Pasar al contenido principal

Función en competencia La jaula de oro, de Diego Quemada-Diez

El vicepresidente del FICM, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, presentó el filme La jaula de oro dentro de la Sección de Largometraje Mexicano del 11º FICM. En una función donde estuvieron presentes el actor Edward James Olmos y el director John Sayles, Cárdenas Batel invitó al director Diego Quemada-Diez para que presentara a parte de su equipo y elenco. El director comentó que era la primera vez que la película se presentaba en México y añadió: “la película es un testimonio colectivo, un esfuerzo de mucha gente”.

Después de la proyección, y como respuesta a la primera pregunta, Quemada-Diez sostuvo que sería importante “que todos los gobernantes y élites de nuestros países –incluyendo a Estados Unidos- pudieran reflexionar e instrumentar un cambio sobre las políticas estructurales que provocan la migración. El enfoque tanto en Europa como en Estados Unidos es el enfoque de la represión, la criminalización del migrante y la militarización de la frontera. Lo que queremos es cuestionar ése acercamiento. Si hubiera más apoyos a la producción nacional la gente no tendría que irse. Si tuvieran oportunidades de empleo, muchas personas podrían quedarse en sus comunidades que es realmente donde quieren estar. Muchos no quieren estar en Estados Unidos sino que quieren realizarse como personas en sus países. Sí, sí sería importante que la vean y ojalá les llegue al corazón”.

“Este tema ya se ha tocado aquí realmente, pero no de esta manera”, comentó una de las asistentes. Otra afirmó: “creo que esa parte poética en donde se nos habla de la libertad, esa presencia de los pájaros migrantes, del sueño, de la nieve, el sueño que buscamos todos, la hace universal y ojalá nos toque vivir un mundo en donde no haya fronteras. Todos somos hombres, el mundo es para todos”, sentenció.

Quemada-Diez lamentó que el sacerdote defensor de los migrantes, Alejandro Solalinde no haya estado presente. No obstante, reconoció que su testimonio y asesoría fue de mucha ayuda. Destacó que muchas de las circunstancias descritas tienen un valor testimonial emanado de las experiencias de los migrantes. “Llegó un momento en que los testimonios eran tan desgarradores que ya era un poco el dilema, ¿quiero hacer una película de terror o quiero hacer una película que pueda verla el público? Quise dejar la violencia para que cada uno se la imagine, es más poderoso sugerir las cosas, el impacto es mucho más fuerte. Lo que vieron es light, comparado con lo que está pasando, y todo este sufrimiento está generado por este muro absurdo y por este enfoque en la criminalización del migrante. Mi esperanza era que a través de esta película muchos estadunidenses ya no vieran de la misma manera a los migrantes. Ya es hora de que empiecen a respetarlos, a observar que hay un ser humano ahí. Nuestra esperanza es que vamos a impactar en la percepción y que esto pueda generar muchas consecuencias positivas”.