22 · 08 · 24 Alain Delon en México (1935-2024): Coapa-Coyoacán-Cuernavaca-Acapulco Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Rafael Aviña En octubre de 1969 me mudé del Centro a la flamante unidad habitacional Narciso Mendoza conocida como Villa Coapa. El lugar era lindo y con un concepto de orden y modernidad utópica, aunque carecía de sitios esenciales como su propia sala cinematográfica. Por fortuna, al inicio de los setenta se inauguraba en la calle de Paraje no. 35: la Sala Villa Coapa; pequeña, sencilla y confortable, más aún para los niños y adolescentes que ahí vivíamos.Como en esencia era un cine de barrio, los estrenos llegaban con meses o años de retraso. Así, en 1974 y con poca diferencia de tiempo tuve la oportunidad de ver tres películas que me impactaron con sus relatos de acción y suspenso incluso político: Sol rojo (1971), El asesinato de Trotsky (1972) y Scorpio (1973). En ese trío de filmes, el mismo actor francés era la contraparte de estrellas como: Charles Bronson, Richard Burton y Burt Lancaster. Se trataba de Alain Delon, treintañero de una personalidad y belleza masculina poco común con una mirada de acero entre felina y lobezna. Alain Delon Sol rojo era un spaguetti-western-samurai que incluía a Toshiro Mifune y Ursula Andress. Scorpio, un thriller de persecución humana con Delon como asesino a sueldo. No obstante, la tercera —El asesinato de Trotsky—, centraba su trama en un escándalo político y de nota roja acaecido en México en 1940: el homicidio del líder ruso Leon Trotsky y el misterio sobre su verdugo, Ramón Mercader o Frank Jackson, entre otros “alias”, apodado también “El asesino del piolet”, debido al instrumento utilizado para cometer un crimen por el “bien del comunismo” e interpretado por Delon. Más allá del caso, me sorprendió ver una escena de la que fui testigo un par de años atrás, filmada en el centro de Coyoacán, misma que presenciamos por azar mi amigo Roberto Correa y yo, en una escapada de “pinta” en primero de secundaria.Ni él ni yo sabíamos lo cerca que estuvimos de figuras como el director Joseph Losey, el cinefotógrafo Pasqualino De Santis y de Burton, Romy Schneider y Delon, ya que El asesinato de Trotsky incluyó locaciones en los alrededores de Coyoacán. En breve, el mismo Losey dirigiría a Delon en una joya sobre la culpa, el holocausto y de paso el tema del “doble”: El otro Sr. Klein (1976), escrita entre otros por Costa Gavras. En esa misma época, también pude ver en la TV, un inquietante filme inspirado en Edgar Allan Poe: Historias extraordinarias (1968) dirigido por Roger Vadim, Federico Fellini y Louis Malle, responsable de William Wilson; el segundo episodio, una magistral reflexión sobre el tópico de “doppelganger” o “doble” con Delon y Brigitte Bardot.Por supuesto, la leyenda y el enigma de perfección física y atractivo “animal” a medio camino entre lo sensual y lo melancólico de Alain Fabien Maurice Marcel Delon Arnold, proviene de más atrás. A los cuatro años sus padres se divorciaron y lejos de quedarse con uno u otro, fue enviado con papás adoptivos que fallecieron, y los biológicos “tuvieron” que hacerse cargo de forma compartida, pero aquello no funcionó y empezó el peregrinar del niño-adolescente Delon por varios internados, expulsado siempre por violencia. A ello, siguió una serie de pequeños trabajos y una salida con “deshonor” de la Marina. Su belleza física lo llevó a Cannes junto a la actriz Brigitte Auber, diez años mayor que él, en 1956. Ahí le ofrecen trabajo en Hollywood con la condición de aprender inglés, pero el realizador Yves Allegret lo convenció de quedarse en Francia para debutar con él en un pequeño papel en Quand la femme s’en mele (1957), seguida de Amoríos (1958) ya en plan estelar, al lado de su gran y conflictivo amor: Romy Schneider. La muerte de Trotsky (1972, dir. Joseph Losey) En 1960, con A pleno sol interpretando al fascinante personaje de Patricia Highsmith: Tom Ripley, estafador y asesino, Delon a sus 25 años se trastocó en estrella, acompañado de Maurice Ronet y Marie Laforet en un claustrofóbico triángulo erótico-mortal ambientado en un lujoso yate. Vinieron después obras maestras en las que demostró que, además de un rostro hermoso, podía ser un actor excepcional con carisma, magnetismo y capacidad para interpretar a personajes de una ternura bestial, como ocurre en Rocco y sus hermanos (1960); una suerte de tragedia griega sobre la degradación física y moral de una familia a cargo de Luchino Visconti, el mismo del El gatopardo de nuevo con Delon y Claudia Cardinale y Burt Lancaster.Una imagen de getty del 29 de enero de 1965 lo muestra a caballo en las playas de Acapulco con su esposa Natalie Delon, donde también esquió. Ese mismo año acudió a una Reseña de Cine Mundial en el Cine París de la Ciudad de México, acompañado de Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, quienes promovían ¡Viva María!, de Louis Malle. En esos años sesenta y setenta, Delon participó, además, en una serie de intrigantes relatos policiales noir con personajes violentados por el pasado como: El samurái, El círculo rojo, Crónica negra, La piscina, El clan de los sicilianos y más, y ejecutó retratos de angustioso nihilismo como: La primera noche de quietud.Con una filmografía de alrededor de 100 películas, Delon regresó a México en 1997 para filmar en el Hotel Hacienda Vista Hermosa y otras locaciones de Cuernavaca, Morelos, El día y la noche (1997), con Lauren Bacall y Arielle Dombasle, sobre un escritor que se refugia en nuestro país para adaptar al cine una novela suya y en la que participaban entre otras: Vanessa Bauche, Pia Corti y Luciana Cabarga. Por insistencia de mi hijo, hace dos semanas regresamos a El eclipse (1962), del gran Michelangelo Antonioni, y me sorprendió la vitalidad, la presencia física y la juventud de Delon. Recordé su dolor físico y moral y su insistencia por abandonar este mundo. Sofía Loren, Alain Delon en Acapulco | FOTO: Paulo Vidales, La Jornada Un último recuerdo: el 18 de noviembre de 2011 se llevaba a cabo la 7ª edición del Festival Internacional de Cine en Acapulco inaugurada nada menos que por Sofía Loren y Alain Delon. Gracias a su director Víctor Sotomayor y a la querida Margarita Larroa, pude ver de cerca a una de las parejas más bellas del mundo. Ya no a lo lejos como en Coyoacán, 40 años atrás, sino a escasos dos metros: la presencia de ambos electrizaba el ambiente. Al día siguiente, me invitaron a una cena en Acapulco Diamante donde Fernando Allende les cantó a la Loren y a Delon; guardé una prudente aunque cercana distancia para admirarlos una vez más. En 1996, en una entrevista de televisión, a la pregunta de: “Si Dios existe, ¿qué te diría en el momento de tu muerte?”, él respondió: “Me diría: sé cuál es tu más profundo dolor. Te llevaré con tus padres, para que por fin puedas verlos juntos”. Hoy, Alain Delon quizá se encuentre con ellos.