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Cine para todxs 2023: conoce el Museo Arocena en Coahuila

Instaurado ante la falta de espacios culturales como una cineteca o filmoteca, el Museo Arocena tiene el objetivo de promover cine de calidad y brindar al público de la región alternativas al cine comercial habitual. Ha recibido a más de 50 mil espectadores en la Ciudad de Torreón, Coahuila, y se han proyectado cerca de 800 películas, documentales y cortometrajes a través de su programa "Cuadro X Cuadro". Además, el Museo Arocena forma parte del programa Cine para todxs 2023, un proyecto realizado por FICM con la intención de promover el trabajo y talento de los cineastas mexicanos.

Museo Arocena
Museo Arocena

En esta entrevista, Carlos Sáenz, Coordinador de programas de cine e integrante del equipo de comunicación y difusión del Museo Arocena, comenta cómo ha sido la respuesta del público ante tal iniciativa cultural. 

FICM: ¿Cómo fomentan la formación de públicos? 

Carlos Sáenz: Con los años nos hemos percatado que los espectadores que vienen al museo son más que un público. Nos gusta llamarlos usuarios, porque vienen en búsqueda no sólo de una experiencia estética, sino también de una experiencia intelectual, emocional y social. Por ello, intentamos que, a diferencia de una sala de cine comercial, en el museo cada película esté acompañada de retroalimentación antes y después de cada visionado. El grupo de voluntarios (la mayoría somos cinéfilos con bagaje cinematográfico amplio) estamos encargados de guiar y orientar a los usuarios respecto a lo que van a ver. Muchas veces es necesario contextualizar la pieza y orientar al espectador. También, a veces al final quedan dudas. De igual manera procuramos que haya un intercambio de ideas, que haya espacio para interactuar con lxs otrxs y que sea una experiencia enriquecedora para todxs. De esta manera, un usuarix satisfechx siempre regresa. Lo mismo para con el grupo de voluntarios, es algo que tenemos años realizando y es algo que en verdad disfrutamos. Entonces, en resumen es eso: ver la sala de cine como un espacio para el intercambio presencial. 

FICM: ¿Cómo ha sido la recepción? ¿Creen que el trabajo que realizan a través de sus espacios de exhibición ha cambiado o influido positivamente en su comunidad? 

CS: La recepción por parte de la comunidad ha sido en su mayoría positiva. El proyecto ha cambiado y evolucionado con el tiempo, pero hubo un cambio muy grande cuando empezamos a escuchar lo que los usuarios querían ver. Nuestros procesos de selección se volvieron más amplios, procurando incluir diferentes géneros y vertientes cinematográficas. De igual forma hubo una pausa un tanto terrible durante la pandemia, pues tuvimos que optar por proyecciones digitales durante más de un año, por lo que hubo que fomentar la presencialidad en los programas de cine al regresar. 

En cuanto a la influencia positiva en la comunidad es algo del cual podemos percatarnos siempre. En 2017 realizamos un diagnóstico de nuestro cineclub habitual y descubrimos que el proyecto ha contribuido no solamente a complementar sus actividades de ocio y recreativas, sino que ha contribuido también en aspectos educativos, sociales y psicológicos de su vida. Así mismo, hemos visto cómo la perspectiva de algunos usuarios ha cambiado de manera significativa, sobre todo con nuestros ciclos temáticos en los que además nos acompañamos de expertos (psicólogos, trabajadores sociales, asociaciones civiles, etc). Por citar un ejemplo: hay un grupo de personas de la tercera edad que acude desde los primeros años del cineclub; antes se expresaban peyorativamente de la comunidad LGBTQ, pero sus conceptos han cambiado y virado positivamente. 

Museo Arocena
Museo Arocena

FICM: ¿Con qué se puede empezar un espacio como este y cuáles son los aprendizajes más significativos que tuvieron al iniciar? 

CS: Obviamente se necesita un lugar, equipo técnico (aunque sea básico), pero sobre todo mucha voluntad. Por ejemplo: este proyecto no ha representado desembolso económico relevante para la institución, ya que se gestiona a partir de recursos existentes como espacio y equipo, pero sí con mucho trabajo voluntario (y apasionado). Obviamente debe ser sustentable, pero existen maneras creativas para lograrlo. 

De los aprendizajes más significativos que tuvimos fue, como mencionaba con anterioridad, el empezar escuchar al “público” y más que eso, concebirlo más bien como personas que buscan interacción. Esto quizá se deba a que estamos adscritos al museo y por ello lxs usuarixs buscan una experiencia más cercana a lo educativo, o bien, a la sociabilidad de un centro cultural o comunitario. Sin embargo, el escuchar y tener retroalimentación de lxs usuarixs nos ha llevado a modificar, evolucionar, pero, sobre todo, enriquecer la manera en la que hacemos las cosas. Los usuarios y voluntarios son el motor fundamental de este proyecto. Juntxs creamos una comunidxd.

Museo Arocena
Museo Arocena

FICM: ¿Cuál ha sido su experiencia tangible en la formación de nuevos públicos? 

CS: También, como mencionaba anteriormente, el proyecto debe mantenerse en constante evolución. Por ejemplo, primero teníamos proyecciones curadas con “lo mejor” del cine internacional, pero era un formato más convencional, más dictatorial, se dejaba de lado al espectador. Cuando empezamos a interactuar con ellos y preguntarles qué querían ver, decidimos “relajar” la cartelera, pero lo más importante, empezamos a comentar las películas y si se trataba de algo que requería cierto conocimiento previo, teníamos que contextualizar. Al principio lo hacíamos por medio de textos impresos que entregábamos al inicio de las proyecciones, y poco a poco viramos a tener mejor una interacción directa con los usuarios. 

Después tuvimos dos crisis importantes: la primera en 2012 cuando empezó la inseguridad en el sector centro de la ciudad. Ahí procuramos ofrecer otros horarios (y estacionamiento) para que fuera una experiencia más segura para el usuario. Tiempo después, la pandemia nos obligó a volvernos un cineclub virtual, por casi un año y medio. De regreso a la presencialidad hubo que recuperar a los usuarios anteriores pero también idear nuevas formas de interesar a otros públicos. 

Creo que como todo proyecto aplica el cliché de prueba y error… vamos probando qué es lo que funciona, tomando nota, pero siempre siempre atendiendo a qué es lo que la comunidad quiere o bien, necesita de nosotros.