04 · 08 · 23 'Espectáculo a diario: Ensayos sobre el cine clásico mexicano 1940-1969': entrevista Alonso y Jorge Negrete Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Gabriela Martínez Este año, el Festival de Cine de Locarno incluirá en su programación una retrospectiva dedicada al cine popular mexicano titulada “Espectáculo a diario – Las distintas temporadas del cine popular mexicano”, curada por el programador Olaf Möller con la colaboración del crítico Roberto Turigliatto.Dicha retrospectiva se define como una "exploración profunda de la producción cinematográfica en México desde la década de 1940 hasta la década de 1960. Tres décadas de creatividad excepcional pobladas por dioses y diosas de la pantalla y cineastas extraordinarios que han inspirado a las siguientes generaciones de cinéfilos".“Espectáculo a diario – Las distintas temporadas del cine popular mexicano” exhibirá obras de Emilio Fernández, Alejandro Galindo, Chano Urueta, Miguel Melitón Delgado, Juan Bustillo Oro, Gilberto Martínez Solares, entre muchos otros, y presentará 36 películas "raras", incluidos títulos nunca antes vistos, provenientes de diversos acervos, en su mayoría de Filmoteca UNAM, y en colaboración con instituciones como el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Cineteca Nacional, el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), Estudios Churubusco y Permanencia Voluntaria, entre otras.Como parte de esta retrospectiva, los críticos de cine mexicanos Alonso Díaz de la Vega y Jorge Negrete fueron invitados a editar el libro Espectáculo a diario: Ensayos sobre el cine clásico mexicano 1940-1969, que recopila una serie de ensayos escritos por distintos autores y autoras mexicanas, con miradas distintas sobre la historia del cine clásico mexicano.El FICM tuvo la oportunidad de platicar con los críticos encargados de recopilar los ensayos que forman parte de este libro editado por el Festival de Cine de Locarno, quienes nos compartieron un poco sobre el proceso para realizarlo.FICM: ¿Cómo fue que se incorporaron a este proyecto?Alonso Díaz de la Vega: Nos buscó Olaf Möller, que es el programador principal de la retrospectiva. De hecho, es una idea que él ya tenía planeada desde hace un buen tiempo y lo había platicado con nosotros. De hecho, Jorge y yo lo asesoramos en algunas cosas. También platicó mucho con Hugo Villa Smythe, Director general de la Filmoteca de la UNAM, justamente para tener una perspectiva local sobre lo que él ya estaba planteando para la retrospectiva. Pero, la verdad, es que yo diría que no la necesitaba, Olaf es un tipo con una inteligencia insondable y de unos conocimientos sorprendentes. Muchas de las películas, incluso las menos conocidas dentro de la retrospectiva, eran idea de él.Olaf tiene un conocimiento muy, muy vasto de la industria del cine mexicano y de todos lados, e incluso de la historia política de México, cosas por el estilo. Entonces, en ese sentido, el involucramiento fue mínimo, pero lo que le interesaba a Olaf era acompañar la retrospectiva con un libro, como se suele hacer en los festivales de cine. Él quería que fuera una recopilación de ideas, de autores mexicanos, entonces nos pidió a Jorge Negrete y a mí que nos encargáramos de editar este libro.Realmente nosotros nada más escribimos la introducción, pero nos encargamos de organizar los temas, los autores, de ayudarlos y acompañarlos en el proceso de darle forma a los textos. Ese fue nuestro papel y vamos a estar unos días en Locarno para participar en una mesa sobre el tema y para presentar algunas de las películas. Eso es lo que nos tiene también muy emocionados.Jorge Negrete: Fue a través de Alonso realmente, porque conocimos a Olaf en una mesa en la que estuvieron él y Alonso hace algunos años. De ahí tuvimos la oportunidad de convivir y nos llevamos bien, le dimos como un tour por la ciudad. Pedía cosas muy específicas, no quería una experiencia turística preconcebida, buscaba algo mucho más real. Le interesaba mucho, por ejemplo, la parte de la lucha libre, los mezcales, comer insectos, comida prehispánica. Tenía un interés muy particular por la parte como popular. Entonces, a partir de eso evidentemente hablábamos de cine mexicano, del cual él es un gran admirador. Empezamos a intercambiar ideas y de repente surgió la propuesta de que participáramos de alguna u otra forma, en la retrospectiva que él ya estaba armando. Primero empezamos sugiriendo algunos títulos que a lo mejor Olaf y Roberto no tenían como contemplados, y ya después vino la invitación para editar un libro