24 · 10 · 24 En el medio de una cultura y el duelo: Entrevista con Robie y Alejandro Flores, directores de NEPANTLA: EL ENTREMEDIO Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Ariadna Coronel Como parte de las proyecciones de documental del 22º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) se presentó Nepantla: El entremedio (dir. Robie Flores, 2024). El estar en medio de dos culturas opuestas, y que a la vez se enriquecen mutuamente, de habitar un espacio en la frontera y vivir el duelo por el fallecimiento de hermano Marcelo, Robie y Alejandro Flores emprenden un viaje hacia las memorias que les hacen replantear lo valioso de la vida y que es lo que nos define como personas. En el marco de su participación en la Selección Oficial del 22º FICM, compartimos una cálida conversación con Alejandro y Robie Flores, acerca del documental. Nepantla: El entremedio (2024, dir. Robie Flores). FICM: The In Between aborda la búsqueda de recuerdos de Marcelo, su hermano, pero también despega en cuanto a la identidad Tex-Mex. Entonces, ¿desde un principio buscaron abordar este último punto o cómo fue el desarrollo de todo el documental para que pudieran llegar a esto? Robie Flores: Sí, fue un viaje, porque empezó en el 2017. Ya habían pasado las elecciones del 2016, Trump había dicho que la frontera era un lugar muy peligroso y todo eso. Yo estaba trabajando en un noticiero en Nueva York y estaba escuchando todas las noticias siempre en un loop, y se decían todas estas cosas de la frontera. Más bien empezó así: escuchaba todo esto y decía "nada que ver, así no es". Para nosotros fue medio aburrido, nos queríamos salir. Como te la pintan en las noticias parecía película de acción o algo. Dijimos "no, yo quiero hacer una película en donde se vea la frontera así como la reconocemos nosotros". Al principio, la idea fue hacer una película como un diario de cómo se ve la vida cotidiana en la frontera y no me quería insertar en la película. Venía de journalism school, donde te enseñan que tú estás grabando y no interfieres, tienes que ser objetiva; una escuela aparte de documental, de direct cinema, muy purista. Entonces, yo llegué y solamente quería grabar y no incorporar mi experiencia, pero al pasar el tiempo —tardó años— y tanto tiempo fue muy difícil negar mi experiencia y cómo eso estaba pintando todo lo que estábamos buscando y viendo. En lugar de forzar un tema de una frontera en donde vemos las mismas cosas de ambos lados, como un espejo –así lo estaba grabando al principio– dije "la verdad es que no soy ni mexicana ni americana, soy la mezcla de los dos, y la verdad es que sí, soy más gringa que mexa, y está bien, esa es mi experiencia y eso es lo que sé, eso es lo que puedo grabar". Entonces me dejé que that wash off self-consciousness que tenía de toda la vida, que tenía que demostrar que sí era lo suficientemente mexicana o americana. Como que después de que ya dejé eso, se pudo dar eso de la identidad y realmente enfocarnos en esos temas específicos que viven los fronterizos, especialmente del lado americano, que siempre estamos tratando de encajar –y no sabemos realmente dónde–. Pero la mezcla de esos dos es lo que crea la cultura y la experiencia. Alejandro Flores: Sí, contratamos a una escritora como consultora, Bárbara Cigarroa, que es de Laredo, que está a dos horas de nuestra frontera. Ella es una escritora, guionista y nos estaba ayudando en la pandemia. Pega la pandemia, no podemos terminar de grabar toda la idea que teníamos de "ok, vamos a grabar niños y la niñez en la frontera en las diferentes etapas". Entonces, Bárbara, "¿cómo le hacemos con estos gaps?, ya no pudimos grabar ciertas cosas, ¿cómo seguimos una historia? y con lo que habíamos grabado, con lo que teníamos ya editado". Nos preguntaba: “pero ¿por qué?, ¿por qué me importa?, ¿por qué le importa al público esta historia?, ¿por qué es importante esta historia fronteriza?". Y cuando ya empezaron a hablar ella y Robbe, ya fue como "no vamos a trabajar, vamos a nada más conocernos y a platicar qué te motiva, cuáles son tus ideas, cuál es tu visión". Y ahí sale el tema de Marcelo, que siempre fue implícito en las razones por las que estar en la frontera, por estar en casa, por estar siguiendo estas etapas de la niñez, porque nos reflejaban a nosotros. Y dijo: "ahora entiendo por qué están aquí” Robie Flores: Y ahora entiendo por qué nos estás enseñando todas estas escenas que al principio yo decía “pues es que es bien padre porque ves una quinceañera, nunca la ves tan tejana, o que las niñas van al antro un fin de semana, pero cruzan el puente. Nadie ve esto". Y ella dijo: "sí, pero, ¿por qué me importa?, ¿por qué me importan estos niños jugando al lado del río?". Y ella, siendo fronteriza también, sacó esa perspectiva y dijo "sí, ahora entiendo por qué estás viendo todo esto y por qué te importan estas escenas: es por Marcelo y es por esta experiencia que tuvieron juntos, que es muy única". La identidad y nuestra familia y cómo nos criamos es algo que compartimos y nunca lo pudimos hablar, entonces, a través de esta película fue, al mismo tiempo, poder tener esa conversación, esa meditación con Marcelo también. FICM: Y el título evoca al duelo por el fallecimiento de Marcelo, pero también evoca a este territorio de la frontera donde ustedes vivieron y que está justo en el medio de dos culturas. ¿Cómo llegaron al título? ¿O fue primero el título y después llegaron las ideas para formular? Robie Flores: Sí, el título fue lo que llegó primero, fue como en el 2016, que de repente estaba escribiendo, no sé si iba con mami, que fui a visitar, y vamos cruzando el puente. Estando suspendidas en el aire –o sea, en el puente– pero arriba de todo, esperando, estás así como en this in between space, no haciendo nada, forzada a nada más a estar sentada esperando. Siempre de chiquitos nos tocaba estar esperando horas en el puente, pero al estar más grande y regresar a visitar, ves todo con ojos diferentes. Fue después de que falleció Marcelo, entonces siempre estaba pensando en esos sentimientos, en estar en this in between space, donde no estamos ni aquí ni allá, en un espacio in between mental, emocional, cultural, físico, y me interesaba mucho ese espacio y ese espacio en tiempo también, porque siempre nos importaba. Marcelo siempre fue muy presente y le importaban todos los momentos en el inter: el ir a la fiesta o al festival, o lo que hubiera sido; te arreglas y te emocionas al llegar; siempre era el camino a llegar al momento, pero todos los momentos in between eran los que le llamaban mucho la atención, y son los que no grabamos y los que no guardamos para nosotros. Pero todos esos acumulados son los que nos forman, porque sí tenemos a la quinceañera, o la graduación, o el gran festival de baile, o lo que sea, pero todo lo que hicimos en ese espacio in between fue lo que tenemos nosotros. Me encantaba la idea de buscar esos momentos súper cotidianos, que no son los que guardamos. Entonces, sí, fue el título que tuve en mente por un año, casi, y de ahí se fue formando todo lo demás. FICM: Como decías, hay muchas partes del documental que son la vida cotidiana de las personas de Eagle Pass, pero también hay muchas otras que parecen un sueño y otras son un collage de recuerdos formado por grabaciones de Marcelo. ¿Cómo decidieron qué formaba parte del documental final y qué no, para llevarnos a encontrar la identidad texana-mexicana y también lo que significó Marcelo para ustedes?Robie Flores: Eso fue súper difícil, decidir cuáles momentos. Grabamos desde el 2017 hasta el 2022. Al principio, el primer año me la pasaba como que fue algo mucho más formal, como había dicho, me encantaba la película de Frederick Wiseman In Jackson Heights (I'm butchering the title), en donde solamente está explorando los sistemas de Jackson Heights en Nueva York. Entonces, estaba inspirada por lo mismo, iba con el alcalde del lado americano, a clases de inglés del lado mexicano, a las maquiladoras, a los negociantes, o sea, cómo funciona la frontera logísticamente con todas las personas que están running the border. Todo eso estaba súper interesante, pero no tan interesante como para verlo en un largometraje. Yo misma me aburría, entonces dije: "si yo me aburro, pues todos los demás se van a aburrir". Y cuando me empecé a enfocar más en mis experiencias reflejadas con los niños en el momento presente, fue cuando empezamos a coleccionar todos estos momentos, todas estas experiencias. Poco a poco (creo que fue cuando no pudimos seguir grabando en la pandemia) que de repente entró el diario visual de Marcelo, que ya había hecho, que ya lo habíamos visto, que ya teníamos y habíamos formado un video con su colección de momentos. Me acuerdo que una profesora, Christian Johnson, de mi maestría, había visto ese video que nosotros habíamos hecho, un tributo a Marcelo, dos años antes, y dijo "esto es