16 · 10 · 06 “En México todos somos corruptos,” Gruener Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Clara Sánchez Silverio Palacios confesó haber trabajado como embalsamador en una funeraria de la colonia Doctores como parte de la preparación de Joaquín, uno de los protagonistas de la película Morirse en Domingo de seleccionada para participar en el Festival de San Sebastián y cuya premiere nacional fue en Morelia. “Ahí conocí al Tripas y al Nene, dos jóvenes de 18 años que trabajan a destajo porque diario hay muchos muertos y no se dan abasto, incluso me puse a ayudarlos.” Maya Zapata, quien da vida a Ana, la hija de Joaquín que vive acomplejada por el trabajo de su padre, dijo haber dormido unas horas dentro de un cajón mortuorio para comprender las sensaciones de su personaje el cual tiene una escena similar en la cinta: fui a una funeraria a las 12:00p.m. y le pedí permiso al encargado para dormirme un rato, durante ese tiempo pude entender la relación de Ofelia con la muerte y el romance íntimo que tiene con ella, las razones por las cuales las respetan y la odian. Ana quería ser la representación viva de la muerte a través de sus ojos. Como si por instantes pudiera desprenderse del mundo.” Humberto Busto explicó que la relación entre Carlos y Ana es “un encuentro entre seres humanos que están en un profundo reconocimiento y con una enorme necesidad de cariño, porque a pesar de pertenecer a mundos tan diferentes tienen mucho en común. Gruener, realizador también de Sobrenatural dijo que la película cuya temática gira entorno al tráfico clandestino de cuerpos para distintos fines estuvo basado en un hecho de la vida real que le sucedió al guionista. Sin embargo aclaro que su intención no fue hacer una propuesta denunciativa: “no busque hacer una propuesta política sino contar una historia, es difícil ver una película mexicana sin corrupción, pero en esta cinta todos son corruptos en México queremos la salida rápida, hacer las cosas antes que el vecino, sdomos mentirosillos, audaces, nos gusta pasarnos de vivos. La corrupción no es exclusiva de los políticos, es parejo y es importante reconocernos y saber la responsabilidad que tenemos por actuar así.” El cineasta reconoció que su trabajo en este proyecto le permitió darse cuenta del cambio cultural que existe en torno a los ritos mortuorios “la sociedad contemporánea prefiere cremar a sus muertos, para mi, que soy judío no existe en mi pensamiento otra opción que la de mi cuerpo debajo de la tierra para continuar el ciclo.”