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SANCTORUM: Un juego entre el cine fantástico y el documental

Gabriela Martínez

En el 17° Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el director Joshua Gil presentó Sanctorum, una película que narra cómo en un pueblo azotado por la violencia del narcotráfico, un niño ha perdido a su madre y guarda la esperanza de volver a verla.

Joshua Gil
FOTO: Pedro González Castillo

Joshua Gil nos transporta a la sierra de Oaxaca para mostrarnos la vida cotidiana de las familias campesinas en la región, quienes deben sobrevivir por medio del cultivo de mariguana, mientras intentan esquivar los enfrentamientos entre el ejército mexicano y los cárteles de drogas. De acuerdo con palabras del propio director, la película juega entre el cine fantástico y el documental antropológico, pues es protagonizada por los mismos habitantes de la sierra.

Filmada totalmente en lengua ayöök y con locaciones de la sierra oaxaqueña y en Bolivia (Salar de Uyuni), donde realmente existen estos plantíos furtivos, Sanctorum obtuvo los premios Guerrero de la Prensa a Largometraje de Ficción y el Ojo a Mejor Dirección de Largometraje de Ficción en el 17° FICM, así como los premios del Jurado en el Festival de Amiens, el Fipresci en Cinélatino de Toulouse y el Ariel a Mejor Música, entre otros reconocimientos.

Luego de un exitoso recorrido por festivales internacionales que inició en la Semana de la Crítica de la 76ª Mostra de Cine de Venecia, en 2019, Sanctorum estrenará en salas comerciales y en circuitos culturales este 22 de septiembre, por lo que el FICM tuvo la oportunidad de platicar con el director, quien nos habló del proceso de filmación de la película.

FICM: ¿Fue en 2019 cuando se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia, verdad? ¿Cómo fue tu experiencia en aquella edición?

Joshua Gil: Así es. La película tuvo su presentación en México en el Festival de Cine de Morelia, justamente unos días después de haberse presentado en su estreno mundial en el Festival de Venecia. Y bueno, tuve la fortuna de haber sido muy bien recibida en Morelia, en el festival, en todas sus funciones. Obtuvimos dos reconocimientos: el Guerrero de la Prensa a Largometraje de Ficción y el Ojo a Mejor Dirección de Largometraje de Ficción de ese año. Nos fuimos bien contentos, la verdad. También fue la primera oportunidad que tuvimos de reunir a todo el crew de la película para que pudiera verla, fue un encuentro. Ese fue un festival maravilloso, recuerdos maravillosos que tenemos de esos días.

FICM: Anteriormente la película formó parte de dos ediciones de Impulso Morelia, en aquél momento participó con el nombre de Santuario, ¿cierto?

JG: Exactamente. Bueno, en este caso, Sanctorum y Santuario están muy relacionados. En realidad Santuario es el nombre de un cortometraje que filmamos justamente como un teaser de la película para empezar a buscar apoyo para poder filmarla. Esto fue en el 2017, cuando filmamos este pequeño cortito, el cual empezó a tener movimiento.

Este corto también fue invitado a participar como en un cadáver exquisito que organizó Human Rights Watch, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y Amnistía Internacional, porque básicamente el cortometraje era un homenaje a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa e hicimos la invitación extensa a los padres de los 43 para que ellos fueran las personas que grabaran las voces de la voz en off que se escuchan en el cortometraje, era una canción muy linda que le dio mucho impulso a la película. El cortometraje se llamó Santuario y finalmente, cuando empezamos ya con la preproducción del largometraje, decidí ya no utilizar el nombre para que se quedara y se le diera su propio espacio e importancia al cortometraje. Así decidimos que usaríamos el título de Sanctorum para poder hablar ya de la película tal cual.

FICM: Algo que me llamó mucho la atención de la película, son los diálogos que están tanto en español como en ayöök, cómo fue escribirlos o cuál fue el proceso para escribir los diálogos y toda la historia?