súper interesante, lo deberías de hacer una película o presentar una película". Eso me lo había dicho antes, y se me quedó esa idea de "wow, estas imágenes que grabó Marcelo, que capturó, son las que me inspiran a mí a grabar todo lo que estoy grabando ahorita y cómo lo estoy grabando". Entonces, fue ahí que empezó la idea de incorporarlo a este proyecto, porque todo se sintió como que nunca pudimos realmente regresar a esos momentos, a esos recuerdos que quise recuperar cuando grabamos. Se sentía como un sueño, entonces quisimos mantenernos en ese espacio, en donde se sentía presente, pero igual era el pasado. Realmente queríamos sentarnos en esos sentimientos, no jugar con el tiempo, porque esas son las preguntas que me estuve haciendo mucho durante el proceso, y yo personalmente con el proceso del duelo. Entonces, quería reflejar el estado emocional y mental de vivirlo al hacerlo. FICM: ¿Qué significó todo ese conocimiento que tienes para hacer un documental en donde exploras esa barrera entre lo documental y la ficción? ¿Cómo lo exploraste tú y de qué formas se materializa en lo que querías decir sobre la identidad tex-mex y sobre Marcelo? Robie Flores: Al principio, me inspiraban mis influencias que venían del direct cinema de Estados Unidos, como D. A. Pennebaker, Richard Leacock y Frederick Wiseman, dónde el observar y con una aproximación estilo fly on the wall (mosca en la pared); el llegar a un lugar y explorarlo sin mucha influencia. Además, con todas las reglas del periodismo en Estados Unidos: be objective y no te puedes meter a la historia, no puedes tener influencia en lo que estás viendo. Al principio estaba así, muy estricta y no me dejaba explorar más; me estaba poniendo una propia barrera y estaba documentando todo y grabando como si fuera un documental más formal, como noticia. Pero es exactamente lo opuesto de lo que realmente quería hacer desde el principio y me dí cuenta que era algo que tenía muy inculcado. Alejandro Flores: Me regañaron mucho. Porque yo no venía del mundo del cine y salía mi sombra en la toma y [decía] ’ya no podemos ocupar esta toma, Alejandro’ o ‘te puedo escuchar en el micrófono ¿por qué estás hablando con el papá de la niña’. Robie Flores: Sí, Alex se quedaba platicando con todo mundo. Siempre arruinaba las tomas; se reía. Al principio I was very purist, pero poco a poco empecé a ver películas; ví muchas de Chantal Akerman, hizo muchos documentales, eran observaciones y ella hablaba y pensaba, y también las películas de Agnes Varda, como que había más espacios para preguntar, comentar. Queríamos hacer una película con gente real, pero que se sintiera como una película en la que no te estuvieras cuestionando si es ficción o no. O sea es una experiencia y quería presentar —porque así yo la veía y grababa— la frontera como elevada, que se vieran los paisajes como los sentía y vivía de chiquita: como un mundo enorme lleno de posibilidades en dónde me podía expander. Nos quisimos quitar todas esas reglas y la nueva regla fue: "¿qué es lo que queremos ver y cómo lo logramos?, ¿a quién buscamos?, ¿cómo lo capturamos?". Queríamos ver un reventón de quinceañera con Selena —y lo encontramos—, queríamos ver una carne asada en familia y esa fue nuestra regla al final: cómo logramos hacer lo que queremos ver en la pantalla. FICM: ¿Qué aprendieron cómo hermanos, tanto de Marcelo como de entre ustedes dos? Alejandro Flores: Aprendí a grabar, aprendí a usar una cámara. Aunque me gustaba mucho el cine desde que estaba en la prepa, desde que estaba en la secundaria, Marcelo y yo hicimos clase audiovisual y hacíamos cortos y comerciales, pero yo me fui por la rama del negocio, estudié cadena de suministro y cuando ya me vine a trabajar con Robie no tenía entrenamiento formal para documental. Entonces Robie me enseñó a grabar, a holding my shot ‘mantén la toma 20 segundos aunque pienses que ya terminaste, ya no hay acción’, ser paciente. Y algo interpersonal que fue muy bonito, es que Robie es mi hermana mayor y al principio fue muy difícil trabajar juntos y no tener esta jerarquía de que “ yo soy tu hermana, entonces haces lo que yo digo” Robie Flores: Yo soy la mayor, yo sé más. Y yo sí sé más, pero no era porque fuera la mayor. Alejandro Flores: Lo que fue muy chido de trabajar con ella y le doy mucho crédito, el poder darme este aprendizaje y decir “ sí soy tu hermana mayor, pero tú, tanto como yo, tienes algo que enseñarme a mi”, es una