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El viaje heroico de Han Solo

Alonso Díaz de la Vega

Mucho antes de que apareciera La guerra de las galaxias (1977, dir. George Lucas) ya habíamos conocido a Han Solo. La acusación de plagio sería falaz, al menos considerando que todo producto de la imaginación es a la vez un vástago y una raíz. Con su sonrisa confiada, su egolatría que le hace menospreciar a los otros y su nobleza que lo impulsa por encima de sus motivaciones económicas, Han Solo desciende de famosos sinvergüenzas pero es también el modelo de otros, y, dada su inmensa popularidad, se puede asumir sin problema que son bastantes. ¿O es muy distinto de él Peter Quill, de los Guardianes de la galaxia (2014, dir. James Gunn)? ¿Qué decir de Spike Spiegel, el piloto aparentemente egoísta del anime Cowboy Bebop (1998, dir. Shinichirô WatanabeYoshiyuki TakeiIkurô SatôKunihiro MoriHirokazu YamadaTetsuya Watanabe)? Sin Han Solo estos personajes no existirían, pero no porque él inventara su propio rol sino porque le dio fama. Un héroe poco heroico, Han Solo era algo ya visto en el cine para cuando se estrenó su primera película.

Han Solo: Una historia de Star Wars (2018, dir. Ron Howard)

Han Solo: Una historia de Star Wars (2018, dir. Ron Howard)

Sería arriesgado asumir que el capitán del Halcón Milenario es un antihéroe. Aunque su codicia lo hace una figura inmoral, con el tiempo Han Solo aprende a poner los ideales de la Alianza Rebelde por encima de sus propias necesidades. Un antihéroe genuino es alguien como Travis Bickle en Taxi Driver (1976, dir. Martin Scorsese): un hombre equivocado que cree hacer lo correcto pero no es más que una víctima del statu quo. Travis usa la violencia para combatir la prostitución pero ni acaba con el problema ni se siente satisfecho porque lo que busca es ser integrado a la sociedad, no salvarla. Ni héroe ni villano, Travis es algo más complicado: un hombre.

Han Solo se une a la Alianza Rebelde porque quiere una recompensa material, sin embargo en el desenlace sorprende a espectadores y personajes al arriesgarse en nombre de la amistad. Su transformación es muy similar a la de uno de los personajes icónicos de Akira KurosawaKikuchiyo, interpretado por Toshiro Mifune en Los siete samuráis (1954). Cínico, burlón y, al inicio, desligado de la causa de los otros samuráis, Kikuchiyo revela en un punto de la trama que es sólo un hijo de granjeros pero termina mostrando un valor y un desinterés tan grandes como los de sus colegas. Tanto él como Han Solo son héroes poco ortodoxos. Considerando que la influencia de Kurosawa es inmensa en el cine de Lucas, no sería descabellado pensar que Kikuchiyo tiene un descendiente en La guerra de las galaxias.

Los siete samuráis (1954, dir. Akira Kurosawa)

Los siete samuráis (1954, dir. Akira Kurosawa)

Pero la personalidad de Han Solo parece venir también de un ícono estadounidense. Es difícil definir qué es “lo cool“, pero si observamos los factores en común de los papeles de Humphrey Bogart —uno de los ejemplos más recurridos para describir “lo cool“— quizá podamos concluir que se trata de una actitud temeraria, glacial, ante el peligro. Ya sea en Casablanca (1942, dir. Michael Curtiz) o en Tener y no tener (1944, dir. John Huston), Bogart permanece, más que impasible, indiferente a sus enemigos. Amenazas e incluso golpizas son incapaces de arrebatarle la compostura. Quizá sea lo mismo que hace a Han Solo al responderle a la princesa Leia: “Lo sé” cuando ella le dice que lo ama antes de ser entregado a un mafioso.

Probablemente la mayor clave del parentesco entre Bogart y Han Solo está en su uso recurrente de la palabra “kid” (chico o chica). Así se refiere Rick Blaine a su amada Ilsa Lund en Casablanca y así llama Han Solo a Luke Skywalker para resaltar su inexperiencia. Los sinvergüenzas menosprecian a los que aman pero llegan justo a tiempo para salvarlos. Al final la recompensa es, para uno, la amistad; para el otro, una traición imperdonable. Aunque a nuestros mitos los definen los grupos de enfoque y las expectativas de ganancia, Han Solo recorre la narrativa de la rotación: surge radiante, como el sol, y, como la luna, se hunde tenebrosamente. El suyo es un auténtico viaje del héroe.