15 · 02 · 19 El todo desde el prisma de lo personal: Entrevista a Pawel Pawlikowski Compartir en twitter Compartir en facebook Compartir con correo Copiar al portapapeles Alonso Díaz de la Vega @diazdelavega1 El cineasta polaco Pawel Pawlikoski ha sido invitado especial del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) en 2014 y 2018. Durante su más reciente visita al FICM presentó Guerra fría, cinta nominada a cuatro premios Oscar 2019. Alonso Díaz de la Vega, crítico de cine y colaborador del FICM, tuvo la oportunidad de platicar con Pawel Pawlikowski quien habló sobre su forma de hacer cine y el erotismo en Ida (2013) y Guerra fría (2018). Pawel Pawlikowski en el 16° FICM. Alonso Díaz de la Vega: Me parece muy interesante que al regresar a Polonia a contar historias polacas, la fotografía cambió mucho en contraste con tus películas británicas que, por cierto, nunca estuvieron lejos de Europa oriental. ¿Por qué pasó esto? Pawel Pawlikowski: No hago películas tan a menudo, así que entre cada película tengo un periodo de, bueno, vivir otra vida, pero además de pensar en el cine y obtener ideas y aburrirme con ciertas cosas. El tiempo es un factor: el tiempo que pasas pensando, así que, de hecho, antes de regresar a Polonia a hacer películas, en un episodio en París, hice una película llamada La mujer del quinto (The Woman in the Fifth, 2011), que ya se estaba alejando del estilo de Mi verano de amor (My Summer of Love, 2004) y Last Resort (2000). Estaba interesándome más en que la imagen controlara la puesta en escena y también me estaba aburriendo de la retórica convencional de las emociones en el cine: el uso de close-ups, de rieles, el uso de la cámara en mano. Todos estos trucos me aburrieron, así que con Ida (2013) fue como un nuevo inicio. Decidí hacer una película sin movimientos de cámara, sin close-ups, sin música y que sólo tuviera una especie de pureza en el estilo. La película era sobre el acto de retirarse del mundo y era como una plegaria, una contemplación, así que el estilo vino de la naturaleza de esa película pero también de que me aburrí con los trucos del cine. Con Guerra fría (Zimna wojna, 2018) me alejé un poco de Ida porque los personajes, la historia, las emociones, requerían un poco más de dinamismo. Es una película sobre el conflicto entre los dos héroes, así que hay momentos más dinámicos, con cámara en mano. En corto, el contenido de mis películas, el estilo, tienen mucho que ver con dónde estoy mentalmente. Y ahora estoy en un periodo muy calmado. Tengo más de 60, así que creo que he tocado suelo firme en mi vida y mis películas reflejan eso. Y, siendo honesto, aprendes, así que cuando veo mis viejas películas —aunque trato de no verlas pero me encuentro con extractos— digo: "¡Qué demonios estaba pensando!". Era una persona distinta entonces. Todo era distinto, incluso el estilo de edición. Había un ritmo diferente. ADV: Me di cuenta de lo que mencionabas en cuanto a que Guerra fría es más dinámica. Por ejemplo, me fascinó la primera toma, en la que compones esta imagen de cámara en mano de un músico y luego te mueves a otro. ¿Cómo se te ocurren las composiciones visuales? PP: En esa primera toma, por ejemplo, estábamos buscando locaciones con mi director de producción y mi director de fotografía y había esta locación interesante con cierta perspectiva y pasamos mucho tiempo buscando extras, en este caso intérpretes con buenos rostros y que fueran buenos músicos también, así que esta toma, por ejemplo, fue dictada por el lugar pero también por los rostros de los músicos, así que empezamos con sus dedos y luego vemos esos ojos asombrosos y luego el paneo revela el mundo y ves el otro rostro. Fue muy orgánico. Fue como decir: "¿Cómo le sacamos lo máximo al lugar, a los rostros y a la música?". Y también quería al principio una sensación como de documental, y la cámara en mano quedaba muy bien. ADV: Tomando en cuenta lo que dijiste sobre querer un cine más puro, ¿consideras que los elementos audiovisuales son más importantes en la narración cinematográfica que, por ejemplo, el drama, el guión? PP: Lo que busco, no en un sentido teórico sino intuitivamente, es un balance de los elementos. ¿Cómo combinas una narrativa con imágenes y con sonido y con música? ¿Cómo