24 · 10 · 24 MI TÍA GILMA, de Alexandra Henao, se presentó en el 22º FICM Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Daniel Hernández Mi tía Gilma (2023), de Alexandra Henao, ganadora del Yellow Robin Award en el pasado Festival Internacional de Cine de Curaçao, fue presentada en la 22° edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La presentación fue realizada por la directora de la película; Beto Benites, productor de la película; y Gregory y Michael Elias, fundadores del Festival Internacional de Cine de Rotterdam Curaçao (CIFFR). Durante su presentación, Michael Elias agradeció a Daniela Michel por todo el apoyo brindado al CIFFR, pues lo amplió a horizontes internacionales: “Desde el 2012 nos contactó a nuestro festival y nos alentó a ampliar la visión y presentar películas internacionales como lo hace el FICM”. Beto Benites Por su parte, Alexandra Henao mencionó su gratitud por estar en el festival y por poder proyectar este filme dentro de él: “Es un honor para mí estar en este festival que es tan diverso, grande y tan icónico. Esta película nació de querer decirle al mundo cosas que nos están pasando en Venezuela”, dijo previo a la proyección. La película nos narra la historia de Isabel, quien tiene 13 años y cuida a su tía Gilma, quien fue internada en un hospital de Caracas después de ser golpeada por su pareja. En medio del caos que las rodea, Isabel hará cualquier cosa para salvar a su tía y cumplir una promesa. En la interacción con el público, Henao reveló que la historia se basa en sus experiencias personales: “El personaje de Isabel está basado en una situación que tuve con una tía y con mi mamá a quienes tuve que cuidar a una corta edad”. Además, reveló que el personaje de Isabela, protagonista de la historia, es interpretado por su hija, lo cual facilitó bastante la realización del filme, pues había un conocimiento profundo de una a la otra. Beto Benites, por otro lado, habló acerca de los retos que tuvo la realización de este proyecto: “Tuvimos que filmar sin ningún permiso, por lo cual tuvimos que requerir distintas estrategias como conocer gente que nos permitiera grabar en los distintos espacios”. También añadió que las escenas de protestas son reales, y para grabarlas tuvieron que mantenerse alerta para salir a filmarlas con un equipo técnico de lo más básico y conformado por seis personas. Finalmente, Henao relató una continuación ficticia de la película que dejó conmovidos a todos los espectadores: “Isabela se fue a Francia, pero regresó a montar una fábrica de perfumes que vende en Venezuela porque llegó a una nueva Venezuela próspera y libre”, concluyó.