09 · 27 · 21 Retrato de una mujer casada y la violencia de género Share with twitter Share with facebook Share with mail Copy to clipboard Rafael Aviña Irene (Alma Muriel) y su marido Guillermo (Gonzalo Vega), joven matrimonio con dos hijos de 5 y 6 años, Luis Mario y Rebeca, habitan un departamento en la calle de Rébsamen. Ella es ama de casa y estudia en la UNAM Periodismo y Comunicación Colectiva, "una carrera con mucho futuro". Irene discute mucho con su esposo, empleado bancario: la rutina la asfixia y, sobre todo, el brutal machismo de él. Una mañana en su automóvil que tiene problemas con el clutch, Irene le da aventón a Jorge, estudiante de Economía (el futuro realizador Paco del Toro), que le suplica lo lleve a la UNAM, y esos aventones empiezan a ser constantes. Retrato de una mujer casada (1979, dir. Alberto Bojórquez Patrón) Bojórquez consigue aquí, de la mano de una espléndida Alma Muriel, en el mejor papel de su carrera —que la ceguera de la Academia de entonces no reconoció—, uno de los personajes fílmicos más complejos e importantes de ese cine mexicano contemporáneo que tomaba un nuevo aire en la década de los setenta, al tiempo que rescataba varios sitios de convivencia de la clase media de entonces, como la vieja Cineteca en Churubusco y Tlalpan y su restaurante Wings, la Casa del Libro en Universidad y Churubusco, y la propia UNAM como alegoría de superación, democracia y libre de prejuicios, o la Colonia Narvarte, donde convive la pareja y cuyo departamento habitó el propio cineasta. Como ejemplo de lo mejor de Alberto Bojórquez, queda para la memoria las trasformaciones de Irene, con escenas de enorme realismo, como la despiadada golpiza que un extraordinario Gonzalo Vega le propina, la breve escena onírica en la que la protagonista, convaleciente en un hospital cree verse desnuda con cucarachas que recorren su cuerpo, así como la interacción entre los compadres (Vega y Ernesto Gómez Cruz) y sus alardes vulgares y machistas, o la escena en el autobús, donde el marido explota contra su mujer. Un filme que abre con una cita de Una hija de Eva de Honoré de Balzac: "Hay criaturas encantadoras desconocidas de la suerte, a las que todo debería salirles bien en la vida y que, no obstante, viven y mueren desdichadas, atormentadas por un genio malo, víctimas de circunstancias imprevistas". Más atractivo aun, Retrato de una mujer casada recupera en imágenes la antigua Facultad de Ciencias Políticas y Sociales que se encontraba a un costado del campus central de Ciudad Universitaria. La película se estrenó hasta el 28 de enero de 1982 en los cines Olimpia, Tlatelolco, Ermita y otros. Alma Muriel fue nominada al Ariel a Mejor Actriz y perdió ante Ninón Sevilla por Noches de carnaval (1981), de Mario Hernández. Por cierto, Bojórquez, cineasta sensible e inteligente realizó en su momento un extraordinario tráiler promocional con escenas detrás de cámaras que es posible ver en los materiales extras en su formato en DVD.