había momentos en los que ella se iba a dormir y yo me quedaba a ver o ella hacía guardia mientras. Había días en que no quería queríamos comer en el retiro y entonces no salíamos a otros lugares y también podía estar siempre con mi abuela, como muéganos. DA: Me di cuenta de que hay algo muy particular en la primera vez que las mujeres van al retiro porque está cargado de un especie de desobediencia, como si fuera una acción de rebeldía. Muchas veces es difícil que a las mujeres las dejen ir al retiro porque los maridos tienen que dejarlas ir durante una semana, ellas son las encargadas de la casa de cocinarles y con esto me di cuenta de qué entre ellas se decían "no te preocupes, la primera vez que yo me fui también me dejó de hablar" y "tampoco me quería dejar ir y la primera vez que yo me fui también muy difícil, no le hagas caso se va a acostumbrar", etcétera. Lo que se me hace muy lindo de esta situación es que esto implica tomar una decisión autónoma de decir "me voy porque me voy, porque quiero" es como si de pronto la acción de ir a este lugar tenga un poco de rebeldía, rebeldía que nunca ha existido en estas mujeres y que está acompañada por el acuerpamiento y el apoyo de otra red de mujeres que les dicen que está bien ser rebelde, que realmente no pasa nada, no te va a pasar nada. Para mí el discurso central al que se van a encontrar en el retiro es un discurso que busca preservar el status quo de la Iglesia Católica, ese discurso que de alguna forma quiere preservar las estructuras de la Iglesia Católica, por eso es que suceden cosas a la par y que de pronto son ambiguas. Es cierto que existe una acción de rebeldía por parte de estas mujeres para ir a un espacio en donde escuchan un discurso que busca preservar esas mismas estructuras de las qué están saliendo, eso no quiere decir que el acuerpamiento de otras mujeres no sea sanador, que el acompañamiento de otras mujeres no sea poderoso. Esto fue lo que yo encontré y descubrí, me di cuenta de que me interesaba que este retiro hiciera eco de la vida cotidiana y que, a su vez, la vida cotidiana hiciera eco del retiro , por eso la película va y viene de la vida cotidiana al retiro. FICM: Sabemos que retiro es tu ópera prima y que la película ha tenido un largo recorrido para lograrse, ¿que aprendizajes te dejo este debut como directora? DA: Yo creo que la experiencia más importante es que cambió mi perspectiva sobre dirigir y yo llevo muchísimos años produciendo tengo una compañía productora que se llama No Ficción con Elena Fortes. Elena y yo siempre decimos que nos consideramos a nosotras mismas productoras creativas, nunca estamos involucradas en un proyecto donde no seamos parte del proceso creativo. Para mí, el hecho de haber dirigido y de pasar es por esta experiencia, es algo que me dio mucha humildad. Es muy complejo acordarse por qué quieres hacer la película que quieres hacer, cuál es la película que quieres hacer. La fuerza principal para poder hacer una película muchas veces viene de esa visión y de esa dirección, entonces creo que mi relación con los directores y las directoras también cambió porque me parece que ese acompañamiento creativo y ese rebote creativo que te lleva a entender que es un proceso complejo, que te lleva a seguir descubriendo pero al mismo tiempo preservar los principios de por qué contar esa historia y de por qué hacer esa película y el hecho de finalmente poder estrenarla en salas de cine. También quiero decir que la película pasó por decenas de eventos virtuales a lo largo de estos dos años. Después de haber estado en Docs MX, en el Festival de Cine de Morelia y haber ganado una Mención Especial en el festival y el Premio Ambulante, llegó el primer Ambulante en Casa y ahí quedó truncada la posibilidad de tener eventos presenciales por la pandemia y ahora, dos años después, lograr tener una distribución mixta en donde estará en salas pero también estará en una circuitos culturales, es muy valioso. Tenemos vínculos con espacios culturales, universidades, con la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y con clases estudios de género . Desarrollamos una guía de conversación con textos, bibliografía y preguntas que de alguna manera son un punto de partida para generar conversación y hablar de cuidados, de maternidades, para hablar de feminismos, para hablar de generaciones y para que la película no solamente se pueda ver en una sala de cine, sino también puede ser un punto de partida para generar conversaciones alrededor de la parte social, de quiénes somos, de cuál es la historia y de cómo se va construyendo un poco la idea de "mujer" en diferentes partes y diferentes contextos del país FICM: Esta guía que mencionas se puede consultar en algún lugar DA: Sí la vamos a poner en la página de No Ficción, en la parte de películas donde está Retiro, y también hicimos una guía de discusión para Una película de policías y creo que es un poco en la tradición de la televisión pública de algunos lugares en Estados Unidos, en donde se piensa el cine como un espacio generador de conversaciones. He tenido posibilidad de estar en dos clases, una de estudios de género en la UNAM y otra de cine con perspectiva de género, en donde vieron la película y después conversamos a partir de ella. Me parece increíble que pensemos en la distribución como algo que tiene muchos frentes y muchas ventanas, que podemos tener la película en el cine pero también el salón de clases, en un cine club, en una plaza y en un espacio público, porque generar conversaciones me parece que es de las cosas más interesantes que puede ser el cine documental en México