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Elisa Miller recomienda Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo

{{Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo}} (2009), de Karim Ainouz y Marcelo Gomes

En Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo, la cámara subjetiva no funge como los ojos del personaje si no como su propia cámara. Es el protagonista, un geólogo que recorre un Brasil árido estudiando la tierra y sus fallas, quien registra su travesía: la película es su diario de viaje. A través de estas imágenes y de la voz en off, que inician siendo una carta y se transforman luego en un confesionario, descubrimos el drama y proceso por el que está pasando nuestro protagonista (magníficamente interpretado por Irandhir Santos). Vivimos junto con él su saudade –anhelo–, a la par de su viaje geográfico y anímico. Lo acompañamos por su proceso de duelo, gradualmente se vuelve claro que su esposa acaba de dejarlo. La historia que nos cuenta, compuesta por fragmentos, es como la tierra que está estudiando, llena de fallas y rupturas, como sus recuerdos y su memoria, llenos de heridas y derrotas.

Es imposible no pensar en Sans Soleil (1983) de Chris Marker cuando vemos esta entrañable película. En muchos momentos, los directores Karim Ainouz y Marcelo Gomes le brindan homenaje: Sans Soleil es también el diario de un viajero, también una vozen off epistolar. Ambas películas se asemejan sobre todo en la libertad con la que emplean el lenguaje cinematográfico y en su desdibujada frontera entre la ficción y el documental. Es esta libertad la que yo celebro y agradezco.

Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo: ¡qué título! El personaje lo encuentra de forma casi casual durante su viaje. Es a la mitad del filme que en un restaurante de paso se topa con esta pinta en una pared, lo filma y lo repite, más tarde, cuando muta su estado de ánimo, lo deforma: viajo porque preciso y no vuelvo porque te amo.

El personaje es complejo y sorprendente, recorre hoteles y parajes desolados, busca refugio en las fiestas de pueblo y en las prostitutas. Entrevista a los personajes que encuentra y de esas entrevistas se desprenden conceptos que pueblan el universo del filme, lo hacen único.

De las imágenes, permeadas de una verdad documental, un registro meticuloso de lugares, de las personas que habitan estos lugares, de la vida, se desprende una reflexión sobre el tiempo. Como la del cine en sus inicios, donde la sorpresa y la belleza viene justamente de la realidad de su registro, del conservar ese paso del tiempo en las acciones cotidianas de las personas. Ainouz y Gomes, junto con la destacable fotografía de Heloísa Passos, con una cámara curiosa, ávida de encontrar mensajes, regalos, vida, hacen hermosas analogías con el paisaje. Encuentran poesía en el cotidiano.
Junto con el protagonista recorremos hoteles y prostíbulos, buscando curar su mal de amor. Junto con él parecemos sanar de esas heridas o fallas de nuestra propia tierra.

Junto con él también nos “echamos de nuevo un clavado a la vida”, como los clavadistas de La Quebrada, memorable imagen con la que cierra tan libre recorrido.

Con larga carrera en festivales el año pasado, estrenando en Venecia 2009, ahora puede encontrarse en DVD editado por Zafra Video y a la renta y venta en VIDEODROMO.

¡No se la pierdan!