12 · 12 · 24 La Guadalupana y el cine Share with twitter Share with facebook Share with mail Copy to clipboard Rafael Aviña Coinciden en la cartelera comercial un par de documentales que se sumergen en una de las figuras más trascendentales de la cultura mexicana como lo es la virgen morena: Tonantzin Guadalupe: Creación de una nación (2023), de Jesús Manuel Muñoz, que rastrea en sus orígenes como estandarte de la mexicanidad, mientras que el curioso docudrama español Guadalupe: Madre de la humanidad (2023), de Andrés Garrigó y Pablo Moreno, se centra en los milagros de la virgen. Tonantzin Guadalupe: Creación de una nación (2023, dir Jesús Manuel Muñoz) La historia de la Guadalupana se remonta a las tradiciones orales recogidas en 1648 por el sacerdote novohispano Miguel Sánchez sobre las apariciones de la virgen María en el Tepeyac al indígena Juan Diego en 1531. Su relato Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe narraba los pormenores de aquellos encuentros milagrosos y crisol del patriotismo de los primeros mexicanos y es que en el cerro del Tepeyac los indígenas adoraban a Tonantzin, diosa prehispánica cuyo nombre significa Nuestra Madre.La presencia de Tonantzin Guadalupe unió el culto a la virgen María y la veneración por la deidad prehispánica, punto central de la evangelización católica manifestado en la inquietante película de Gabriel Retes, Nuevo mundo (1976), que plantea que la aparición de la virgen morena fue una invención, lo que le costó salir de cartelera en su momento y una muy pobre exhibición desde entonces. Nuevo mundo (1976, dir. Gabriel Retes) Y es que el cine nacional le ha rendido culto desde aquellas curiosas estampas del filme Tepeyac de 1917, dirigido por José Manuel Ramos, Carlos E. González y Fernando Sáyago, protagonizado por Beatriz de Córdova como la Virgen de Guadalupe y Gabriel Montiel como Juan Diego, en un filme que mezclaba dos épocas: la actual en 1917 y los primeros años de la Conquista para contar una historia de conversión religiosa que culmina con el milagro de las rosas y una visita a la antigua Basílica de Guadalupe por la pareja protagónica, Lupita y Carlos (Pilar Coptta y Roberto Arroyo).Un año después se estrena La virgen de Guadalupe (1918) del estadunidense Geo D. Wright, documental de la serie titulada Escenas maravillosas de México, seguido por El milagro de la Guadalupana (1925) relato silente de William P.S.Earle, protagonizado entre otros por la célebre Celia Montalván, como una bailarina pecaminosa, en una trama sobre la curación y salvación de varios personajes cuando demuestran su fe por la Virgen de Guadalupe. Alma de América (1931) de Alfonso Bustamante Moreno, realizada en pleno sofocamiento cristero, era una curiosa mezcla de documental y ficción en la que incluso, se exaltaba a personalidades como Porfirio Díaz, Francisco I. Madero y Venustiano Carranza.En 1939, Fernando Méndez, debuta con La reina de México que abre con un prólogo donde se muestran diversos ángulos de la Basílica de Guadalupe con danzantes y el charro que le lleva serenata. Luego, un flashback remite a 1531: la aparición de la Virgen (Maritza Nieto) a Juan Diego (Tito Junco) y sus intentos por convencer al Arzobispo Fray Juan de Zumárraga del milagro, para cerrar en el interior de la Basílica con el estandarte de la virgen símbolo de la nacionalidad. Para 1942, Gabriel Soria dirige La virgen morena con José Luis Jiménez en el papel de Juan Diego, sobre los atropellos que comete un capitán de la Nueva España en 1531 ante la sorpresa del piadoso Fray Pedro de Gante (Luis Alcoriza), y la conversión del príncipe azteca Temoch (Abel Salazar) y en ese mismo año se produce La virgen que forjó una patria, con guión del exacerbado católico René Capistrán Garza, dirigida por Julio Bracho que une la gesta de independencia del cura Miguel Hidalgo y los milagros de la “reina de México” con Ramón Novarro como Juan Diego.Lejos de aquellos relatos históricos cercanos a la “estampita escolar”, surgía en 1957 la heroína infantil toda ternura y bondad María Gracia en La sonrisa de la virgen, de Roberto Rodríguez, que le pide a la virgen le conceda el milagro de no ir a la escuela y más tarde conoce al “indito” Jorge Martínez de Hoyos con escenas en la antigua Basílica. El propio Martínez de Hoyos como Juan Diego, es iluminado por la virgen en Las rosas del milagro (1959) de Julián Soler, fantasía precortesiana con guerreros, sacrificios humanos y la llegada de Hernán Cortés, para mostrar la unión de las culturas española y mexica a partir de la aparición de la Guadalupana. La virgen de Guadalupe (1976, dir. Alfredo Salazar) A su vez, los protagonistas del filme independiente, El muro de la ciudad (1964), de José Delfoss, danzan en la antigua Basílica para cumplir una “manda” y La manda (1968) es el título del cortometraje de Alfredo Joskowicz filmado en ese mismo sitio. En pleno echeverrismo, la aparición de la virgen es cuestionada por Retes en Nuevo mundo (1976), a partir de un relato de Pedro F. Miret: los españoles intentan sofocar los brotes de rebeldía y un fraile (Aarón Hernán) idea que un artesano indígena (Juan Ángel Martínez), pinte el cuadro de la supuesta virgen que reconciliará a indios y españoles, en medio de torturas, violaciones y crímenes. Ese mismo año de 1976 se estrenaría, La virgen de Guadalupe de Alfredo Salazar, con un reparto insólito encabezado por: Valentín Trujillo, Fernando Allende y Angélica Chaín.También en 1976, Matinée de Jaime Humberto Hermosillo, sobre la relación de dos ladrones adultos (Manuel Ojeda y Héctor Bonilla) y un par de niños que se cruzan en su camino, presenta una larga y espléndida secuencia en la antigua Basílica cuando aquellos intentan robar las limosnas y son cercados por policías y judiciales. Otra referencia a la Guadalupana aparece en la cinta independiente y futurista de Jorge Prior, El ombligo de la luna (1985): un hombre y dos mujeres recorren el país en busca de un nuevo Aztlán a bordo de una Harley Davidson y su camioneta que lleva tatuada sobre el techo una enorme figura de la virgen morena. De la calle (2000, dir. Gerardo Tort) Una explícita referencia a la virgen encarnada por Dolores Heredia se aprecia en el oscuro drama de Gerardo Tort, De la calle (2000), adaptado por Marina Stavenhagen sobre la obra de Jesús González Dávila. Y El pueblo mexicano que camina (1995), de Juan Francisco Urrusti, resulta un fascinante y polémico documental que intenta descifrar el fervor Guadalupano, icono por excelencia de la cultura popular mexicana a partir de testimonios e imágenes contrastantes.De manera más reciente, Carlos Reygadas propuso algunas escenas en la nueva Basílica en Batalla en el cielo (2005) y en el thriller de suspenso Morenita. El escándalo (2008), de Alan Johnsson, se narra el robo del cuadro de la Guadalupana el ícono religioso más venerado de México. Finalmente, imágenes inquietantes relacionadas con la Guadalupana, aparecen en La virgen silenciosa (2024) del catalán-mexicano Xavi Sala, próxima a estrenarse, con la gran y carismática protagonista Zamira Franco, empleada en un juzgado que vive una intensa y conflictiva relación tanto con su madre como con una joven periodista de clase alta.