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De la artificialidad a la reflexión: entrevista a Sebastián Hofmann

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tuvo la oportunidad de platicar con el cineasta mexicano Sebastián Hofmann sobre su segundo largometraje, Tiempo compartido (2018), el cual se llevó el Premio Especial del Jurado a Guion en la selección de World Cinema Dramatic Competition en el Festival de Sundance 2018. La familia, la incertidumbre y la forma de hacer cine fueron algunos temas que abordamos.

Tiempo compartido estrena este 31 de agosto en salas mexicanas. La película cuenta la historia de dos hombres de familia atormentados —un huésped y un empleado de limpieza— que unen fuerzas para rescatar a sus familias del paraíso, convencidos de que Everfields International, la siniestra administración del mega resort tropical Vista Mar, quiere quitarles a sus seres queridos.

Sebastián Hofmann | Imagen de sundance.org.

FICM: ¿Cómo fue el proceso de hacer una película como Tiempo compartido, que toma riesgos tan particulares y lograr un impacto real en el espectador?

Sebastian Hofmann: A mi me gusta el cine que justamente intenta ser original, siento que la mayoría de las películas que vemos se parecen todas entre si. El cine que a mi me gusta ver es ese que me sorprende. Con poquito más de 100 años de historia del cine, pienso que hoy en día el espectador es más sofisticado que nunca y que de pronto puede recibir este tipo de películas que sorprendan, quizás un poco con una mezcla de géneros. La crítica ha dicho que Tiempo compartido tiene un poco de comedia, un poco de drama, horror, suspenso igual.

Este proceso viene de un lugar muy personal, soy un cinéfilo y siento que así son las películas que a mi me gustan ver, pues cuando una película me sorprende, cuando es algo que no he visto antes, lo celebro muchísimo. Entonces por ahí va la búsqueda, yo no digo que mi película sea la única en su estilo, pero sin duda mi intención artística desde el principio fue hacer un largometraje lo más original posible.

FICM: Aunque en su desarrollo tu película tiene muchos guiños a diferentes géneros, la crítica la coloca entre una tragicomedia y drama, ¿para ti dónde está mejor situada?

SH: Yo creo que la vida es así, tiene un poco de comedia y al mismo tiempo es trágica, la incertidumbre de salir todos los días a la calle y no saber qué va a pasar. El estar vivo es un poco eso, no es que intencionalmente quisiera hacer una ensalada de géneros.

Me identifico con este tipo de historias, para mi es natural escribir así, no comienzo a escribir pensando en un género, simplemente es el tipo de cine que me gusta. Así es como se fue hilando esta historia que escribí con Julio Chavezmontes que también es un gran amante de la literatura y al igual que yo es amante de lo absurdo.

Pienso que todas mis películas parten de un punto muy absurdo, casi rayando en lo fantástico, y aquí era hablar de este tipo de espacios, del siniestro mundo de las ventas de tiempos compartidos como un punto de partida para contar una historia humana. Ya de por sí el universo de ventas de estos falsos paraísos es un universo muy absurdo, bastante cómico y a la vez bastante siniestro.

FICM: El tratamiento visual a lo largo de la película es muy minucioso, ¿cómo fue el trabajo con tu equipo para lograrlo?

SH: Trabajando muy de cerca con Matias Penachino, el fotógrafo de todas mis películas, en conjunto con Claudio Castelli, diseñador de producción y Brenda Gómez, diseñadora de vestuario. El concepto que les propuse desde el principio fue que yo no quería que la película se sintiera realista, mi idea era darle un tratamiento más como novela gráfica, que se sintiera hiperrealista; un poco cómo las imágenes que observas en los catálogos vacacionales que están en los aviones, donde encuentras todos estos paquetes vacacionales. Se fueron tomando estos ejemplos y más, para lograr lo que yo quería, que se sintiera una artificialidad de los espacios.

Una vez que planteamos este concepto visual, Claudio empezó a trabajar con luces de diferentes tonalidades que resignificaban elementos de la realidad en un hotel de este tipo. Fue a partir de este trabajo que pudimos darle al filme la sensación de una textura artificial y que no se sintiera realista.

FICM: Esta reflexión de lo que necesitamos para ser felices está muy presente a lo largo del filme, al igual que conceptos como el consumismo y un capitalismo muy marcado, ¿son las ideas que querías reflejar en este largometraje?

SH: La película habla de muchas temáticas, tiene muchas capas. Habla puntualmente de la familia, pero sin duda el consumismo y esta idea de pensar que puedes llegar a un lugar y comprar el bienestar, comprar la sanación, como con los personajes de Pedro y Eva; aunque no se explica de dónde vienen, es claro que tuvieron un episodio muy oscuro y la idea de Pedro (Luis Gerardo Mendez) es llevarlos a este hotel para que sanen y vuelvan a una dinámica familiar mejor, y justo al estar obsesionado con esta idea no puede soltar, dejar que las cosas fluyan y tengan un desenlace diferente.

Pero si, todo esto va de la mano con la idea de ser un consumidor y la idea con representar a Everfield —la transnacional dueña del hotel— es una especie de secta corporativa muy voraz, y esa para mi es la perfecta analogía del capitalismo, haz lo que tengas que hacer con tal de vender no importa qué te lleves en el camino, aún sea a la madre naturaleza y esa mentalidad que es muy del sistema norteamericano, haz lo que sea con tal de conseguir éxito que nada se cruce en tu camino.

FICM: ¿Cómo te sientes ahora que se estrenará en salas mexicanas?

SH: Entre emoción y nerviosismo, pues ya vimos que la película funcionó con el público sofisticado, ya se estrenó en salas comerciales en varios países de Europa, se presentó en festivales de todo el mundo y la respuesta del público cinéfilo, sobre todo el crítico, ha sido muy positiva afortunadamente. Nos han tratado muy bien.

Por ese frente creo que está muy bien, yo estoy muy satisfecho con el trabajo que hicimos, pues no es mi película solamente, ahí está el trabajo colectivo de más de 100 personas, a mi me gusta mucho colaborar y eso es lo bonito del cine pues lo hacemos entre muchos y ahí está concentrado el talento de todos.

La película es mexicana, se hizo pensando en el público mexicano y hay muchas cosas de lenguaje que son muy idiosincráticas de nuestro país, ojalá y se identifique un padre o madre de familia con lo que verán en pantalla, por que todos hemos pasado por ahí, ya sea con unas vacaciones fallidas o momentos de gran tensión o esta idea del papá, por ejemplo, de forzarnos a divertirnos. Espero que se identifiquen y que haya una reflexión de todos los temas que se plantean, pues Tiempo compartido es un filme que invita a reflexionar sobre nuestra humanidad.