06 · 07 · 23 MINEZOTA de Carlos Enderle: amor, sexo y religión Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña En su edición número 13, en 2015, el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) aportaba un nuevo e importante estímulo que en la actualidad sigue manteniendo un alto nivel y cosechando frutos importantes para apoyar las carreras de jóvenes cineastas con obras en proceso. Se trataba del Premio Impulso Morelia, cuyos primeros ganadores de ese año, sería el documental Plaza de la Soledad, de Maya Goded, y el largometraje de ficción Minezota, de Carlos Enderle, que se ambientaba en la populosa Ciudad Nezahualcóyotl, en la que se narran una serie de crónicas que convergen entre sí. Un año después, Minezota (2016), dueña de un ritmo eficaz y una admirable fotografía en blanco y negro a cargo de Raúl Campero, se exhibía en Morelia y ésta semana, siete años más tarde, se estrena comercialmente. Minezota (2016, dir. Carlos Enderle) Carlos Enderle debutaba en 2009 con la intrigante y divertida Crónicas chilangas, donde tres personajes protagonistas: una mujer robusta fascinada con la pornografía, un esquizofrénico convencido de la presencia de extraterrestres y un profesor jubilado con una hija parapléjica, entrecruzan sus historias.Con una tónica similar y realizada de manera independiente, Enderle inserta la historia escrita por él mismo en el corazón de Ciudad Neza, en la que relata de nueva cuenta varias viñetas que se unen en un punto. El cine mexicano recurre poco al retrato de la clase trabajadora y estudiantil de los barrios suburbanos que rodean la Ciudad de México. Colonias como La Roma, Condesa, Juárez, Coyoacán, el centro histórico y otras, suelen ser las zonas cosmopolitas con historias aspiracionales y románticas que en buena medida la cinematografía mexicana de corte comercial apuesta. En cambio, las áreas conurbadas parecen ser sinónimo de violencia y sordidez, por ello, llama la atención el tratamiento que Enderle aporta a Minezota rompiendo con ese estigma que se inició desde el primera historia fílmica que retrató ese municipio: QRR/ Quien resulte responsable (1970) de Gustavo Alatriste, asistido entonces por los jóvenes Arturo Ripstein y Paul Leduc. Este documental con múltiples entrevistas, que descubría la evolución y la gobernancia interna de la entonces muy conflictiva Ciudad Nezahualcóyotl, como una suerte de microcosmos de la propia Ciudad de México con sus carencias, corruptelas, violencia e ilusiones rotas y con algunos momentos notables como la del joven detenido que explica la manera como se defendió de un agresor. Minezota (2016, dir. Carlos Enderle) Pese a su bajo presupuesto y su rodaje de cine guerrilla, Enderle consigue un relato digno y entretenido en el que la banda sonora y el montaje lucen de manera efectiva para contar otras crónicas suburbanas. Las de Violeta (Guillermina Campuzano), una educadora de kínder empeñada en tener un hijo, Ismael (Pablo Abitia), su distante, interesado y mujeriego novio, líder de Shambala, una banda de rock tecno –inspirada en Depeche Mode- y un par de jóvenes predicadores mormones: Elder Rasmunson (Evan Lamagna) y Elder Casillas (Hansel Ramírez) que oculta su verdadera preferencia sexual. Un humor negro e irónico, un rechazo total a las fórmulas melodramáticas, personajes marginales y un enorme gusto por los estratos populares, así como una burla hacia los preceptos de moralidad, colocan a Enderle como una suerte de seguidor contemporáneo de aquellos relatos poco apreciados y socialmente comprometidos, realizados en los años setenta y ochenta por José El Perro Estrada.