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Rumbo al #20FICM: CARMÍN TROPICAL y GÜEROS

El investigador, crítico cinematográfico y escritor, Rafael Aviña, prepara el camino rumbo al #20FCM con un recuento puntual de los largometrajes de ficción ganadores en las ediciones pasadas del FICM. En esta ocasión aborda Carmín tropical (2014, dir. Rigoberto Perezcano) y Güeros (2014, dir. Alonso Ruizpalacios), ganadoras en el 12° FICM.

La edición número 12 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), celebrada en 2014, contó con una incuestionable favorita: Güeros (2014), ópera prima de Alonso Ruizpalacios, ganadora del Ojo a Mejor Primer o Segundo Largometraje Mexicano, el Premio del Público, el Guerrero de la Prensa y el Ojito a Mejor Actor para el trío protagonista conformado por: Tenoch Huerta, Leonardo Ortizgris y Sebastián Aguirre. En tanto que el Ojo a Mejor Largometraje del festival recayó en la potente y original Carmín Tropical (2014), de Rigoberto Perezcano.

No hay duda en colocar al thriller negro como uno de los géneros más complejos y alabados. No obstante y pese al prestigio y tradición de ese estilo en el cine mexicano de la época de oro, que conectaba con el asesinato, la intriga policiaca y las pulsiones sexuales, la cinematografía nacional de hoy en día, parece no encontrar eco en las profundidades del noir. Ello, debido quizá a que en nuestro país, la corrupción, la ineficacia policial y la total falta de credibilidad en la justicia arrastran a los cineastas por los caminos del humor negro y la parodia del género. Por ello, en la actualidad resultan insólitos los acercamientos modernos al noir en su estado puro como sucede con esa inquietante muestra del thriller negro contemporáneo que es Carmín tropical, escrita y dirigida por Rigoberto Perezcano, ganadora a su vez del Ariel al Mejor Guion.

Carmin tropical (2014, dir. Rigoberto Perezcano)
Carmin tropical (2014, dir. Rigoberto Perezcano)

La sensibilidad mostrada por Perezcano en XV en Zaachila (2001) y su notable ópera prima Norteado (2009) coinciden una vez más con una fascinante recuperación del género, ambientada en el Istmo de Tehuantepec. Una ecuación de sangre, sudor y lágrimas, igual a adrenalina y a flujos sexuales y nostalgia por un pasado irrecuperable que se entrecruzan con la investigación policial que lleva a cabo un travesti oaxaqueño. Mabel (gran debutante José Pecina), una muxe que regresa a su pueblo en Juchitán para intentar aclarar el asesinato de su mejor amiga Daniela.

Desde el arranque mismo: una serie de fotografías y breves imágenes de un niño moreno, delicado y femenino, que al paso del tiempo se transforma en muxe, así como las últimas instantáneas de su vida con el cuerpo lacerado y amordazado, Carmín tropical coloca al espectador en el interior de un relato sofocante, tenso y emocionante. Un reencuentro íntimo y personal en medio de una trama de enorme sensualidad y lograda atmósfera pink noir, para narrar una historia de amor condenada al fracaso entre víctima y victimario, con personajes inolvidables como Mabel y aquel taxista que encarna Luis Alberti. Un remate hipnótico y sorprendente. Un trabajo fotográfico extraordinario de Alejandro Cantú y Dirección de Arte de Ivonne Fuentes, y un crimen homofóbico como escape a la alienación y el odio social.

Fede (Huerta), apodado "Sombra", estudiante de Filosofía, y Santos (Ortizgris), estudiante de Biología, viven en una suerte de limbo en un departamento en Copilco. No salen de ahí desde que la UNAM ha entrado en una de sus más prolongadas huelgas. La llegada de Tomás (Aguirre), hermano menor de Sombra, rompe la monotonía, más aún, cuando descubre que un legendario rocanrolero alternativo que escuchaba su padre ya fallecido, agoniza en un hospital. Los tres se lanzan en su búsqueda, acompañados de Ana (Ilse Salas), líder del movimiento universitario y exnovia de Fede.

Güeros, ganadora de otros premios, entre ellos, el de Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín, es una de las cintas más apantallantes y atractivas de los últimos años: una obra que entusiasmó en general al público y a la crítica de cine en nuestro país. Un relato sobre la amistad y la fraternidad y un road movie en el que sus protagonistas recorren esas líneas fronterizas prácticamente invisibles de una ciudad límite como es la Ciudad de México, donde el uso del automóvil significa pasar varias horas debido al tránsito lento. Justo esa noción de inmovilidad se convierte aquí en una metáfora del país y en una alegoría de esos jóvenes huelguistas universitarios que no parecen saber a ciencia cierta qué buscan o qué demandan y en particular, ese extraño grupo de protagonistas sumergido en un punto muerto de su existencia: “Somos la huelga de la huelga”.

Güeros (2015, dir. Alonso Ruizpalacios)
Güeros (2015, dir. Alonso Ruizpalacios)

El punto de identificación con el público, radica en que Güeros no sólo retrata ese trauma racista del mestizaje (la discusión por la palabra güeros en la fiesta del Centro Histórico en una terraza en Isabel la Católica y Madero), sino el devenir de esa generación de jóvenes defeños perdidos en el marasmo de la flojera, la incertidumbre, los atavismos familiares, la estupidez de los adultos y el desmadre permanente.

Uno de sus mayores aciertos es el trabajo del cinefotógrafo Damián García, quien captura con texturas sugerentes el clima claustrofóbico de la ciudad nocturna y también de las asambleas estudiantiles, o sus imágenes de enorme belleza como la secuencia de las focas en el Zoológico de Aragón, el recorrido nocturno por los circuitos de Ciudad Universitaria, así como sus extraños rompimientos cinematográficos (“el guion de la película es muy malo”, le dice un joven universitario a los protagonistas, por ejemplo).

Güeros es el retrato de una nueva generación de jóvenes mexicanos sin futuro y frustrada por los ecos del 68, representada en ese patético rocanrolero “que hizo llorar a Bob Dylan” y que no llegó a Avándaro. Una película-símbolo a la que se le puede hacer múltiples alabanzas y críticas severas, sin restarle con ello su originalidad y su vigor. En aquella edición 12, Verónica Langer obtuvo el Ojito a Mejor Actriz por Hilda, de Andrés Clariond Rangel, y la Mención especial fue para Dólares de arena, de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán.