Pasar al contenido principal

Desapariciones, "una de las heridas más profundas que hay en este país": Entrevista a Arcelia Ramírez

Gabriela Martínez

Luego de obtener el Premio Courage, otorgado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, y de su presentación especial en el 19° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM)La civil, de la realizadora rumana Teodora Mihai, formará parte de la programación de Cine para todxs 2023, un programa de exhibición en espacios comunitarios de películas mexicanas, contemporáneas y clásicas, que han marcado la historia del cine nacional. Todos los trabajos han sido realizados por cineastas que han formado parte de la programación de ediciones pasadas del FICM.

La civil cuenta la historia de Cielo, una madre cuya hija, Laura, es secuestrada en el norte de México. A pesar de haber pagado múltiples rescates, Laura no regresa. Cuando las autoridades no ofrecen apoyo para la búsqueda, Cielo decide tomar el asunto en sus propias manos, transformándose de ama de casa a una militante en busca de justicia.

En el marco de este nuevo ciclo de Cine para todxs, el FICM tuvo la oportunidad de platicar con Arcelia Ramírez, actriz protagonista de la película, quien nos compartió su experiencia interpretando este personaje tan complejo, inspirado en la historia real de Miriam Rodríguez Martínez, una mujer que fue asesinada a las afueras de su casa luego de investigar, perseguir y encontrar a los secuestradores y asesinos de su hija.

Asimismo, la actriz declaró sentirse muy contenta, pues "el espacio en donde La civil encontró por primera vez a su público en México, es donde ahora la reciben para volverle a darle una oportunidad al espectador de verla en pantalla grande, en ese espacio increíble que es el el Teatro Mariano Matamoros".

De igual forma, invitó al público a disfrutar de "un material que los va a enriquecer, que los va a entretener, conmover y que los va a hacer reflexionar".

FICM: ¿Cómo fue que te incorporaste al proyecto de Teodora Mihai?

Arcelia Ramírez: Lo primero que pasó fue que Teodora me mandó un mail, porque ella vive en Bélgica, y me me mandó una invitación directamente al proyecto. No tuve que hacer casting ni nada. Me contó que era una coproducción entre Bélgica, con los hermanos Luc y Jean-Pierre Darden; Rumanía, con la oficina de Cristian Mungiu, y que alguien iba a tomar la coproducción mexicana, que en ese momento todavía no no existía, después se incluyó Michel Franco, y me dio el guion en ese mail para que lo leyera y que si me gustaba, el papel era mío.

Pues sí, sí me gustó el guión. Cuando lo leí me pareció uno de los guiones más poderosos que he leído en mi vida y un personaje fascinante, así que inmediatamente le respondí para decirle lo que pensaba del guión. Ahí empezó nuestra interlocución, que al principio fue vía virtual obviamente, y después, en el momento en el que ella pudo venir a México –yo recibí el guión en 2019–, a la película la alcanzó la pandemia y la hicimos en plena pandemia, cuando todavía no había vacunas. Entonces había un protocolo de sanidad muy estricto y es hasta que Teodora pudo venir a México, que nos vimos en persona durante un mes y medio para para trabajar sobre la película, sobre el personaje en sí mismo, que fue lo que más me llamó la atención.

En principio es una película que habla sobre una de las heridas más profundas que hay en este país y es una situación inadmisible la que vivimos en México. La cifra de personas desaparecidas es absolutamente inadmisible.

Cuando leí el guión me pareció un privilegio poder poner sobre la mesa una película que abonaba a la reflexión y al análisis de un problema multifactorial del que tenemos que hablar, y hay que desentrañar las razones por las que vivimos una situación semejante en este país. Me pareció también que era una mujer que, además de tomar la búsqueda de su hija en sus manos, tomaba su propia vida, ¿sabes? Me parecía muy emocionante cómo ella iba encontrando su propia fortaleza, aún con esta sumisión absoluta frente a al machismo del del exmarido. Cuando se da cuenta de que está desamparada, que no hay una autoridad que la apoye, que no hay un sistema que esté a su disposición para la búsqueda de su hija, y con este marido que lo hizo todo mal, entonces ella empieza como a buscar en ella ella misma, su ingenio, su inteligencia, su intuición, para encontrar a su hija. En medio de la tragedia, ella ella se descubre. Descubre esa mujer que no sabía que había en ella.

Todo eso me pareció muy emocionante y me parecía una responsabilidad muy grande, para nosotros en realidad, el estar dándole voz a este problema tan delicado y, sobre todo, es una satisfacción poder poner un granito de arena, aportar algo a a para sensibilizar y concientizar sobre las desapariciones en México.

La civil (2021, dir. Teodora Mihai)
La civil (2021, dir. Teodora Mihai)

FICM: Independientemente de los temas de producción por la pandemia, ¿te enfrentaste a algún obstáculo como actriz al interpretar a Cielo?

AR: Pues más que obstáculo era el desafío permanente de verificar todos los días una escena. Más difícil que la otra. Y así no es. Es una película en donde el personaje sale todo el tiempo en todas las escenas, entonces todos los días había muchas escenas que implicaban una dificultad. Pero más allá de eso, o sea que yo tuviera un problema conmigo misma para acceder al personaje, no creo.

Teodora y yo, en estas sesiones previas que tuvimos para la preparación del personaje, hablamos de cada escena, de cada objetivo, de cada obstáculo, de cada intención. Estos ejercicios también fortalecieron mucho nuestra relación de directora y actriz. Tuvimos mucha confianza la una en la otra, hubo mucha complicidad para hacer a Cielo, como que logramos establecer un lenguaje común.

Yo entendía muy bien lo que quería Teodora y el tono, sobre todo con el que quería narrar esta película. Eso me costó mucho trabajo, la verdad. Ya que estamos hablando de dificultades, el tono, porque es una película en donde el personaje está en una situación muy dolorosa. Es un viacrucis, pero no se puede permitir la debilidad ni flaquear porque necesita conseguir su objetivo que es encontrar a su hija. Entonces, Teodora no permitía que que yo me desbordara, que las emociones se me desbordaran, siempre quería que las amarrara, que las que retuviera ahí todo el tiempo, pero que no las dejara salir. Eso fue un magnífico ejercicio para mí.

FICM: ¿Esperabas tener esa reacción del público en el Festival de Cannes?

AR: No, para nada. Cuando Teodora me avisó que nos habían seleccionado, pues ya nos sentíamos absolutamente felices y honrados de estar ahí. Pero esa respuesta llena de tanta generosidad tan abrumadora, pues no. La verdad creo que es de las cosas más hermosas que me han pasado en la vida justo por eso, porque no me lo esperaba para nada. Claro que siempre uno espera que el público reciba la película de buena manera, que conecte con ella. Pero esto era una empatía absoluta con el personaje de Cielo, con la película en general. Entonces, sí fue muy emocionante, sobre todo porque era la primera edición del festival que se vivía otra vez de manera presencial después de la pandemia. Estaba descubriendo la película por primera vez en mi vida, en esa pantalla bellísima del Teatro Debussy, donde proyectan las películas que pasan en Una Cierta Mirada, la sección donde estábamos nosotros.

Todo eso lo convirtió en una experiencia realmente única. Cuando se acabó la película, tenía un nudo en la garganta que, cuando me di la vuelta y empecé a escuchar el aplauso y la ovación, terminé llorando porque estaba muy conmovida.