05 · 10 · 16 Realizadores FICM 2016: Diego Ros Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Diego comenzó su carrera en el cine como editor de documentales y anuncios publicitarios. Más tarde trabajó en largometrajes como post productor y supervisor de efectos visuales. El Vigilante es su début como escritor, productor y director, y es parte de la Sección de Largometraje Mexicano de la Selección Oficial del 14º FICM. ¿Qué te llevó a hacer esta película? Cuando estaba por nacer mi segunda hija, tuve la clara sensación – al igual que con la primera de que al ser papá me convertiría en cómplice de todas las injusticias sociales que ocurren a mi alrededor; una idea tanto absurda como genuina. Comencé a escribir una narrativa alrededor de ello y me decidí finalmente desarrollarla cuando vi que las posibilidades estilísticas para contarla también resultaban ser muy interesantes. ¿Cuál fue el mayor reto para realizarla? El mayor reto para realizar la película fue darle una forma satisfactoria a las ideas. No se puede subestimar la importancia de comenzar un rodaje con un proceso creativo bien resuelto. Lo que está escrito en papel impulsa el esfuerzo de todo un equipo de personas a lo largo de varias semanas, y no sólo es indispensable para resolver las cuestiones prácticas del rodaje, sino que determina la medida en que el equipo de trabajo se involucra en el proyecto. El segundo gran reto fue filmar de noche, en una obra parcialmente activa -dónde un muro se podía levantar de un día para otro- y durante una temporada, que si bien no suele ser lluviosa, ese año lo era. Como la historia transcurre a lo largo de una sola noche, hubo que hacer esfuerzos de logística para garantizar la continuidad en pantalla y me siento muy afortunado de haber contado con un equipo de producción que demostró estar a la altura. ¿Qué director o película te han inspirado y por qué? Durante la escritura de guión volví a ver dos películas que ya conocía bien pero que no había visto en mucho tiempo y que mantuve cerca de mi durante el proceso como fuentes de inspiración; El viento nos llevará (1999) de Abbas Kiarostami y El ángel exterminador (1962) de Luis Buñuel. Hubo una tercera que conocí a medio camino y que me causó una gran impresión por su valor e inteligencia; La mujer sin cabeza (2008) de Lucrecia Martel. El vigilante Salvador trabaja como vigilante nocturno en una obra en construcción a las afueras de la Ciudad de México. Durante el transcurso de una noche de festejo nacional, Salvador intenta salir de la obra en repetidas ocasiones para asistir una cita importante. Sin embargo, una serie de situaciones absurdas e improbables convierten su noche en una experiencia extraña y agotadora.