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La Sombra de Armando Silvestre (1926-2024)

Confieso que una de las películas que dejaron honda huella en mi niñez fue el serial de aventuras La Sombra Vengadora (1954) compuesto por cuatro largos dirigidos en 1954 por Rafael Baledón y que vi en nuestro televisor Admiral en blanco y negro hacia 1967. La Mano Negra y sus esbirros, secuestra a un científico que ha descubierto una fórmula para producir drogas heroicas de forma sintética y asesina a otros de sus colegas con la ayuda de Zombie, un puma. La hija del científico y alumnos de éste, enfrentan a los criminales con la ayuda de un luchador de capa negra, mallas oscuras con una línea blanca que zigzaguea sobre la pierna izquierda y una máscara negra cruzada por un rayo blanco: La Sombra.

Armando Silvestre

El protagonista de aquella saga era Armando Silvestre Carrascosa, fallecido ésta semana. Pese a su imponente y atlético cuerpo, el luchador bajo la máscara era interpretado por Fernando Osés y el personaje del galán, discípulo del científico era el actor nacido en San Diego California hace 98 años. Silvestre, antes de apostar por la actuación bajo la guía de Seki Sano, fue torero, piloto de autos y cosechó triunfos en equitación, buceo, golf y regatas de veleros. Una suerte de “hombre de acción” llamado a adentrarse en ese tipo de papeles sobre todo en el cine policiaco y de luchadores, en una filmografía superior a los 150 títulos incluyendo decenas de videohomes en los ochenta y noventa.  

En Tarzan y las sirenas (1947), filmada en Acapulco protagonizada por Linda Christian —hermana de Ariadna Welter—,aparece como uno de los nativos y en Lola Casanova (1948), de la debutante Matilde Landeta, recibe su gran oportunidad como el indígena seri “Coyote Iguana” del que se enamora la protagonista Meche Barba, joven criolla que enfrenta la marginación y el maltrato a los indios en Sonora a principios del siglo pasado, y con Gloria Marín filma Rincón Brujo en 1949. Con las tres actrices se le atribuyeron idilios y al parecer por su insistencia con Christian en apariencia “novia” del entonces presidente Miguel Alemán, tuvo que irse una temporada a Estados Unidos donde apareció en cintas como: Misterio en México, Tambores apaches, El correo de la muerte o La marca del renegado y más.

Es una suerte de detective mujeriego y vividor en Mujeres de teatro (1951) al lado de Emilia Guiú, Rosita Fornés y María Victoria. En Siguiendo pistas (1959) y En busca de la muerte (1960), junto a Lilia del Valle, encarnaba al seductor reportero-detective Fernando Morán y al Inspector Ponce en La mafia amarilla y Noche de muerte de 1972, coprotagonizadas por Blue Demon, Tin Tan y Tere Velázquez. Su aura erótica y musculatura fue explotada por Emilio Fernández en La red (1953), con la bella italiana Rossana Podestà, vista aquí como un objeto de posesión sexual y amante de los amigos Silvestre y Crox Alvarado, en una alegoría del paraíso y la libertad sexual: el mar, la playa vacía, los chorros de espuma. A su vez, una protagonista con escasa ropa transparentada por el agua, o la iconografía homo-erótica de los varones y sus torsos desnudos, como aquella escena con Podestà frotando la ropa de Silvestre sosteniendo el balde entre sus piernas o el mismo actor, moliendo granos con golpes rítmicos ante la mirada deseosa de la actriz.

Una curiosidad es La isla de los dinosaurios (1966). En ella, un científico y sus ayudantes, entre ellas Alma Delia Fuentes, viajan a una isla en las Bermudas, donde intenta probar que la Atlántida existió y descubren una tribu de hombres que viven como hace millones de años sin conocer el lenguaje humano, como Molo (Silvestre) quien se enamora de aquella, en un relato de aventuras prehistóricas, escrito por el locutor del ¡Club Quintito!, Genaro Moreno. Otra rareza es la trama de terror sicológico, miedo y culpa de La puerta (1968) de Luis Alcoriza; Silvestre y su esposa Ana Luisa Peluffo dan una fiesta en su mansión recién adquirida y los invitados descubren una puerta que conduce a un pasillo de donde emerge la figura de un hombre musculoso y desnudo que intenta salir. 

Además de su pequeña intervención en Dos mulas para la hermana Sara con Clint Eastwood y buenos papeles en Fe, esperanza y caridad, La Choca, El fuego de mi ahijada o El secuestro de un policía, sin duda, varios de sus trabajos llamativos se encuentran en el cine de luchadores como en la saga de Neutrón donde encarnó al Dr. Caronte, así como en: Las luchadoras contra el Médico Asesino, Santo contra los zombies, Los endemoniados del ring, Santo contra los jinetes del terror o La mujer murciélago.

No obstante su mejor participación en el género es en La Sombra Vengadora, envuelta en un delirante ambiente de misterio que reciclaba con gran eficacia los viejos seriales de matiné; una suerte de thriller de acción y suspenso con un luchador enmascarado que jamás se sube a un cuadrilátero… “La Sombra es un héroe. Pero un héroe de verdad…De los que luchan por el bien de la ciencia que es el bien de la humanidad. Miles y miles de jóvenes científicos nos defienden día y noche, metidos en su laboratorio, ignorados de todo el mundo, descubriendo nuevas fórmulas para un vivir mejor. En silencio, como debe ser impartido el bien. Desde la sombra…”. Adiós a Armando Silvestre…