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Impulso Morelia, 10 años expandiendo el alcance del cine mexicano

En 2015, el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) anunció por primera vez su convocatoria para participar en un proyecto que buscaba motivar la reflexión y el intercambio de ideas sobre el quehacer cinematográfico en nuestro país: Impulso Morelia.

Películas como Sueño mexicano, de Laura Plancarte (Hot Docs, 2024); La montaña, de Diego Enrique Osorno (Rotterdam, 2023); Zapatos rojos, de Carlos Eichelmann Kaiser (Venecia, 2022); Sanson and Me, de Rodrigo Reyes (Tribeca, 2022), La paloma y el lobo, de Carlos Lenin Treviño (Locarno, 2019), Esto no es Berlín, de Hari Sama, (Sundance, 2019); La Mami, de Laura Herrero Garvin (IDFA, 2019); La caótica vida de Nada Kadić, de Marta Hernaiz (Berlinale, 2018); La libertad del diablo, de Everardo González (Berlinale, 2017); Extraño pero verdadero, de Michel Lipkes (Rotterdam, 2017), o Tempestad, de Tatiana Huezo (Berlinale, 2016), fueron presentadas en ediciones previas de esta iniciativa logrando una importante resonancia internacional.

A casi diez años del surgimiento de esta iniciativa, Andrea Stavenhagen, responsable de Impulso Morelia, nos habla sobre la evolución de este proyecto a lo largo de los años.

FICM: ¿Cómo surgió la idea de hacer Impulso Morelia y cómo fue que José María Riba se involucró en el proyecto?

Andrea Stavenhagen: José siempre fue una persona muy entusiasta del cine mexicano, un promotor realmente generoso y muy conectado en la industria internacional; siempre empujando títulos mexicanos y latinoamericanos en festivales, muestras y foros.

Él había colaborado con el Festival de San Sebastián, en la sección de Cine en Construcción, que ahora lleva por nombre WIP Latam - San Sebastián. Esta sección da la oportunidad de continuar el proceso de conclusión a películas en postproducción, para lograr visibilidad en festivales y ante agentes de ventas, distribuidores y casas de postproducción, que podrían contribuir a su terminación. Este espacio fue de los primeros en su género en los espacios profesionales de los festivales de cine.

José había visitado el Festival de Morelia y había conocido el Morelia Lab, el taller para productores latinoamericanos que durante 10 años coordinamos Carlos Taibo y yo. Alguna vez tuvimos el honor de contar con su participación como jurado en las presentaciones finales de los proyectos del taller, y a partir de entonces empezamos a conversar sobre la importancia de estas iniciativas. Un día comentó: “¿Por qué Morelia no abre un espacio especial para propuestas ya filmadas? Yo entiendo más de imágenes que de textos o proyectos en papel. Sería buenísimo poder hacer algo aquí en Morelia para películas mexicanas, sabiendo que el festival impulsa el talento mexicano, los cineastas nacionales y los nuevos directores.”

José empezó a conversar con Daniela Michel y conmigo, sugiriendo un pequeño intento de presentar películas en estado de postproducción al universo de profesionales y representantes de festivales que Morelia reúne año tras año. José María Riba nos ayudó durante varias ediciones, hasta su muerte, en el diseño de una convocatoria abierta para películas mexicanas, y a la selección de los proyectos que conformarían los programas. Fue una labor muy enriquecedora siempre….  el visionado, la selección y la discusión sobre las propuestas, evaluando siempre tanto la calidad como la relevancia para el público profesionista de Morelia.

Andrea Stavenhagen

FICM: A lo largo de estos diez años, ¿cómo ha evolucionado Impulso Morelia? ¿Ha tenido alguna idea inicial que con el tiempo ha cambiado o se le haya agregado una visión distinta?

AS: Se ha ido definiendo, tomando una identidad muy particular. Morelia no es un mercado que reúna de manera recurrente a agentes de ventas, distribuidores o productores. Hacer un work-in-progress en este contexto implicaba un reto especial para encontrar la identidad de esta sección.

En las primeras ediciones hubo un jurado que seleccionaba los proyectos que recibirían los premios de postproducción, premios que se ofrecieron desde un principio. Cinépolis Distribución también participó con un premio importante de apoyo a la distribución. Después de un par de ediciones, y considerando a los destacados profesionales de la industria que Morelia invita, se tomó la decisión de convocar a un panel de expertos que no sólo fungirían como jurados, sino que interactuarían con los equipos de los proyectos, ofreciendo retroalimentación y reflexiones sobre los cortes presentados.