colaboración horizontal y no es que yo te dirijo y te digo como hacer las cosas. Somos equipo, es tu experiencia también sabes que era, como se siente, tienes tus memorias en este lugar y al final es una historia de identidad fronteriza, familia. Entonces ten esa confianza de poder decir lo que sientes o si algo no te late. Robie Flores: Estuvo súper padre tener esta experiencia en la que por primera vez en la vida no era I’m your older sister, you're my little brother. Sí le daba dirección, solamente porque había tenido más tiempo en la escuela para esto, pero sí le dije “en un momento tu me vas a pasar y vas a saber más que yo”, y dicho y hecho, llegamos a ese punto y Alex siempre sabe más que yo —tú lees las cosas y se te quedan, y a mi no—, entonces el siempre me está enseñando todo lo que aprende. Ahora somos super equals y lo mantenemos así y fue nuestra primer regla. Lo bonito de eso es que siempre, al final de cuentas, somos familia y cuando teníamos un día difícil llegábamos a la casa y platicábamos, nos hacíamos reír; me protegía y yo lo protejo a él. En este proceso que es muy difícil y es algo super emocional hablar de Marcelo, de recordarlo, sí es algo raro que por mucho tiempo, por todos estos años que estuvimos trabajando, fue un diario para nosotros y algo que hacíamos junto, solos en nuestra burbujita, y ahora estamos aquí, platicando y es algo super raro y extraño y lo padre es que nos tenemos a nosotros para platicar y entender esa experiencia; como nos conocemos tan bien no necesitamos decir mucho para entendernos y saber lo que estamos pensando. Y con Marcelo aprendimos un chorro. Son muchas cosas que descubrimos al leer sus diarios, al ver los videos, todo lo que grababa y decíamos “wow, todas las cosas que le importaban a él y todas las pendejadas que estaba pensando y me estresaba”. Sí fue muy presente; me enseñó a estar en el ahorita, apreciar la naturaleza, apreciar todos los momentos con el otro, con nuestra familia, con las nuevas personas que conocemos y una curiosidad tremenda qué quisiera ser como él: se desvanecía el cuarto cuando alguien estaba con él. Alejandro Flores: Para mi, siento que cuando alguien ya no está, los valoras más y como que extrañas todas las cositas qué veías como superfluas, raras, curiosas; siento que él siempre estaba filosofando —o como que quería ser profundo pero no lo era—. Me acuerdo de una vez que iba manejando y me dijo “oye no piensas de vez en cuando, cuando ves la luna, que detrás está el sol” y como de “no” y ahí dije “qué pregunta tan tonta” y ahora reflexionó sobre ella y digo “qué presente estaba”. Veía a sus alrededores y se preguntaba del porqué de las cosas, y siento que a través de esta película, de ver su disco duro de los momentos que le llamaban la atención, me di cuenta de las cosas que la habían atravesado en su vida que le causaran qué viera la vida de la manera en la que la veía, y porqué a mi no. Somos gemelos, pero cada quien es mundo y vivimos las experiencias que nos van marcando de cierta forma. Me hubiera gustado tener estas conversaciones cuando todavía estaba, pero así nos toca, así son las lecciones de la vida; nos llegan cuando tienen que llegar. Robie Flores: Y te enseña que ahora queremos tener ese tipo de conversaciones contigo (Alejandro), con mi mamá, con mis amigos. FICM: ¿Cómo se sintieron de saber que forman parte del Festival de Cine de Morelia? Robie Flores: Cuando supimos que quedamos en Morelia it was crazy. Es que sabes, fuimos al festival hace dos años con nuestro equipo de postproducción, porque tenían algunas películas ahí y nos dijeron “deberían de venir uno de estos fines en vez de trabajar, un roadtrip para que vean como es y se emocionen; esto a lo que van, chicos”. Y fuimos y fue lo máximo: está hermosísimo, para empezar, la selección de películas, de cineastas y de gente que está realmente emocionada por el arte cinematográfico. Se sintió muy cálido y estaba super padre, nada más nos tocó como dos días para hacerlo y dijimos “qué padre poder regresar”. Alejandro Flores: Y Morelia es grande, pero a la vez es chico, entonces te da la oportunidad de estar con todos los que quieren ir al cine in the same space, te topas con todos, vas a una fiesta, a la cena después y se siente esta energía emocionada: la gente quiere convivir y hablar sobre cine. Entonces, el hecho de que les gustara la peli fue “wow”. Primero que nada, para nosotros que nos creamos con esta crisis de identidad de “no soy mexicano ni suficientemente americano”; y que el Festival de Morelia diga que esta película la queremos en la competencia de cine mexicano documental fue “¿¡qué!?”