de ensayos con críticos principalmente mexicanos, que acompañara la retrospectiva. Alonso Díaz de la Vega | FOTO: Javier Azuara FICM: ¿Qué autores estuvieron involucrados en la redacción de estos ensayos?ADV: Una de las cosas que nos importaba muchísimo era representar perspectivas nuevas sobre la historia del cine clásico mexicano. Entonces, salvo por Miguel Marías, que es probablemente el crítico español más importante vivo, todos los autores son mexicanos menores de 40 años. Fernando Mino es quizá el mayor de ellos, pero todos los demás están abajo de esa línea.Nos importaba mucho también que hubiera paridad, entonces hay cinco mujeres y cinco hombres participando en los textos. Están personajes como Adriana Bellamy, que es una académica de la UNAM muy importante, una figura muy cercana a Jorge Ayala Blanco, por eso, escribió sobre él. Ana Laura Pérez, que fue editora de la Revista Icónica y escribe sobre Gloria Schoemann. Karina Solórzano, Lucrecia Arcosy Amira Ortiz, que son críticas de cine emergentes, que nos parecen muy importantes por la mirada que tienen respecto al tema de la feminidad, de la sexualidad. Tenemos textos escritos por ellas justamente alrededor de estos temas.Ana Laura analiza un poco la carrera y el rol dentro de la historia del cine clásico mexicano de Gloria Schoemann, que fue una gran editora que trabajó en cientos de películas, muchas de las más importantes, sobre todo de Emilio Fernández. Lucrecia habla de cómo las actrices mexicanas formaron, a partir de una feminidad expresada en el gesto, una especie de escuela de actuación melodramática. Entonces es un texto muy, muy interesante.Karina Solórzano, por su parte, habla de la sexualidad en el cine de rumberas y en el cine de luchadores. Ese es un tema que que nos pareció sobre todo muy original, porque normalmente cuando se habla de erotismo en el cine mexicano clásico, se enfoca en la figura femenina, pero también se aborda alrededor de la figura masculina, de cómo se construye el imaginario del luchador como una figura no solo poderosa sino también erótica, ¿no? Excitante.También tenemos, textos de Fernando Mino, que es un investigador muy importante que escribió sobre cómo el cine mexicano se convirtió en un vehículo para el imaginario de la modernidad del priismo, de cómo el cine de alguna manera ayudó a consolidar esa idea de la modernidad que tenía el PRI. En fin, hay cosas muy interesantes que intentan aportar perspectivas nuevasMiguel Marías está allí para hablarnos de los cineastas foráneos, no los de siempre, porque normalmente se habla de Luis Buñuel, Luis Alcoriza, pero él eligió hablar de Tulio Demicheli, de Tito Davison, que son figuras un poco más rezagadas dentro de la memoria del cine clásico mexicano. Nos parecía muy interesante que él, con esa perspectiva también desde fuera de México, viera las carreras de estas figuras.Tenemos un análisis formal de la obra de Julio Bracho, de Abraham Villa, que es un crítico joven. Un texto muy analítico, muy agudo para demostrar, a partir de una película en particular que es Llévame en tus brazos (1954), las cualidades formales del cine mexicano de esa época, que muchas veces creo que no se resaltan, como se hace en el caso, por ejemplo, de ciertos autores Hollywoodenses.Siempre hay un análisis de Gabriel Figueroa, su imaginería con Emilio Fernández, de cómo construye la feminidad, la mexicanidad, etcétera, pero nos parecía muy interesante cómo otros directores y, en este caso particular Julio Bracho, también eran maestros de la forma.También, por ejemplo, habla un poco de Ismael Rodríguez, que es una figura que normalmente es percibida como conservadora, pero si lo vemos en un análisis visual, nos vamos a dar cuenta que es una figura muy, muy creativa y muy original. Es alguien que tiene unos movimientos de cámara, unos trucos visuales, una forma de expresarse a partir de la imagen muy particular. Eso es muy importante, por eso tenemos un texto de José Emilio González que me parece también muy original porque habla sobre cómo el cine clásico mexicano retrata el lenguaje; nos ha pasado tanto a Jorge como a mí que que nos topamos, por ejemplo, con familiares, que de repente hablan un poco como ciertos personajes del cine clásico mexicano y yo creo que muchas personas en México tenemos familiares así, ¿no? Que crecieron con Cantinflas o la India María, sobre todo figuras cómicas que se caracterizan mucho por su forma de representar el lenguaje. Entonces, José Emilio hace un análisis de cómo el cine clásico mexicano en películas de Juan Bustillo