06 · 06 · 14 Lecciones de cinefotografía de diez películas emblemáticas Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles El portal Taste of Cinema reunió diez películas de las que puedes aprender todo sobre cinefotografía, por lo menos en opinión del crítico de cine David Biggins (@MrMilktray). A continuación presentamos una traducción de su artículo, el cual puedes leer en su versión original: aquí. 1. Das Cabinet des Dr. Caligari / El gabinete del doctor Caligari (1920), de Robert Wiene. El gabinete del doctor Caligari está filmada con niveles bajos de luz por una sencilla razón: jugar con la luz puede resultar en sombras muy interesantes. La cinematografía de esta película puede ser algo extrema, pero es un ejemplo perfecto de cómo la oscuridad y la sombra pueden enfatizar la maldad, y la luz puede enfatizar la bondad. Además, la iluminación abrupta y torcida ayuda a resaltar la locura de la película: los personajes están literalmente atrapados en una pesadilla. Otro punto interesante es que la películas del expresionismo alemán, como El gabinete del doctor Caligari, se realizaron en una Alemania pobre y destruida por la guerra. Las sombras son efectivas, pero también son económicas. 2. Ladri di biciclette / Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio De Sica. Después de la caída de Mussolini, Italia era un país quebrado y deprimido. El director Vittorio De Sica quería capturar más que sólo el conflicto de sus protagonistas, quería capturar el conflicto de su país. Lo logró a través de tomas estáticas que se mantienen fijas sobre edificios y personas decaídas. El cinefotógrafo Carlo Montuori utilizó la profundidad de campo para mostrar el contexto de la película, asegurándose que todo estuviera en foco. La fotografía es asombrosa, pero el espectador, como los personajes principales, nunca escapa de la miseria y pobreza de Roma. 3. The Searchers / Centauros del desierto (1956), de John Ford. Los cincuenta fueron los años dorados de la televisión; había una en todos los hogares estadounidenses, así que ¿cuál era la necesidad de ir al cine? Era una pregunta que los realizadores tenían que responder, y eso hicieron. The Searchers es un ejemplo brillante de una película que otorgó al público una experiencia que no podía replicar en su sala de estar. El technicolor es bello en sí. Es grande, es absorbente y es, obviamente, vibrante y colorida. John Ford y su cinefotógrafo Winton C. Hoch llevaron la imagen a sus límites filmado en un formato de alta resolución de pantalla grande llamado VistaVision. The Searchers es grande, y debería ser apreciada en el cine siempre que sea posible. 4. Barry Lyndon (1975), de Stanley Kubrick. Stanley Kubrick estaba tan determinado a filmar algunas escenas de Barry Lyndon con luz natural, que utilizó lentes de cámara desarrollados por la NASA. Esta tecnología permitió a Kubrick filmar escenas nocturnas en interiores usando únicamente la luz de una vela (una hazaña casi imposible). Cuando estaba obligado a usar luz eléctrica, el cinefotógrafo John Alcott utilizó filtros para que luciera lo más natural posible. Usar luz natural (o luz que parece natural) es una gran manera de hacer que una película se vea realista, además, las medidas extremas de Kubrick y Alcott crearon una estética que replicaba la pintura del siglo XVIII. 5. Hard Boiled (1992), de John Woo. Las tomas largas se utilizan normalmente en secuencias poco intrusivas y que buscan una sensación natural. John Woo utilizó las tomas largas de manera asombrosa en la película de acción Hard Boiled. Las películas modernas de este género usualmente cortan en exceso y editan la acción para crear un sentido falso de adrenalina. El cinefotógrafo Wang Wing-Heng hizo exactamente lo opuesto en este caso. Al utilizar una toma ininterrumpida de tres minutos en la persecución final, impresionó a los críticos con lo real que se veía el caos. Los pirotécnicos vuelan, los actores son golpeados y el público puede observar con los ojos abiertos toda la acción. 