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Realizadores FICM 2016: Natalia Almada

Natalia estudió una maestría en Fotografía en la Escuela de Diseño de Rhode Island (RISD). Ha obtenido las becas MacArthur, Guggenheim, USA Artists y Alpert. Su obra ha recorrido más de 30 muestras y festivales alrededor del mundo como el Festival Internacional de Cine Latino de Nueva York, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el Festival de Cine de Sundance, entre otros, y se han proyectado en museos alrededor del mundo como el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Arte Moderno de París. Sus películas han participado en cuatro ediciones del FICM. Su ópera prima, Todo lo demás, es parte de la Sección de Largometraje Mexicano de la Selección Oficial del 14º FICM.

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¿Qué te llevó a hacer esta película?

Cuando empecé mi película anterior, El Velador, tenía la intención de hacer tres cortos sobre la violencia. El Velador es una reflexión sobre la violencia del narco trafico filmado el un panteón en Culiacan, Sinaloa. El impulso detrás de esta película era hablar de la violencia de al burocracia. Me inspiré en la idea de Hanna Arendt que la burocracia es una forma de violencia porque el burócrata se vuelve un engranaje en el sistema, invisible y deshumanizado. Es una violencia menos perceptible porque no es sangrienta y no atrae el interés mediático, pero es una parte importante de nuestra sociedad e historia. En ambos casos mi interés ha sido abarcar el tema de la violencia sin violencia.

Solía nadar en la alberca del Deportivo Hacienda donde conocí a muchas burócratas jubiladas. En ese contexto eran unas mujeres abiertas y muy corporales - algo totalmente opuesto a mi idea de la burócrata detrás del escritorio. Ellas me inspiraron a hacer un retrato intimo sobre una mujer como ellas: una mujer invisible. Quería explorar el efecto de esa invisibilidad sobre alguien a lo largo de su vida.

Por otro lado tenía un interés formal después de hacer El Velador, que para mi es "casi una ficción" en muchos aspectos, esta vez quería hacer una película que fuera “casi un documental.” La división entre los dos géneros siempre me ha perecido innecesaria por lo cual quería entender más a fondo cual era su función.

¿Cuál fue el mayor reto para realizarla?

El mayor reto creativo en Todo lo demás fue formal. Al no haber mucha acción o un desarrollo narrativo en el sentido tradicional, fue necesario encontrar el ritmo que le diera impulso a la película. Este reto existió en la escritura del guión y en la edición.

También fue un reto para mi trabajar en ficticio por primera vez. Le tenía mucho miedo a la actuación, tanto de los no-actores como de Adriana Barraza. Para prepararme tomé varios cursos de actuación y leí mucho sobre diversos métodos. Aprendí que los actores buscan la sinceridad aun cuando es una realidad inventada, lo mismo que se busca en el documental. Y así pude apoyarme en mi experiencia filmando documentales. Cuando estas filmando un personaje real que empieza a fingir para la cámara de inmediato se siente lo artificial e insincero. Uno podría decir que es una mala actuación. Entender esto me dio mucha confianza para dirigir la actuación. Entendí que buscaba la misma sinceridad que buscas en un documental, por lo cual no lo sentí como un lenguaje tan distinto a lo que ya había hecho.

El otro reto de la ficción para mi fue trabajar en equipo. Estaba acostumbrada a trabajar sola con mi cámara. Quería mantener el aspecto de improvisación y espontaneidad al trabajar en este nuevo contexto, especialmente en las secuencias del metro de la Ciudad de México donde sólo quería insertar al personaje ficticio en un ambiente documental. Sentía que el crew estorbaba y sobraba pero es muy difícil romper con las “reglas” del cine que el crew suele obedecer.

¿Qué director o película te han inspirado y por qué?

Más que una película o director en especifico siento que me inspiro en diversas cosas dependiendo de la etapa de la película. Por un lado mi interés en lo social y teórico es una base muy fuerte detrás de mi trabajo. Para mi es fundamental que mis películas tengan este respaldo conceptual y que participen en un diálogo no solamente con otras películas pero con otros medios. En la escritura del guión de Todo lo demás me inspiré mucho en Virginia Woolf por la forma en que retrata la vida cotidiana de la mujer y su manera de manejar el ritmo y la estructura en sus novelas. En la edición mi referencia principal fue la música jazz improvisada como ejemplo del movimiento entre la tensión y el respiro. Trate de crear narrativa a través de la longitud y las rupturas en el ritmo de la edición y el sonido - no sólo atreves de la trama. Para la cinematografía de la película me inspire mucho en la foto fija de fotógrafas como Diane Arbus y Sofie Calle y la obra de Louise Bourgeois. Para mi hay algo del retrato fijo, la atención al detalle que era esencial para entrar en el mundo de Flor.

Todo lo demás

Doña Flor ha trabajado en la misma oficina gubernamental toda su vida. A los ojos de otros es parte del inhumano engranaje burocrático. Inspirada en la idea de Hannah Arendt, en la que la burocracia es la peor forma de violencia, Todo lo demás explora la vida interior de Doña Flor en lo que intenta emerger de la invisibilidad.