Oro o de Emilio Fernández utilizan el lenguaje para construir ideas sobre clase, incluso sobre identidad política, sobre cómo se utiliza el albur de manera subversiva. Entonces hay cosas muy interesantes allí.También tenemos un texto que hicieron en conjunto Rafael Paz y José Luis Ortega, que son críticos con mucho énfasis en la parte del cine de género. Ellos hacen un recorrido por toda la idea de la morbidez expresada en el cine mexicano, desde las películas de terror hasta la películas de luchadores, de cómo se juega también con la ciencia ficción. Buscan orientarnos a los nombres menos reconocidos, porque normalmente pensamos en El Santo, en Blue Demon, pero también había películas de luchadoras. Entonces hay un poco de eso, hay un poco de las películas de Chano Urueta que creo son recordadas dentro de ciertos círculos muy pequeños, pero no tanto, por ejemplo, como las de René Cardona.Creo que es un libro muy, muy vasto en sus temas. Creo que es un libro que sobre todo intenta ser tanto una introducción para quienes no conozcan del todo el vasto universo del cine clásico mexicano, como para quienes ya lo dominan y aún así puedan encontrar algunas cosas nuevas y sobre todo, perspectivas frescas.FICM: ¿Ustedes les dijeron a los autores qué línea tomar o qué temas tomar para redactar esos ensayos? o ¿cómo fue el proceso?ADV: Sí, en este caso, el proceso partió de pensar nosotros los temas que creíamos que podrían ser interesantes, justamente para controlar un poquito estos lugares comunes que de repente aparecen, para evitarlos. Entonces, Jorge, yo pensamos en los temas y a partir de cada uno pensamos en a quién se los podíamos dar, tomando en cuenta que representara una voz de nuestra generación para poder ahondar en estas cuestiones.FICM: ¿Y cómo fue que llegaron a los autores?ADV: Sí, son autores que de hecho conocemos a todos personalmente, pero sobre todo son autores cuyo trabajo hemos seguido desde hace tiempo. Jorge, por ejemplo, ha trabajado con algunos de ellos en su revista El Cine Probablemente.Son autores y autoras que conocíamos a partir de una trayectoria que han que han ido formando, han ido desarrollando una perspectiva muy particular. Por ejemplo, Karina nos parecía perfecta para el tema de la sexualidad en el cine de rumberas y luchadores, porque para empezar es una cinéfila empedernida y, además alguien muy interesada en el tema de la sexualidad. Entonces ahí había algo que iba muy de la mano. Igual en el caso de Amira, que tiene este interés por cierto cine de corte más melodramático, sobre todo le gusta mucho el melodrama coreano, entonces pensamos que podría interesarle hablar del melodrama, mexicano. Creo que no mencioné el texto que escribió ella, pero también nos gusta mucho porque es un poco sobre cómo se construye un melodrama moderno a partir de Días de otoño (1962), de Roberto Gavaldón, que rebasa muchos de los convencionalismos de cómo se representaba el amor y la feminidad hasta ese punto, y de cómo Pina Pellicer también tiene un rol muy importante en todo eso. Amira nos parecía perfecta para hablar de ese tema.Entonces, fue más que nada eso; la intención no era que escribieran el texto que nosotros habríamos pensado, pero sí partir de una sugerencia, de una idea sobre cómo se podían abordar ciertas cosas que sentíamos que tenían un vínculo muy hondo con ellos. Jorge Negrete FICM: Jorge, ¿cuáles fueron los temas que más te llamaron la atención de los que conforman el libro?JN: Creo que algo que comentamos desde el inicio en las primeras juntas editoriales, era la idea de quitarnos un poco la tradición sociológica, el análisis histórico, el análisis político, porque es algo que ha predominado durante mucho tiempo en los estudios o en el análisis cinematográfico en México o en el pensamiento cinematográfico del país. Entonces, obviamente hay toda una tradición muy rica y muy, muy densa en ese sentido.En México hay muchísimos nombres de investigadores mexicanos que han tomado esa ruta, pero nos interesaba más darle cabida a una visión crítica que fuera mucho más abierta en diferentes sentidos, que incorporara una visión panorámica de lo que consideramos que es valioso dentro del panorama crítico actual en México. Eso implicaba partir de temáticas que a lo mejor se alejaran un poco de lo tradicional. Pensar de alguna u otra forma: “Ah, el cine postrevolucionario del Indio Fernández”, ¿no? Y su relación justamente con la revolución y los cambios sociales, o únicamente hacer un acercamiento a la época de oro del cine mexicano desde un punto de vista