. Robie Flores: Fue una sorpresa para todo el equipo, porque todos nos habíamos emocionado con este sueño desde 2022. Cuando quedamos le hablamos a todos; se super emocionaron y luego luego cancelaron planes para otros festivales a los que iban a ir porque querían ir a Morelia juntos. va a ser un súper festejo y clausura para todo nuestro equipo, porque hicimos postproducción de nuestra película como tres veces. FICM: ¿Quién es su cineasta mexicana o mexicano favorito? Alejandro Flores: Mi cineasta favorito mexicano es muy popular, es Guillermo del Toro, porque Marcelo y yo estudiamos en Austin y fuimos voluntarios en el South by Southwest en el 2011, en nuestro primer año de universidad. Y a Marcelo tuvo la oportunidad de conocer a Guillermo cuando dio un discurso en la Paramount, y hasta se tomó una foto con él de que en cuates. Y a Marcel siempre le gustó El laberinto del fauno —y a mi también me encanta–— pero siento que ha sido el hecho de que ha sido uno de los mexicanos que su magia y creatividad a sobresalido; realmente lo admiro mucho. Robie Flores: Me robaste la respuesta. Me acuerdo que cuando salió El laberinto del fauno todavía era el cine viejito en el mall de Eagle Pass, que tenía tres salas super chiquitas y pegajosas de toda la vida, pero cuando salió El laberinto del fauno, it was the craziest thing. Estábamos del lado americano y de ese lado no llegaban películas de arte y mucho menos en español, aunque estábamos ahí en la frontera. Y fue lo máximo como que se sintió por primera vez poder ir al cine, que no fuera como blockbusters, y que se proyectara cine de arte en español. Fui como cinco veces seguidas y dije “tiene que venir mi familia, tiene que venir mi amiga”; y me acuerdo que la tercera vez fui con Sayuri, con una de mis amigas y fue su mamá, y luego no sé qué pasó con el sonido y su mamá se paró y dijo “la regresan”, como 15 minutos para verla bien. Y de hecho, cuando regresé a Eagle Pass para hacer la película, lo triste de regresar y de irme de Nueva York es que ya no tenía los cines de arte, que me la pasaba yendo y veías de todo y de todo el mundo y a cualquier hora, pero en Austin está The Austin Film Society, como a tres horas y media de la casa de Eagle Pass. Entonces Austin Film Society la estaba proyectando, it was a 10 year aniversary, y i was like i have to go. En ese entonces no tenía el coche porque me acababa de regresar, le pedí la camioneta a mi mamá y me fui y manejé casi 4 horas, nada más para ir a ver la película y luego me regresé bien tarde después de la película, llorando porque fue una película que nos tocó tanto a nosotros, a todos los hermanos y nos fascinó. Verla después de tanto tiempo y después de todo lo que habíamos pasado y Marcelo y todo, me pegó tan fuerte y cada vez le sacó algo nuevo, lo que me fascina de su de su cine es que como que no hay reglas y hay fantasía y todo se vale y eso sí, la libélula que sale en la película siempre me regresa a Marcelo, me regresa a El laberinto del fauno, a las hadas y siempre que las veo —siempre se vienen a mi y mi mamá, como que siempre se nos aparecen— y siempre pensamos en Marcelo y a raíz de esa película y de todas sus películas porque nos emocionaba como que estamos explorando fantasía, posibilidades, de storytelling. Alejandro Flores: Quiero agregar algo más: específicamente me gusta mucho Y tú mamá también, por la colaboración cocreativa que tienen Alfonso y Carlos, porque escuché un panel con Carlos que decía como su relación de dirección y cómo crearon el guion, era a través de las memorias que tenían en su niñez. Entonces como que tenían un short hand, de qué decían palabras claves que ya al otro hermano ya decía de que ah sí, me acuerdo lo que estás diciendo y como que podían crear a través de muy pocas referencias.Robie Flores: Entonces eso me me inspiró mucho y dije sí a huevo, o sea, es lo que hemos hecho también o lo que lo que buscamos hacer a través de las memorias que tenemos cuando hay una referencia, la segunda parte de la historia que se me olvida a mí y es padre ver ejemplos de otros cineastas que tienen esa experiencia y qué dices wow, o sea, esto es algo que hago siempre con mi hermano que lo puedo lo podemos usar para el trabajo y es padre es como un súper poder.