JG: Bueno, el guion de la película tiene una extensión aproximadamente como de veinte páginas. Desde su origen no es un guion muy largo. Desde las primeras veces que el guion se inscribió a ciertos foros, laboratorios, en este caso en Impulso Morelia, tuvo una muy buena aceptación. Nuestro primer impulso, Morelia, lo ganamos con el reconocimiento de la beca que daban a través de Conacine y Tribeca. Fue un premio bastante importante porque fue el primer premio que nos permitió tener la certeza de poder trabajar con más profundidad. Viajamos a Tribeca, al Festival de Cine de Cannes y fue justamente en esa época que pudimos ya empezar a llamar la atención, consolidar el apoyo. Entramos a un par de laboratorios más, seguimos avanzando y luego regresamos a Morelia, justamente para la parte de work in progress. Ya con la película filmada, pero todavía no terminada, Sanctorum tuvo afortunadamente otro premio que le permitió tener acceso a una post-producción bastante buena a través de  unpatrocinio de Splendor Omnia.

FICM: La película tiene bastante trabajo de postproducción, me llamaron mucho la atención todos los efectos, incluso la primera secuencia que muestra un paisaje muy espectacular, ¿cómo surgió o de dónde viene esa imagen?

JG: Esta secuencia la filmamos en el Salar de Uyuni. Esto fue en Bolivia. Es una de las partes que yo ya tenía como más claras desde un principio de la película. En el cortometraje, Santuario, hay un primer ejercicio de las estrellas porque ya estaba desde un principio esa parte, entonces, cuando ya tuvimos la oportunidad de filmar la película, yo le pedí a mis productores que por favor apartaran un poco de dinero para que pudiéramos irnos a filmar esta escena allá, porque era una escena bastante demandante, tanto en términos económicos como técnicos. Afortunadamente se logró. Pudimos, bueno, por lo menos yo tuve la oportunidad de viajar y filmar esta escena. El resto del equipo no pudo ir. Fue una situación completamente económica, pero logré viajar y filmar esta escena que tiene básicamente su raíz o su inspiración en el origen del mundo.

Sanctorum

Se buscó la época adecuada del año, se buscó tener un poco de apoyo allá, con gente que conociera el espacio, gente que pudiera llevarme manejando y que pudiera acercarme porque es un lugar peligroso para llegar, principalmente por el tema del agua que está en movimiento constante.

Es completamente una situación onírica que tiene que ver también con la la unión de este mundo espiritual, con el mundo material, con el cosmos, con, con el universo. Y creo que se logra a través de la experiencia del Salar de Uyuni. Todo el montaje también fue una cosa que se estuvo trabajando durante mucho tiempo.

FICM: Todos estos simbolismos que nos hablan de este juego entre lo espiritual y lo material, ¿cómo conceptualizaste todo eso? ¿De dónde sacaste esas imágenes que después vemos plasmadas en la película?

JG: En un principio no planteaba que la película estuviera hablada en ayöök, en realidad es algo que se fue dando con el acercamiento a través de las charlas con ellos. Yo ya traía un interés muy fuerte por hablar de los pueblos originarios en México. De por sí en mi familia siempre ha habido una formación muy humanista, muy cercana a los pueblos originarios, a través de mis padres, de mis abuelos, por eso era un tema que yo quería abordar oficialmente en mis películas.

Fue entonces cuando empecé con la búsqueda de los espacios donde filmar la película, del casting. Cuando llegamos allá, a Oaxaca, empecé a conocer un poco de su historia, un poco de su mundo, de su cosmovisión, y a partir de ese momento fue que empecé a pensar en la posibilidad de que la película estuviera hablada en ayöök. Tenía la gran ventaja de que ellos hablaban español, entonces muchos de estos personajes que tú ves en la película eran personas que en un principio trabajaban de parte de la producción, como choferes, buscando locaciones, haciendo traducciones, etcétera, etcétera.

Esa posibilidad me permitió trabajar con ellos durante un par de semanas, por lo que la cosmovisión de la película es una mezcla grande de varios pueblos, de varias leyendas, de varios cuentos, un poco de investigación y de lo que me ha acercado a los pueblos indígenas. Cuando me acerqué a ellos les conté un poquito y les dije: "Bueno, la historia se trata de esto y hay unos personajes que bajan de los montes y que estos otros personajes que representan hombres de fuego que vienen a tratar de darle paz a la humanidad. Y ellos tienen un personaje en su cosmovisión, que es una deidad representado como una serpiente que nace de un huevo y que puede tomar la forma de bola de fuego.