José fue visionario al considerar que Morelia tenía la capacidad de convocar a figuras importantes del cine internacional, cuya opinión sería altamente valorada. Impulso Morelia se redefinió a partir de la creación de un panel internacional de expertos que, además de seleccionar y premiar, ofrecieran sus opiniones a los equipos de las películas. Esto ha enriquecido mucho la sección, imprimiéndole un carácter especial y único que se ha ido perfeccionando en términos de estructura y funcionamiento.

FICM: ¿Cómo han evolucionado las temáticas que se tocan en estos proyectos seleccionados, cómo han cambiado a lo largo de estos años?

AS: Intentamos que haya una diversidad de propuestas. Desde el momento en que seleccionamos los documentales o las ficciones que van a participar, eso es muy importante. No tenemos una preferencia al respecto y el universo se amplía bastante.

Hemos visto algunas tendencias en temáticas a lo largo de los años. Varias propuestas abordan aspectos sociales, vinculados a migración, a derechos humanos, a las luchas por el territorio, que son temas urgentes de la realidad de nuestro país que se reflejan evidentemente también en los títulos que conforman la Selección Oficial del festival.

Impulso Morelia ha recibido proyectos documentales originales, que proponen no solo una fuerte visión autoral, sino formas narrativas innovadores.  La libertad del diablo (2027), por ejemplo, de Everardo González, una propuesta importante en el escenario del documental en México, o Tempestad de Tatiana Huezo, son películas que pasaron por ediciones de esta sección del FICM.

Como decía, a lo largo de estos años Impulso Morelia ha incluido en su programa películas muy diversas en temáticas y formas. Esa diversidad, aunada a la calidad de las propuestas, es la que ha hecho consolidarse la iniciativa y ha logrado sumar interés de programadores de festivales y profesionales de la industria, interesados en los proyectos que están por concluirse.

Impulso Morelia 9

FICM: ¿Cómo crees que estos diez años de Impulso Morelia han impactado directa o indirectamente a la industria nacional, tanto a nivel local como internacional?

AS: El impacto directo es principalmente sobre los proyectos mismos. Nuestro primer objetivo es abrir un espacio que ayude a las películas a concluirse de la mejor manera posible, y a poner los ojos sobre ellas. Para la industria mundial no podría decirte lo que significa esta iniciativa, pero para la industria nacional, sin duda, ha tenido resonancia. Son espacios buscados por cineastas y productores de largometrajes que enfrentan dificultades para la terminación y la circulación de sus películas. Y en ocasiones, más que la necesidad económica de buscar recursos para la terminación se trata de lo interesante que resulta lograr visibilidad en un festival como el de Morelia, que convoca regularmente a representantes de festivales como Berlin, Rotterdam, La Semana de la Crítica de Cannes, Hot Docs, Sundance, Locarno, Lima, Venecia, etc. Estas secciones de work-in-progress que llevan a cabo los festivales de cine son buscadas y concurridas por estos profesionales.

En fin, considero que estos nueve años que han transcurrido de Impulso Morelia han repercutido de manera favorable y directa para las más de 50 propuestas que han sido seleccionadas a participar. Tanto por los apoyos que se han ofrecido como por el diálogo generado en torno a ellas.

FICM: Y hacia el futuro, ¿cómo crees que va a evolucionar Impulso Morelia?

AS: Pues le deseo larga vida. Creo que es un proyecto que ha encontrado su identidad y su sentido de existir, que ha ajustado sus mecanismos de funcionamiento y convocatoria, pero siempre puede robustecerse y perfeccionarse…  crecer en términos del público profesional que reúne, en apoyos que contribuyan a la terminación y circulación de las películas.

Tenemos que insistir y continuar con la inclusión de propuestas de todo el país, que representen a cineastas emergentes y consolidados, de pueblos originarios, de comunidades con menos acceso a mecanismos de apoyo. Ese es otro reto de Impulso Morelia. Como sabes, forma parte de Morelia Pro, la sección del festival que agrupa iniciativas profesionales y de formación. Seguiremos trabajado para vincular estas actividades en términos de profesionistas invitados, proyectos participantes, actividades conjuntas.

El acompañamiento de las propuestas es otro aspecto que me gustaría reforzar. Hago un seguimiento de la entrega de los reconocimientos y premios, de enviar la información (los catálogos de Impulso Morelia) a agentes de ventas o festivales internacionales que no pudieran asistir al festival, de dar algunos consejos o contactos a los equipos de las películas.  Es decir, no sólo durante los días en que ocurren las sesiones de Impulso Morelia, sino durante los meses posteriores. Ese es el trabajo para el cual me gustaría tener más tiempo y ayudar un poco más a las películas.