Skip to main content

La Cristiada y nuestro cine

Se les llamó "cristeros a aquellos católicos que enfrentaron la Ley Calles, expedida en junio de 1926 con el fin de limitar el culto y sacerdocio católico. La "Guerra Cristera" finalizó en apariencia en junio de 1929.

El tema de la Cristiada sigue siendo un tabú fílmico, abordado por un puñado de obras, algunas atractivas, arriesgadas y propositivas, en particular dos filmes clave: La guerra santa / La Cristiada (1977), de Carlos Enrique Taboada, y A paso de cojo (1978), de Luis Alcoriza; tal vez, los mejores retratos de la llamada "guerra santa" emprendida por una facción civil contra el gobierno de Plutarco Elías Calles en el México rural e incluso urbano, y a su vez, la manipulación que el clero hizo de miles de campesinos creyentes que morían al grito de: "¡Viva Cristo Rey!".

A paso de cojo (1978, dir. Luis Alcoriza) A paso de cojo (1978, dir. Luis Alcoriza)

En 1982, Carlos Saura filmó en México, Antonieta, biografía dramática sobre Antonieta Rivas Mercado (Isabelle Adjani), que apoyó la campaña presiencial de José Vasconcelos (Carlos Bracho), en los años de la Cristiada, contada en época actual por la periodista que encarna Hanna Schygulla. En 2007, Miguel Rico realizó la biografía cinematográfica del mártir cristero Miguel Agustín Pro en Padre Pro, fusilado en 1927 al grito de: "¡Viva Cristo Rey!", junto con su hermano Humberto, Juan Antonio Tirado y el ingeniero Luis Segura Vilchis militantes de la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa.

La historia de Desierto adentro (2008) de Rodrigo Plá, tiene lugar entre 1926 y 1942 y arranca durante los momentos más álgidos de la guerra santa. El campesino Elías (Mario Zaragoza) causa de manera indirecta una masacre en un pequeño pueblo y huye al desierto con sus hijos en busca del perdón de Dios, en un relato sobre la obsesión, el fanatismo, la represión sexual, el aislamiento, la demencia, la culpa y el castigo.

El corto tapatío Cristeros y Federales (2010), de Isabel Cristina Fregoso,  tiene lugar al final de la guerra cristera y entrelaza dos instantes de tortura y humillación entre ambas facciones del conflicto. En cambio, Los últimos Cristeros (2011), de Matías Meyer, abandona la acción física de aquellos hechos oscuros y la relación del Estado con la Iglesia. Se trata de una exploración intimista: un pequeño grupo de hombres deambula en un paraje casi "rulfiano" y deciden seguir con sus propósitos pese a la amnistía del gobierno cuando la guerra cristera ha llegado a su fin.

Por último, la producción hollywoodense-mexicana Cristiada (2012), antítesis de Los últimos cristeros, de Dean Wright, con fotografía del mexicano Eduardo Martínez Solares, ubica su acción en 1926: Enrique Gorostieta (Andy García), un General retirado, observa cómo en México estalla una violenta guerra civil entre la iglesia y el Estado y con el apoyo de su esposa (Eva Longoria), se une al bando de los alzados y transforma a un grupo irregular de rebeldes, sin líder, en una fuerza heroica, capaz de defender con valentía la causa de la justicia.