6. Pulp Fiction / Tiempos violentos (1994), de Quentin Tarantino. Pulp Fiction se cuenta desde el punto de vista de una variedad de personajes, utilizando una narrativa no lineal (es decir, la trama está en desorden). Para que esto sea más comprehensible, Quentin Tarantino cuenta la historia utilizando convenciones clásicas del cine. Todas las escenas fueron filmadas con una sola cámara, y casi todas las tomas son encuadradas en “medium” o en “close” – nunca alejando al espectador demasiado de los personajes, que aterrizan la historia. También son frecuentes las tomas desde un punto de vista, especialmente durante las largas escenas de diálogo, en las que la conversación se muestra a través de la técnica clásica de “shot-reverse-shot” que alterna entre el punto de vista de los personajes. Como resultado, en una historia complicada, el público siempre está firmemente conectado a la narrativa de los personajes. 7. Saving Private Ryan / Salvar al soldado Ryan (1998), de Steven Spielberg. El rojo sangre es un color horrible. Si se utiliza con demasiada libertad en la pantalla, puede convertir a una película en un video de mal gusto. Saving Private Ryan sin duda muestra mucha sangre, sin embargo, todos los colores fueron deliberadamente desaturados, reduciendo el brillo y añadiendo un tinte azul a la película. El efecto logra que lo “gore” sea más digerible, al mismo tiempo otorga a la película una sensación similar al de los viejos documentales noticiosos (lo cual es muy apropiado para una película situada en la Segunda Guerra Mundial). Las secuencias de acción fueron filmadas con cámara en mano, y le brindan a la audiencia la sensación de que ellos también deben cubrirse de los balazos. El efecto “titubeante” de la cámara en la escena de la llegada a la playa se logró saltándose cuadros. Este sentido elevado del trauma y de la confusión ayuda a elevar la adrenalina del espectador. 8. Gosford Park (2001), de Robert Altman. Cada escena en Gosford Park se filmó con dos cámaras simultáneamente. De manera poco común, la cámara siempre está en movimiento en todas las escenas (aunque sea un movimiento muy sutil). Casi todo se mantiene en foco y las tomas en interiores están iluminadas en todas las direcciones por una luz delicada. Esto brindó a los actores más libertad, permitiéndoles completar las escenas sin la interrupción de tener que cambiar la cámara de posición y volver a iluminar cada escena. Muchos críticos celebraron la gracia de la cinematografía de Andrew Dunn. Este montaje claramente resalta la importancia de las interacciones entre los personajes dentro de la película. 9. Eternal Sunshine of the Spotless Mind / Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004), de Michel Gondry. En las manos equivocadas, Eternal Sunshine of the Spotless Mind pudo haber sufrido de un exceso de efectos especiales generados a computadora. Sin embargo, Michel Gondry pensó de manera más sencilla y utilizó puertas secretas y cambios rápidos de vestuario para ilustrar el subconsciente vacilante de Joel. Además, capturó la narrativa utilizando una cámara en mano que le brindó a una experiencia obviamente ficticia la sensación de documental. ¿Por qué? Por fantásticas o distorsionadas que sean, nuestras memorias y nuestra imaginación parecen reales para nosotros. Como resultado, muchos espectadores no sólo consideramos la película de Gondry realista, sino nostálgica. 10. The Bourne Supremacy / La supremacía Bourne (2004), de Paul Greengrass. La cinefotografía de The Bourne Supremacy causó controversia entre el público y la crítica por igual. Muchos la amaron, muchos la odiaron. De cualquier manera, fue una influencia importante para películas como The Dark Knight (Christopher Nolan, 2008) y Quantum of Solace (Marc Forster, 2008). The Bourne Supremacy fue tan diferente porque la sabiduría convencional sobre cine te indica que debes “panear” o hacer un “zoom in” para establecer la siguiente toma. Esto no sucede en The Bourne Supremacy. La película frecuentemente corta en medio de un movimiento de cámara en un esfuerzo por desorientar al espectador. Mientras que la edición puede ser considerada separada de la cinefotografía, la longitud de una toma es crucial para lo que el cinefotógrafo intenta comunicar. El cinefotógrafo Oliver Wood creó una película con secuencias de acción que se sienten muy abruptas, y que resultan en una sensación constante de caos y adrenalina. Puedes leer el texto original (en inglés) en Taste of Cinema: aquí.