sociológico, sino desde la forma de las películas, desde el contenido mismo y un análisis de la narrativa, un análisis formal que también consideramos que de repente hace mucha falta y que está dentro del libro.A partir de ahí, considerando que también se nos pidió que el libro fungiera, por un lado, como una guía, digamos de acercamiento a quienes no tienen ninguna noción de cine mexicano, de cine popular mexicano de esa época, y, por otro lado, que tuviera puntos de interés para conocedores, ¿no? Para quienes a lo mejor ya están familiarizados con los libros de Rafael Aviña, con los libros de Jorge Ayala Blanco, de Carlos Bonfil, el mismo Fernando Niño, que participa también en el libro. Entonces, expandir un poco esa perspectiva y ofrecer un panorama amplio de lo que se está haciendo actualmente en México.FICM: ¿Con qué se quedan de toda esta experiencia? ¿Qué sensación les dejó?ADV: Para mí, al menos, fue una experiencia muy interesante en cuanto a redescubrimientos, de ahondar en películas de las que de repente no había escuchado y descubrir que había muchas que representaban imaginarios mucho más originales de los que de repente concebimos. Por ejemplo, pensando en alguna de estas películas que están por aquí, Alejandro Galindo siempre lo pensamos más desde ¡Esquina bajan! (1948), sus melodramas clásicos, pero Olaf fue quien tenía esta idea de poner La mente y el crimen (1961), que es un documental extrañísimo que hace Galindo sobre cómo resuelve la policía, del entonces Distrito Federal, un caso de feminicidio que, en aquel entonces, lo consideraban todavía un homicidio. Galindo empieza a seguir a los policías y a los investigadores en todo el proceso. Si bien es una película un tanto oficialista, es muy interesante por la forma en que de repente utiliza cierta imaginería que es como de Hans Richter, que es cine de vanguardia alemán de los años 20. Hay cosas que de repente ves en esa película que nunca te habrías imaginado como parte del imaginario fílmico de Alejandro Galindo. De alguna manera, para mí fue una experiencia de encontrarle otras caras no solo a ciertos autores, sino al cine clásico mexicano en general. Espero que para el público, tanto lector como los espectadores que vean estas películas, sea lo mismo.JN: Es una experiencia grata poder ver que hay un interés muy marcado por aspectos específicos del cine mexicano. Quizá lo más difícil en el aspecto editorial es tener una expectativa del texto y que el escritor o el autor te lleve, como por otro lado, completamente distinto. Esa es una de las cosas que aprendí como editor en este proceso en particular, que tú puedes empezar con una directriz muy clara, ¿no? Y decirle al escritor o la escritora “oye, mira, me gustaría que fuera más o menos así”. Darle como un panorama muy amplio y decirle qué nos gustaría que se cubriera.Pero lo que nos llamó mucho la atención es que obviamente cada autor, al enfrentarse a las películas, al verlas, les llamaba la atención aspectos diferentes, cosas que nosotros no habíamos notado, que a lo mejor no se alejaban mucho del foco, pero que definitivamente tomaban un acercamiento diferente. De ese proceso hubo también, obviamente desacuerdos, diferencias, discusiones editoriales, que dieron pie a que los textos fueran mucho más ricos, que de alguna u otra forma se pudiera expandir. Entonces, justo no es solamente como una labor pasiva en la que se reciben textos, se leen, se corrige, se hace corrección de estilo y listo, se regresa; son textos en los que hubo realmente un trabajo, no solamente editorial, sino un trabajo crítico, porque al final de cuentas, tanto Alonso como yo, nos desempeñamos en ese sentido también como críticos, creo que está intrínseca en esa labor y sobre todo cuando estamos hablando de ensayos, que están mucho más cercanos a la crítica cinematográfica.FICM: ¿Ese libro lo podremos comprar aquí o solo va a estar allá en Locarno?ADV: Todavía no lo sabemos. El libro está en una edición bilingüe. Eso sí era muy importante. Entonces está en inglés y español. No sé cómo vaya a funcionar la distribución, pero sí, sí, me gustaría mucho que el público acá tenga la oportunidad de leerlo, porque creo que, eh, hay ideas muy, muy interesantes por parte de nuestras autoras y autores sobre el cine mexicano, sobre cómo, cómo se puede leer desde, pues a más de 60 años de que, más de medio siglo, ¿no?, de que terminara este periodo clásico, al menos según lo que captura la retrospectiva que termina en 1969. Entonces, eh, sí, creo que sería muy, muy interesante que se pudiera leer acá.