haces una mesa con cuatro patas iguales? Para mí esa es la esencia del arte, no sólo del cine: hacer algo donde la narrativa no resalte o la fotografía no resalte o donde el sonido no resalte, que la música se sienta orgánica, así que cuando escribo y reescribo y reescribo intento inventar escenas y narrativas en términos de lo que es posible hacer con la plasticidad y de manera orgánica, es decir, cómo me aseguro de que el diálogo no resalte. A menudo en las películas narrativas el diálogo sirve para dar información necesaria para la trama. ¿Cómo construyes una trama donde no requieras esos diálogos? ¿Y cómo inventar escenas que se puedan contar visualmente? Con la experiencia llegas a dominarlo. Ya desde que escribes dices: "Esto puede ser un viaje narrativo interesante, pero por otra parte requiere de muchas malas escenas y malas tomas, así que, ¿cómo me aseguro de no cometer errores?". Y como soy un poco músico, un poco fotógrafo, un poco escritor, puedo hacer malabares con todos estos elementos. Sobre todo porque me doy la posibilidad de reescribir mientras filmo, así que estoy editando y viendo cómo se equilibran todas estas cosas. Veo la vida que comienza a desarrollar la película y me olvido del guion y trato de esculpirlo para que todo se sienta balanceado y orgánico. Es un método muy particular el que tengo: me doy la licencia de esculpir la película conforme se va haciendo y me aseguro de que sea visualmente fuerte y acústicamente interesante. Y la narrativa está ahí pero no obstruye. En el caso de esta película, Guerra fría, al final es un melodrama esta historia de una pareja imposible, pero, ¿cómo la cuento para que sea distinta de una narrativa normal? Hay un drama que ocurre fuera de la película y lo que le muestro a la audiencia es mi elección. Así pasa en los documentales: no puedes filmar todo lo que pasa en un periodo: muestras pedazos y hay algo emocionante en dejar que la audiencia llene el resto. ADV: El erotismo parece muy importante en tus películas. Por ejemplo, Ida (2013) es sobre una mujer que descubre su sexualidad y en Guerra Fría vemos a estas dos personas luchando con el deseo en medio del trasfondo político. En cierta forma me parece que al mismo tiempo hay una relación importante entre lo público y lo privado. ¿Por qué es importante para ti representarlo así? PP: Siempre está ahí. Mientras respiremos sentimos el deseo. Está mezclado con estar vivo. Nunca pensé que mis películas tuvieran tanto erotismo. La gente se queja de que no hay lo suficiente pero es lo que le da energía a las relaciones en la vida. Eros está siempre por ahí. Así que es una fuerza importante para las historias. ADV: Hay un aspecto que me parece muy importante en Guerra fría y que me parece un reflejo de la historia polaca, que es muy complicada: es esta suerte de reflexión sobre el pasado como una forma de sanar. PP: No estoy seguro de que se pueda sanar. Creo que no es eso. Hago películas sobre el mundo, sobre cosas que me interesan. Intento mostrar lo complicada que es la vida y lo contradictorios que son los personajes y las relaciones, así que creo que mi deseo es hacer a la gente comprender la complejidad humana y alejar a la Historia de las interpretaciones ideológicas y de estas narrativas simplistas, ya sea que vengan de la derecha o de la izquierda y mostrar todo a partir del prisma de lo personal, de lo complicada que es la vida. ADV: De hecho quería preguntarte también sobre eso: Vivimos en tiempos en los que está volviendo a emerger el populismo. ¿El cine ayuda para contrarrestar eso? PP: Creo que la gente que es víctima de los demagogos probablemente no va a ver mis películas pero uno nunca sabe. Guerra fría tuvo una inmensa audiencia en Polonia, así que tal vez cuando muestras la Historia a través de tramas complicadas [los espectadores] aceptan que no hay una sola narrativa que lo explique todo, que es lo que los populistas tratan de inyectar en el cerebro de la gente, así que tal vez de manera parcial, pero no tengo idea. No quiero hacer películas didácticas que eduquen a la gente. Quiero mostrar la belleza y la naturaleza paradójica de la vida. Si eso afecta a la audiencia, qué bien, y así serán menos propensos a satanizar a la gente y a simplificar narrativas históricas.