También quería hablar sobre el campo mexicano, sus debilidades y sus fortalezas, que justamente es lo que me impulsa al hablar de esta relación del crimen organizado, del narcotráfico con los pueblos indígenas, con los pueblos originarios, con los campesinos, con las fuerzas militares nacionales, etcétera, etcétera, que es una relación también estrecha, muy desafortunada y que también plantea la película de una manera muy precisa y toma una postura casi política. Entonces, esto es como que en el contexto en el que nace la película.

FICM: ¿Cómo fue la elección de los actores? ¿Qué buscabas en cada uno de ellos? Porque mencionas que ellos formaban parte de la producción, pero ¿cómo fue que dijiste "Quiero que esta persona interprete a tal personaje?

JG: Pues curiosamente dentro de mi trbajo como director, siempre tomo en mis manos la tarea de hacer el casting de mis pelis, de buscar yo a los personajes e inspirarme a partir de esa búsqueda y de lo que voy encontrando para ir perfeccionando al mismo tiempo el personaje y también la cuestión de las locaciones, digamos el scouting.

Entonces, yo estaba clavado un poco en el scouting, pero todos los días me despertaba en "modo casting", de que "voy a buscar en la calle, en los pueblos donde voy pasando a esas personas". Encontré a mis personajes en la producción y yo decía: "Bueno, es que ésta chica puede ser perfectamente la mamá de Pepe, pero no tiene hijos, aunque sí tiene sobrinos". Un día que fuimos a comer a su casa conocí a su familia, muy hermosa, y en eso llega el pequeño y la abraza ella como si fuera su mamá, parecían tener una relación muy estrecha, y entonces ahí empezó a volar la imaginación, empecé a mover cosas dentro de mi cabeza.

También tuvimos un casting que era como un poquito más formal, donde la gente podía llegar, formarse y tener un encuentro con la cámara. A veces estaba yo ahí, pero siempre estaba un asistente que estaba grabando, haciendo algunas preguntas para que yo pudiera revisar el material en la noche y organizar el material.

La relación íntima que se empieza a hacer ya con las personas con las que vas trabajando desde esa complicidad y que vas pasando tiempo con ellos, es muy importante. Los viajes que hicimos con el equipo nos permitió conocernos, hablar y platicar de muchas cosas, y entonces se fue conformando poco a poco de manera orgánica esta complicidad.

Sanctorum

Me acuerdo que después de que tomé la decisión, lo hablé primeramente con mi gente de producción, les dije: "Creo que ya tengo el casting base por acá". Me dijeron: "Ok, si tú estás seguro y crees que esto va a funcionar, pues adelante". Al día siguiente regresé y les toqué la puerta a cada uno y les dije: "Bueno, ya no busquen más porque ya tenemos el casting y pues quiero que sean ustedes. Y no sé que les parezca que vamos a trabajar juntos, como ya hay una relación, ya hemos platicado durante dos o tres semanas, ya hay cierta relación". Lo inmediatamente posterior fue ganarse la confianza del pueblo, pues han protegido mucho sus costumbres, sus tradiciones, sus espacios, su gente, por así decirlo. Entonces entramos, nos presentaron y a partir de ahí fue una relación de un mes más para lograr que nos permitieran entrar a trabajar a su pueblo, a sus espacios, sin trastocar absolutamente nada, sino muy respetuosos, y creo que eso es uno de los grandes aciertos de la producción.

Esa forma de acercarse con mucho respeto a sus formas y tradiciones, a sus usos y costumbres, permitieron que la película fluyera de manera increíble. A partir de eso se fueron fortaleciendo todas las relaciones humanas dentro de la película y la historia misma, porque fue un vaivén de eventos y sucesos que fueron creando la película como la conocemos al final.

FICM: Y al momento de dirigirlos, ¿cómo fue tu trabajo? ¿Tuviste que explicarles el proceso o fue muy orgánico?

JG: Sí, de igual manera fue orgánico en realidad. Si mal no recuerdo, no les di el papel tal cual, porque no quería que se confundieran y no se sintieran nerviosos por tener que aprenderse alguna frase o algo así. Entonces yo lo que hacía era decir: "Bueno, hoy vamos a hacer la escena de la comida en la que ustedes están comiendo y tú le vas a pedir a ver a tu mamá que te cuide al niño, porque tienes que trabajar. Entonces imagínense una cena en la casa, normal". Repartían el café, el pan, cenaban y en medio de la cena ella le decía el diálogo a su mamá jugando con las mismas palabras con las que se lo diría en cualquier otro momento, en cualquier lugar, si es que ella tuviera un hijo en la vida real. Eso fue creando la relación con sus personajes y yo me di cuenta de que ellos, en el momento en el que empezaban a hablar, se liberaban de los nervios pues había confianza entre ellos y nosotros.

Empezó a funcionar todo de manera muy, muy, muy linda, así solo tenía que preocuparme por asuntos de continuidad, de efectos especiales, la posición de la cámara, el arte y había que estar muy pendiente de los detalles. Además, mis actrices y actores me ayudaban con el tema de la traducción inmediata y de tratar de hacerlo lo más natural posible. Hicimos algunos ejercicios también de lectura. Entonces fue una cuestión linda y orgánica.

FICM: Leí una entrevista que te hicieron en Milenio, donde hablaban de la película como un documental; sin embargo, en la competencia del FICM la película participó en la categoría de ficción, ¿tú como la categorizas, como un documental, como una ficción?

JG: Bueno, sí, es complicado y al mismo tiempo muy sencillo entenderlo, pero la técnica que usamos es documental. Estamos hablando del fin del mundo real, no de que veas el fin del mundo, eso lo hace una ficción. Básicamente la película navega en esa delgada línea entre la docuficción, que para muchas compañeras y compañeros críticos de cine o algunos reporteros, esta barrera es todavía un poco inteligible. O sea, como que todavía no queda muy clara por dónde va. Y es un cine particular que yo vengo tratando de practicar, de aprender, de proteger. Desde hace muchos años que yo empecé a hacer cine, que tiene que ver con el cinema verité, tiene que ver con un cine documental que tiene su base en la verdad y que a partir de la verdad te sientes con esta capacidad de crear otros universos, otros mundos. Pero lo que estás principalmente filmando tiene una razón de ser muy poderosa, pues es verdad. Entonces, esta relación de campesinos, narcotráfico, gobierno, es completamente real. Es una situación que se extrae de diarios importantes, internacionales, de la situación diaria que vive el país y se pone en una situación ficcionada, por así decirlo, en donde se llega a un extremo grandioso, grandilocuente, tal vez épico, de fin del mundo. Pero realmente digamos que la sustancia en la que se sostiene la película es una situación real, un conflicto social muy importante que hay en ese país y que me permite llegar a niveles narrativos de la fantasía, de lo fantástico.

Sanctorum

FICM: Me imagino que en el festival todo el elenco pudo ver el resultado final de la película, ¿cuáles fueron los comentarios que recibiste por parte de ellos?

JG: Teníamos escasos días de haber presentado la película en Venecia, entonces el crew principal, el casting principal, vio la película y todos nos quedamos sorprendidos porque realmente no tenían todavía muy claro de qué iba tratar Sanctoum. Me hacían preguntas como en qué momento habíamos hecho los efectos especiales; yo les decía que eso era parte de la magia del cine, "ese día que no tuviste llamado, fue cuando hicimos esta escena". Realmente en el cine así sucede, hay quienes no están en todo el proceso de construcción de la peli, solo unas cuantas personas como el director de escena, que puede estar todo el rodaje, pero no están todos en la postproducción, por ejemplo. Al final, hacer cine es algo que se va complementando y contarles eso fue muy lindo.

Después de la función en Morelia y gracias al apoyo del Instituto Mexicano Cinematografía (IMCINE), logramos tener unas funciones especiales en los poblados donde filmamos, estos fueron Santa María Colotepec y Colotepec, que está un poquito más abajo. Ahí se filmó el 80, 90% de la peli, a excepción de Salar de Uyuni (Bolivia).

La gente que quiso ver la película se acercó y pudo verla en pantalla gigante con un sonido increíble. Fue una experiencia muy linda. Justamente eso sucedió como un mes y medio después de la proyección de Morelia. Entonces bueno, eso nos hizo muy felices porque, antes de que se estrenara en algunos otros lugares o festivales, la gente que trabajó en la peli o que actuó, que nos recibió en sus pueblos, por así decirlo, pudo ver la película de de primera mano.